La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, firmó este martes una orden que va a dar vía libre a las farmacias del estado vender anticonceptivos hormonales sin receta, en concreto: píldoras, anillo vaginal y el parche: "En un momento en que los derechos reproductivos están siendo atacados, Nueva York seguirá luchando por el derecho de cada individuo a acceder a la atención médica que necesita".

Es más, como parte del presupuesto para el presente año fiscal, Hochul asignó 100,7 millones de dólares para apoyar a los proveedores de servicios de aborto, que se vean afectados en otros estados donde el aborto se ha restringido: "Formar una familia es una decisión personal y Nueva York siempre será un lugar donde las personas puedan acceder a anticonceptivos seguros y eficaces", afirmó la demócrata.

Esta oscura norma acredita que el radicalismo de la Administración Biden en materia abortista ha superado cualquier límite. Cuando el Tribunal Supremo de EE.UU. puso fin a la protección legal del aborto, en Hispanidad aseguramos que la batalla por la vida daba comienzo. Los demócratas con el 'muy católico' Biden a la cabeza han convertido el 'derecho' al aborto en su bandera y pretenden burlar la sentencia del Tribunal Supremo por las vías legislativa, judicial… y violenta.

Como narró Ignacio Aguirre en Hispanidad, la pasada semana la vicepresidenta, Kamala Harris, hacía "historia" al visitar una clínica abortista en el Estado de Minesota, tradicional feudo demócrata. Una visita sin precedentes, dado que se ha tratado de la primera vez que un presidente o un vicepresidente en el cargo, visitaba una clínica donde se practican abortos.

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A lo que hay que sumar los múltiples casos en los que los líderes provida son perseguidos por el FBI: por ejemplo, el caso del activista provida Mark Houck, de 48 años, quien era arrestado por agentes del FBI en su casa en la zona rural del condado de Bucks, en Pensilvania, o el de Paul Vaughn condenado a 11 años de cárcel por rezar y cantar en un abortorio.

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El propio Biden en campaña está inmerso en su promoción del aborto, anunciando nuevos planes para asegurar el acceso al mismo y a los anticonceptivos. Incluyendo nuevas directrices del Departamento de Salud y Servicios Humanos para apoyar el aborto quirúrgico a través de una ley federal que garantiza el "tratamiento médico de emergencia": "La salud y la vida de las mujeres están en juego debido a las extremas prohibiciones estatales del aborto". 

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Es más, el gobierno central emitió una guía que establecía que los hospitales "deben" proporcionar servicios de aborto si hay un riesgo para la vida de la madre, basándose en la Ley de Tratamiento Médico de Emergencia y Trabajo de 1986, que exige que las salas de urgencias proporcionen tratamiento estabilizador para cualquier persona que reciban. Algo que la corte de apelaciones tumbó, impidiendo a Biden que llevara a cabo sus planes de obligar a las urgencias a realizar abortos. 

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El aborto en el siglo XXI es un derecho y vamos camino del aborto obligatorio, y cada día se dan nuevos pasos. Y todo ello ocurre cuando el Tribunal Supremo estadounidense estudia prohibir la píldora abortiva. 

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