Los pediatras del Colegio Americano de Pediatría se han adherido, junto con representantes de organizaciones sanitarias de todo Estados Unidos, a la declaración de médicos que protegen a los niños para que se ponga fin a “los actuales protocolos perjudiciales promovidos para niños y adolescentes que expresan malestar con su sexo biológico”.

Los pediatras y otros profesionales de la salud alegan que “las mejores pruebas e investigaciones sugieren que las cirugías, los bloqueadores de pubertad y las hormonas sexuales cruzadas perjudican gravemente a los niños”, además de que estos tratamientos “no mejoran el bienestar físico o mental de los adolescentes con disforia de género”.

La doctora Jill Simons ha asegurado que: “Es hora de que estas instituciones médicas estadounidenses sigan la ciencia y el ejemplo de nuestros colegas profesionales europeos y dejen de promover protocolos que perjudican a los niños, incluida la promoción de la afirmación social, los bloqueadores de la pubertad, las hormonas de sexo cruzado y las cirugías para niños y adolescentes que experimentan angustia por su sexo biológico”.

"Existen graves riesgos a largo plazo asociados con el uso de la transición social, los bloqueadores de la pubertad, las hormonas masculinizantes o feminizantes y las cirugías", como "enfermedades cardiovasculares, presión arterial alta, ataques cardíacos, coágulos sanguíneos, accidentes cerebrovasculares, diabetes y cáncer".

Declaración que se une a la de la Sociedad Europea de Psiquiatría Infantil y Adolescente que alertaron de las "graves consecuencias a largo plazo de estos tratamientos" y pidieron a los proveedores de atención médica "que no promuevan tratamientos experimentales e innecesariamente invasivos con efectos psicosociales no probados y, por lo tanto, que se adhieran al principio primum-nil-nocere (primero, no hacer daño)".

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