Si hace unos días les informábamos que altos funcionarios de la ONU y expertos en derechos humanos criticaron lo que ven como una “reacción violenta” contra el aborto y la ideología de género, ahora lo cuenta Friday Fax, en Naciones Unida, Catalina Novák, Presidente de Hungría, se puso a la cabeza en la críticas del discurso e la ONU. Así, Novák arremetió contra los países de Occidente y las Naciones Unidas por promover una “indoctrinación ideológica.”
“Ahora, en tiempo de guerra, de crisis energética y alimentaria, las organizaciones establecidas para evitar la guerra y preservar la paz se están centrando en una indoctrinación ideológica”, aseguró. “Esto no es lo que ahora se necesita. En lugar de ello, debemos recuperar nuestra capacidad de distinguir entre lo esencial y lo irrelevante, lo importante y lo baladí, la realidad y la ficción", concluyó.
En la misma línea, el Secretario de Estado del Vaticano, el Cardenal Pietro Parolin, aseguró que las agendas “divisivas” promovidas por las Naciones Unidas estaban contribuyendo a la “crisis de credibilidad” de la organización.
El secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, aseguró que las agendas “divisivas” promovidas por las Naciones Unidas estaban contribuyendo a la “crisis de credibilidad” de la organización
Citando al Papa Francisco, dijo que la “imposición flagrante de políticas contenciosas” sin siquiera tratar de encontrar puntos en común entre los estados miembros de la ONU es una forma de “colonización ideológica.” Hizo un llamado por la protección de la familia y contra la “redefinición de los derechos humanos”.
Con la misma intención, el Presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, criticó el uso de mecanismos internacionales para promover “ideologías divisivas” e hizo un llamado a los países a cooperar en cuestiones donde sí hay concordancia, “el hambre y la pobreza no son ideológicos”. Giammattei insistió que los gobiernos y mecanismos internacionales deben respetar la sobería y no interferir con los asuntos de cada estado soberanos y podió a los países a que protegieran los derechos humanos, incluyendo el derecho a la vida “desde la concepción hasta la muerte natural”.
Como era de esperar, la postura mayoritaria de los países fue bien distinta y aseguraron que buscan redoblar sus acciones de promover “los derechos sexuales y de salud reproductiva” y de ideología de género.
El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres dijo que “la igualdad de género está empeorando y la vida de las mujeres está empeorando”, inclusive en “opciones alrededor de la salud sexual y reproductiva”.
Nuestro Pedro Sánchez se hizo eco de las declaraciones de Guterres y denunció las “amenazas globales a la libertad sexual y reproductiva de las mujeres” y “recaídas en ciertas democracias avanzadas”.
La ministra de Exterior del Canadá, Melania Joly se quejó de “retrocesos en los derechos sexuales y de derechos de salud reproductiva”, específicamente demandando derechos al aborto: “¡Canadá siempre luchará en favor del derecho de ustedes a decidir!”.
El primer ministro de Noruega, Jonás Gahr Støre afirmó que el promover el derecho de las mujeres y de las niñas “a decidir sobre sus propios cuerpos” es una prioridad para su país.
El Presidente de los Estados Unidos, José Biden profetizó que las guerras culturales globales serán ganadas por países que promuevan “derechos reproductivos básicos” y “en los cuales los individuos de la comunidad LGBTQ+ vivan y amen libremente”.
Desde Hispanidad hemos denunciado que la Asamblea General de Naciones Unidas, por decirlo, así, el legislador de la ONU, pretende declarar, de forma explícita, el aborto como derecho humano universal. Si se pudiera añadir a la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, Carta fundacional de Naciones, Unidas, de 1948, mejor que mejor. Estas declaraciones de intenciones y mostrar el aborto como un derecho y una prioridad es un paso más en lo que en Hispanidad llamamos la suprema inversión de valores que hemos descrito como los tiempos de la blasfemia contra el Espíritu Santo.