Tras alzarse también con la victoria en las primarias de Nueva Hampshire, el expresidente Donald Trump se encuentra cada vez más cerca de hacerse con la candidatura presidencial republicana por tercera vez consecutiva. Tras el abandono de Ron DeSantis, ya solo queda la progresista neocon Nikki Haley en la carrera. Haley ha insistido en que mantendrá su candidatura, aunque lo cierto es que parece complicado que pueda ganar a Trump en algún Estado, cuando ni siquiera ha sido capaz de hacerlo en el progresista Nueva Hampshire. Pero el objetivo de Haley es otro, esperar a una posible inhabilitación de Trump, que le permita hacerse por la puerta de atrás con una candidatura que la abrumadora mayoría del partido no quiere concederle en las elecciones primarias.

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Por ello, dado el dominio abrumador del expresidente Trump en los comicios internos, se empieza a elucubrar a quién designará como candidato a vicepresidente y compañero de ticket electoral.

Si bien Trump no ha dado pistas acerca de quién será su compañero de fórmula, se viene especulando hace tiempo que será una mujer quien ocupará tal puesto.

Entre los analistas, el perfil que más destaca es la gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem. Como ya analizamos en Hispanidad, cristiana, provida y defensora de los valores no negociables, Noem es una de las mejores opciones con las que cuenta el expresidente Trump para acompañarle en el ticket presidencial como compañera de fórmula.

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Otro nombre que suena también es la joven presidenta de la Conferencia Republicana en la Cámara de Representantes y congresista por Nueva York, Elise Stefanik, quien sucedió a Liz Cheney como número tres de los republicanos en la Cámara Baja tras el cese de la hija del exvicepresidente Dick Cheney, por sus posiciones antitrumpistas, propias del decrépito antiguo establishment neocon republicano. Stefanik se ha convertido en los últimos años en una de las principales aliadas del expresidente en sede parlamentaria, habiendo destacado por impulsar las demandas contra el fraude electoral en  las pasadas elecciones presidenciales.

Dentro del elenco de las estrellas femeninas de la formación republicana, y posibles candidatas, también estaría la gobernadora de Iowa, Kim Reynolds. Ferviente cristiana, Reynolds destacó por ser una de las primarias líderes de un ejecutivo estatal en adoptar la prohibición del aborto en el momento del latido del feto, es decir, en la semana sexta de gestación, lo cual supone dejar casi sin efecto en aborto a efectos prácticos. También combatió con coraje la política liberticida del presidente Biden durante la pandemia del COVID-19. Reynolds apoyó en las primarias a Ron DeSantis, y sonaba como candidata a vicepresidenta con este último. No obstante, ahora que DeSantis ha abandonado la carrera y apoyado a Trump, Reynolds ha entrado en la carrera por la vicepresidencia con Trump.

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También estaría en la lista la joven gobernadora de Arkansas, Sarah Huckabee Sanders. Hija del también gobernador de Arkansas, Mike Huckabee, uno de los políticos más influyentes en la defensa de los valores no negociables dentro de los republicanos, Huckabee Sanders fue la secretaria de Prensa de la Casa Blanca durante gran parte de la presidencia de Trump, y ha sido una de sus principales colaboradoras.

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Otra opción podría ser precisamente la última rival que le queda en las primarias presidenciales, la exembajadora ante la ONU y exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley. Una decisión peligrosa, dado que Haley, además de ser una de las últimas representantes del progresismo neoconservador del Partido Republicano, tiene una pésima valoración entre las bases trumpistas, que son la mayoría del partido. El rechazo a Haley es unánime en todo el trumpismo. Desde antiguos rivales de Trump en las primarias como Ron DeSantis, quien al abandonar la carrera presidencial, pidió el voto para Donald Trump, y cargó contra Nikki Haley, a quien definió como una representante del corporativismo y de las cesiones a la ideología woke, tal y como contó Rocío Orizaola en Hispanidad, pasando por el referente del periodismo conservador Tucker Carlson, quien afirmó que haría campaña en contra de Trump si eligiera como vicepresidenta a Haley, incluso el propio hijo del expresidente Trump, Donald Trump Junior afirmó que “Haría todo lo posible para mantener a Nikki Haley fuera del ticket presidencial de su padre”.

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A pesar de que todo apunta a que la candidata a vicepresidente será una mujer, también hay perfiles masculinos que están en las apuestas de los analistas, entre ellos algunos de los antiguos rivales de las primarias presidenciales, con los que Trump mantiene una gran relación. Es el caso del senador por Carolina del Sur, el afroamericano Tim Scott. Inquebrantable defensor de los valores tradicionales, Scott es además la voz de los republicanos en el relevante Comité Bancario del Senado, y uno de los referentes intelectuales de la formación en la Cámara Alta.

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Tampoco se puede descartar al joven emprendedor Vivek Ramaswamy, quien ha dedicado su campaña en las primarias a combatir la ideología woke. Ramaswamy abandonó la contienda tras los caucus de Iowa, apoyando con firmeza al expresidente Trump. Icono entre los jóvenes republicanos, cobró gran popularidad por combatir en los debates a la candidata del establishment progresista Nikki Haley. Sea o no el elegido, se da por hecho que Ramaswamy ocupará un cargo de relevancia en una eventual Administración Trump, sonando especialmente como secretario del Tesoro.

Incluso algunos consideran que Trump podría optar por el propio Ron DeSantis como compañero de fórmula, sin embargo, esta opción es descartada por muchos, dado que a pesar de DeSantis es sin duda el más influyente entre todos los gobernadores republicanos, él y Trump tienen un perfil demasiado similar, que aportaría poco valor añadido a una candidatura presidencial.

No puede descartarse la posibilidad que Trump recupere a alguno de sus oficiales más relevante durante su primera estancia en la Casa Blanca. En este caso, cobraría fuerza la posible candidatura del exsecretario de Estado Mike Pompeo. Una elección interesante, en un año en que la política exterior cobra una especial relevancia dado el peligroso contexto de inestabilidad mundial. La elección de un perfil tan solvente y exitoso como Pompeo, probablemente el mejor jefe de la diplomacia estadounidense en la historia reciente y férreo defensor de los valores cristianos, podría ser un gran complemento para el ticket electoral.

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Sin embargo, el expresidente Trump es impredecible, y al igual que en 2016 designó como candidato a vicepresidente a Mike Pence, quien por entonces era un gobernador no especialmente conocido, siempre puede esperarse alguna sorpresa por su parte.