Hay cuatro potencias en el mundo y un maestro despistado e ignorante. Una de esas potencias es Estados Unidos, ahora en declive porque el progresismo ha hecho mella en él. Es más, el Nuevo Orden Mundial (NOM) aún no ha absorbido al pueblo norteamericano pero detenta el poder en Washington.
La otra es China, repugnante despotismo inhumano, que aguantará como potencia mientras aguante su espantoso Partido Comunista Chino, el mayor del mundo, creado por la espantosa tiranía soviética fundida con una crueldad oriental, la propia de un pueblo que no ha abandonado a Cristo: es que apenas le conoció y ahora le persigue con saña.
Está Rusia, regida por Vladimir Putin, el hombre menos conocido del mundo, una bestia, como buen ruso, pero con la cabeza bien amueblada, a quien Occidente, empezando por ese tonto supremo que fue Barack Obama y continuando con el senil Biden 'Yayoyou' en lugar de acercarse a él le condenaron al ostracismo.
Putin ha sabido jugar sus cartas y ahora el Occidente cristiano, en lugar de tenerle al lado, le tiene enfrente.
India, el gran silente, el país más poblado del mundo dirigido por la filosofía más espantosa e inhumana, llamada panteísmo. Cuando esa filosofía se encarne en la gente y ya lo está haciendo, resultará aún más peligrosa que China.
Los dirigentes políticos no son los que influyen en las masas sino los más influidos por las masas
Por último, queda el 'maestro pirado', la vieja Europa, madre del resto de los continentes, que se ha rebelado contra sus principios, en una especie de letargo, cada día más patológico, más peligroso, más impredecible... durante el cual, el maestro se ha convertido en alumno de sus alumnos. O Europa cambia cuanto antes, y recupera sus raíces cristianas y su ideología política -es decir, el hombre es sagrado porque es hijo de Dios- o lo de menos será que caiga Europa: el que caerá será el mundo entero.
Y todo esto, ¿qué tiene todo esto que ver con el transbordo de esa vedete incongruente que es Nancy Pelosi, en el aeropuerto de Formosa?
Pues nada y todo. Pongámoslo fácil:
El peligro de lo que está ocurriendo en Ucrania o en Formosa es el de una guerra nuclear. Que sí que es posible, porque los dirigentes políticos no son los que influyen en las masas sino los más influídos por las masas. Lleven a Putin o al miserable de Xi Jinping al borde de una conflagración nuclear y le responderán que no tuvieron otro remedio que lanzar el primer misil.
El éxito de China consiste en una aberración moral, llamada "un país, dos sistemas". Pues ahí es donde hay que golpear
Ahora bien, Joe Biden y Nancy Pelosi (¿Tenía que llamarse Nancy?) no se han equivocado al plantarle cara a Pekín. Se han equivocado al montar el numerito. No se defiende Taiwán de China enviando a la presidente del Congreso a hacer una escala en el aeropuerto de Taiwán. No, se amenaza a los chinos con un enfrentamiento directo si se atreven a invadir la isla de Formosa y se ponen los medios para hacer creíble la amenaza.
Al tiempo, se envía otra flota al Pacífico y se incrementa la presencia militar en Japón, Corea del Sur y Filipinas... mismamente. Pero el numerito televisivo de la vedete Nancy, sobraba.
Donald Trump, ese ser prosaico y primitivo, fue mucho más eficaz: el poderío militar de China no es más que una consecuencia de su poderío económico y fue ahí donde Trump se centró.
El éxito económico de China consiste en una aberración moral: se llama 'un país, dos sistemas'. Pues ahí es donde hay que golpear. Entre otras cosas, porque los chinos son muy tramposos en materia económica. En primer lugar, no dejan de copiar a Occidente; en segundo lugar, exportan pero no dejan importar salvo lo estrictamente necesario. En tercer lugar, conquistan el mundo -son muy capitalistas- pero no permiten que nadie entre en China (son comunistas). Y, por último, un país dos sistemas significa dictadura política y libertad económica para producir, que no para marcar criterio. Eso queda para el partido comunista que es el que realmente manda.
Trump fue mucho más eficaz: el poderío militar de China no es más que una consecuencia de su poderío económico: y fue ahí donde Trump centró su objetivo
En resumen, si les sacas sus vergüenzas, China no sabe competir en el mundo, porque la competencia no admite tramposos, sólo igualdad de oportunidades entre las partes.
¿Y Europa? Pues al motor del mundo sólo le queda una alternativa desde el final de la Segunda Guerra Mundial: o vuelve a ser ella misma, coherente con sus raíces cristianas o seguirá siendo una colonia, un juguete en manos de las cuatro potencias. Como ya se deja ver...
Pero si Europa recuperase su ser... pues volvería a convertirse en lo que siempre ha sido: maestra del mundo. Europa forjó Occidente y ahora está llamada a forjar el mundo del siglo XXI... que será un siglo cristiano de una forma u otra, pero la vieja Europa puede ser el motor del mundo por una doble vía: de forma directa o pasando por una larga purificación, un duro purgatorio... antes de resucitar y volver a ser "ella misma", como decía San Juan Pablo II.