La guerra en Ucrania cumple este miércoles 560 días. El Ejército ruso ha vuelto a atacar durante la noche con drones el distrito portuario de Izmaíl, en la región de Odesa. El ataque ha destruido infraestructuras agrícolas y ha matado a un trabajador del sector.

Mientras el expresidente ruso, Dmitri Medvedev, ha puesto una posible "fecha al fin de la guerra": la operación militar especial "no terminará hasta que se hayan conseguido los objetivos". "Hasta la victoria final sobre quienes sometieron a su propio pueblo a abusos y exterminio durante ocho años". "¡Que ardan en el infierno!", zanjó.

Por su parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, aseguró ayer, sobre el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, lo siguiente: "Las potencias occidentales ponen a la cabeza de la Ucrania moderna a una persona de etnia judía, con raíces judías y de origen judío. Y así, en mi opinión, en cierto modo encubren esa esencia antihumana, que está en la base, en el corazón de Estado ucraniano moderno". "Esto hace que toda la situación sea extremadamente repugnante porque un judío étnico encubre la glorificación del nazismo y encubre a quienes una vez lideraron el Holocausto en Ucrania, y esto es la destrucción de 1,5 millones de personas".

También se ha sabido que la dictadura cubana desarticuló una red de tráfico de personas que reclutaba cubanos para luchar como mercenarios en la guerra en Ucrania. Una declaración de la Cancillería de la isla ha informado que el Ministerio del Interior "detectó y trabaja en la neutralización y desarticulación de una red de tráfico de personas que opera desde Rusia para incorporar a ciudadanos cubanos allí radicados, e incluso algunos procedentes de Cuba".