Semana frenética para los demócratas. Si los republicanos consagraron como candidatos en la Convención Nacional al ticket electoral compuesto por el expresidente Donald Trump y el senador por Ohio J.D. Vance, los demócratas han entrado en las últimas semanas en una situación de confrontación directa, que ha culminado con la renuncia como candidato presidencial del actual presidente Joe Biden, forzado por la presión de sus propios colegas de partido, que apenas semanas atrás le apoyaban de manera entusiasta.

No ha debido ser fácil para Biden, traicionado por sus compañeros de partido, haber pronunciado el discurso comunicando una decisión que no ha sido voluntaria. Es el mismo hombre que durante todas las elecciones primarias, en las que venció sin rival y que aseguró que podía asumir el cargo sin problemas, ahora afirma que se retira en beneficio de su país y para dar el testigo a una generación más joven.

Los demócratas han optado por hacer de la necesidad virtud, y han situado a la vicepresidenta Kamala Harris como candidata presidencial, a la espera de confirmación en la Convención Nacional.

Harris ha reunido los apoyos del propio presidente Biden, del matrimonio Clinton, de Nancy Pelosi, de la práctica totalidad de senadores y congresistas y de la totalidad de los gobernadores estatales del partido. También el de destacadas estrellas de Hollywood como George Clooney, quien días atrás había pedido abiertamente la renuncia de Biden. Y lo más importante, Harris habría reunido el apoyo de la mayoría de los delegados de la Convención Nacional Demócrata, que tendrá lugar los próximos días 19 a 22 de agosto de 2024 en la ciudad de Chicago. Y la progresía mediática aplicando su máxima de “a rey muerto, rey puesto”, ha corrido a ensalzar a Harris, con una campaña de apoyo mediático sin precedentes.

No obstante, lo más sorprendente ha sido la actitud del principal instigador de la defenestración de Biden, su antiguo jefe de filas, el expresidente Barack Obama, quien a pesar de la ola demócrata a favor de Harris, ha tardado muchos días en dar su apoyo a la candidatura de la vicepresidenta. Lo cual lleva a pensar que Obama había estado tratando de guardarse alguna baza para la Convención, pero al final el devenir de los acontecimientos le ha obligado a posicionarse en apoyo de la previsible candidata demócrata.

La campaña de creación de Kamala como icono es sorprendente. De cómo una líder que durante casi cuatro años como vicepresidenta ha tenido unos datos de popularidad lamentables, de repente, en cuestión de días, es un heroína progresista.

Y, al margen del entusiasmo más o menos fingido de las bases progresistas, distinguidos analistas tienen serias dudas acerca de la realidad del “efecto Kamala”. Esta reflexión es compartida por el analista de NBC News Steve Kornacki quien ha comparado los datos de intención de voto y valoración de Joe Biden y Kamala Harris y ha concluido que “la idea de que a Kamala Harris le irá mejor que a Biden se basa más en la esperanza que en datos que lo acrediten”.

Y efectivamente así es. Los primeros sondeos reflejan que Trump tiene una ventaja de dos puntos sobre Kamala Harris en los sondeos a nivel nacional, una ventaja muy similar a la que tenía sobre Biden. Lo mismo ocurre con respecto a la valoración de los candidatos, dado que Trump -al igual que ocurría con respecto a Biden- tiene unos datos de valoración mejores que Harris.

Y lo más importante, en los Estados clave que decidirán las elecciones, si bien todavía no hay sondeos de todos ellos, dada la reciente renuncia de Biden, de los cinco donde hay encuestas, Arizona, Georgia, Pensilvania, Michigan y Wisconsin, Trump está por encima de la demócrata, por unos márgenes similares a los tenía sobre Biden.

Veremos si los demócratas se arrepienten o no de la decisión de forzar a retirarse a un presidente en ejercicio, al que han maltratado deliberadamente, hasta el punto de obligarle a renunciar. Mientras tanto, Kamala seguirá siendo presentada como una estrella y haciendo campaña 'a su manera', por ejemplo en una aparición 'estelar' en el popular reality de televisión RuPaul's Drag Race All-Stars, un programa de Drag Queens, en el que aseguró que "nuestros derechos y libertades están bajo ataque, incluido el derecho de todos a ser quienes son y a amar a quienes aman abiertamente y con orgullo".