El secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, ha retrasado su viaje a Egipto y a Catar por motivos de seguridad -“debido a la incertidumbre sobre la situación”-, ante la inestabilidad en la región de Oriente Medio y el previsible ataque de Irán a Israel, en respuesta al asesinato del líder de Hamás en la capital iraní.  

El objetivo del viaje de Blinken era coordinarse como mediadores ante las futuras conversaciones de alto el fuego entre Israel y Hamás, previstas para finales de esta semana en Doha (Catar), cuando ya han transcurrido más de diez meses de guerra entre ambos y se han producido unas 40.000 muertes en la Franja de Gaza, por la respuesta israelí a los atentados cometidos por los yihadistas el pasado 7 de octubre. Unas conversaciones a las que Hamás ya ha dicho que no acudirá, por lo que el alto el fuego es muy poco probable que se produzca.

Recuerden que Irán ha amenazado con atacar Israel esta semana como respuesta al asesinato de Ismail Haniya, un comandante de Hamas en Teherán, el mes pasado, ejecutado por Tel Aviv.

No obstante, la última hora al respecto es que el régimen islamista iraní estaría dispuesto a no atacar a los judíos si las conversaciones de paz culminan en un acuerdo para terminar la guerra. Pero si las negociaciones fracasan, Irán atacará territorio israelí, como ya hizo en el mes de abril, cuando Irán bombardeó el Estado judío con 300 misiles y drones. 

Podría tratarse de un ataque compartido entre Teherán e Hizbulá (estos desde Líbano), pues este grupo terrorista también ha prometido vengar el asesinato de su número dos, Fuad Shukur, a finales de julio en Beirut (Líbano). 

¿Qué decisión tomará el líder supremo iraní, Alí Jamenei, al respecto? 

Esa es la duda. Mientras tanto, EEUU ha aprobado la venta de armas a Israel por valor de 20.000 millones de dólares. ¿Una tregua? Parece muy poco probable en estos momentos.