Este martes, el viajero Pedro Sánchez ha aterrizado en Alemania y delante del canciller, Olaf Scholz, que ha pasado de “amigo” a “querido”, se ha ofrecido a viajar a Argelia. “Me encantaría ser yo el que fuera a Argelia”, ha subrayado. Sólo hay un pequeño-gran problema: no le invitan.
Recuerden que el pasado marzo, Sánchez provocó una crisis diplomática y un bloqueo comercial con el país africano, que afortunadamente no ha repercutido en el suministro de gas. Todo surgió con su cobardía ante Marruecos, amigo de EEUU, por cierto, al cambiar de postura respecto al Sáhara Occidental: pasó de defender un referéndum de autodeterminación, como dice la ONU, a una cierta autonomía pero siempre bajo la soberanía de Rabat. Y encima Sánchez lo justificó: “47 años deberían ser suficientes para entender que tenemos que mover nuestras posiciones”.
Sánchez cabreó a Argelia al cambiar su postura sobre el Sáhara Occidental y Tebboune tiene claro al culpable: “El problema es con el Gobierno no con el pueblo”,“el presidente Pedro Sánchez no recibió el apoyo ni en el Congreso de los Diputados ni en las calles”
Así cabreó a Argelia, pero su presidente, Abdelmadjid Tebboune, puso los puntos sobre las íes: “El problema es con el Gobierno no con el pueblo”, “el presidente del Gobierno lo ha roto todo, no España”, “el presidente Pedro Sánchez no recibió el apoyo ni en el Congreso de los Diputados ni en las calles”. Estas fueron algunas de las afirmaciones de Tebboune, que también apuntaba: “Distingamos entre el Gobierno y el Estado español. Con el Estado español tenemos relaciones fuertes y muy firmes”. Y por ello garantizaba el suministro de gas a nuestro país.
A lo largo de estos meses, Argelia, que es aliado de Rusia, ha recibido la visita de los presidentes de Italia y Francia para incrementar sus lazos energéticos. Mario Dragui fue responsable hasta el final: viajó a Argelia antes de dejar su cargo y acordó el envío de 4.000 millones de metros cúbicos adicionales de gas. A este le siguió Emmanuel Macron, amigo de Sánchez, aunque no ha tenido reparos en traicionarle por partida doble al oponerse al gasoducto Midcat y días después viajar a Argelia. De hecho, ha firmado una “asociación renovada” con Tebboune, mientras el ministro de Economía galo, Bruno Le Maire, ha presumido de que la luz en Francia sólo sube un 4%. Mientras a Sánchez no le invitan y no es persona grata en el país africano, y en Marruecos hay bastante nerviosismo tras la polémica con Josep Borrell y las mágenes de su rey, Mohamed VI, supuestamente borracho en París.
Sánchez destaca la gran sintonía entre países y gobiernos con Alemania. Y como ejemplos: el respaldo en el tema de las interconexiones, la cumbre hispano-alemana que se celebrará los días 5 y 6 de octubre y la visista de los Reyes a la Feria del Libro de Fráncfort. ¡Ole!
El presidente del Gobierno ha preferido destacar la gran sintonía entre países y gobiernos con Alemania. Y como ejemplos: el respaldo en el tema de las interconexiones, la cumbre hispano-alemana que se celebrará los días 5 y 6 de octubre y la visista de los Reyes a la Feria del Libro de Fráncfort. ¡Ole! Sin duda, lo más relevante es el tema de las interconexiones, donde España no ha cumplido los objetivos europeos al tener un nivel inferior al 3%, y Sánchez agradece “la necesidad compartida del canciller alemán de aumentar las interconexiones”.
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— La Moncloa (@desdelamoncloa) August 30, 2022
Tras participar en la reunión de trabajo del Consejo de Ministros de la República Federal de Alemania, el presidente del Gobierno de España, @sanchezcastejon, comparece junto al canciller alemán, @OlafScholz. https://t.co/PvIfuIxNng
Pero como dice el refrán, por el interés, te quiero Andrés: Scholz defiende la construcción de un gasoducto que lleve gas desde la Península Ibérica al centro de Europa, pero olvida que es caro y no se hace en un día. Se trata del Midcat, inacabado desde hace años y que ahora la Unión Europea se ofrece a financiar si hay acuerdo entre España y Francia, pero este último se ha opuesto. Sería una de las tres nuevas interconexiones en Europa que recoge el nuevo plan estratégico de Enagás, gestora del sistema gasista español y transportista de gas; las otras dos son: una con Portugal y un gasoducto submarino con Italia. “Por Italia o por Francia, España pondrá su gas al servicio de Alemania”, ha respondido Sánchez con contundencia ante su “querido Olaf”. Este último ha defendido el Midcat, pero la pelota está ahora en el tejado de Macron.
Conviene destacar las distintas posturas en fiscalidad energética de ambos países. Alemania ha rebajado el IVA del gas del 19% al 7% (lo que supondrá recaudar 14.000 millones de euros menos) y también ha reducido el impuesto sobre los carburantes al mínimo europeo, además ha autorizado un nuevo gravamen por el que las empresas energéticas podrán cobrar un sobrecoste de 2,419 céntimos de euros por kilovatio hora (KWh) a sus clientes trasfiriéndoles parte de los costes extraordinarios que están asumiendo por la reducción del suministro de gas ruso. Mientras en España, Sánchez ha bajado el IVA de la luz al 5% y otros impuestos de esta, pero no el del gas (sigue en el 21%) ni tampoco los impuestos sobre carburantes (IVA e Impuesto Especial sobre Hidrocarburos), y ahora quiere castigar a las empresas energéticas con un nuevo impuesto (el cual gravará el 1,2% de los ingresos de las que facturen más de 1.000 millones de euros) y con otro para la banca... engordando aún más las arcas públicas: “No se trata de estimatizar ningún sector sino de un reparto justo de las cargas de la guerra de Putin en Ucrania”, ha presumido en Alemania.
En Alemania bajan impuestos ante la creciente inflación, porque “el Estado no debe enriquecerse con la inflación a expensas de los ciudadanos”, defendió hace unas semanas su ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, quien, por cierto, sentado al lado derecho de Sánchez no ha apostado por no llevar corbata (la gran medida del presidente español para ahorrar energía), al igual que otro colega de gabinete y de partido, el ministro de Justicia, Marco Buschmann, aunque Olaf sí ha sumado a la moda sanchista. Y un añadido: la ministra portavoz del Gobierno Sánchez, Isabel Rodríguez, haciendo gala de propaganda, ha respondido al CEO de Repsol, Josu Jon Imaz, que cargó contra el impuesto a las energéticas en un artículo ¡en El País!: comprende que “los consejos de administración defiendan los intereses de sus empresas”, pero subraya que el Gobierno “lo que tiene que defender el interés de España, de los españoles y de españolas”.
Y por cierto, parece que el encuentro entre Sánchez y Scholz ha calado en Francia. Le Maire ha señalado que “es una cuestión muy vieja [...], pero desde el momento en el que el presidente del gobierno español y el canciller alemán, representantes de dos países amigos de Francia, nos hacen esta petición, vamos a examinarla”.