Los chicos de la OTAN están de vuelta en casa. Menos mal, nos han dejado en paz a los madrileños. Ha sido un fracaso dhttps://www.hispanidad.com/opinion/minucias-visuales/cumbre-otan-fracaso-biden-estafa-sanchez_12035124_102.htmle Cumbre, presentado como un gran triunfo por los líderes occidentales de cabeza hueca, como Biden, Sánchez, Scholz, Macron, Johnson, etc.
Y ahora sabemos que Putin ha convocado a los BRICS. Los BRICS son Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (esta última, una nota de color).
En otras palabras, si Biden creía que la cumbre de Madrid iba a aislar al malvado Putin ahora cae en la cuenta de que más bien no.
Que los BRICS se vuelven a reunir y atiendan la llamada de Putin sólo significa que el líder ruso regresa a la escena internacional y por la puerta grande. Esos cinco países suman aproximadamente el 40% de la población mundial. Más que los 1.000 millones que suman América y Europa juntos.
Nada hay más cristófobo hoy que el Occidente cristiano. Nuestro problema no es Putin, es Biden
Pero, sobre todo, que se junten los BRICS resulta peligrosísimo porque ellos sí creen en algo, mientras el problema de Estados Unidos y Europa es que no creen en nada y por mucho que hablemos de valores, abandonado el Cristianismo que fundó Occidente, los únicos valores que nos preocupan son los valores bursátiles.
Entonces, ¿los BRICS son los buenos? No, sólo son los ganadores... porque creen en algo.
India y China defienden creencias infames, donde el hombre es un esclavo para el hombre. Rusia y Brasil son cristianos, allá al fondo les queda la noción del hombre Hijo de Dios, sólo eso. Sudáfrica es un añadido un tanto postizo, asimismo emergente de un pasado duro hacia no se sabe qué. Pero, ojo, los cuatro se oponen al Nuevo Orden Mundial (NOM) que pretende imponer un Occidente que ha traicionado su propia esencia y que se obstina empeñado en despreciar la virtud y mantener el mando. Es decir, un imposible.
Al final, nos encontramos en una tenaza entre el panteísmo oriental y el satanismo occidental
Al final, nos encontramos en una tenaza entre el panteísmo oriental y el satanismo occidental. La única solución es la vieja proclama: Europa, sé tu misma, recupera tus raíces cristianas.
Y mientras eso ocurra, el problema de Occidente seguirá siendo Biden, no Putin. Pues nada hay más cristófobo hoy que el Occidente cristiano. Al final, vivimos en una tenaza entre el panteísmo oriental y el satanismo occidental.