En Turquía se celebran elecciones parlamentarias y presidenciales el próximo domingo 14 de mayo.
El contexto son los 21 años que el actual presidente, Racep Tayyip Erdogan, lleva gobernando. Y también los efectos del terremoto que tuvo lugar el pasado 6 de febrero, así como el alza en el costo de vida que este año se ubica en un 50%.
Erdogan es el líder del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), y tiene 69 años. Y se le ha acusado de mala gestión en la respuesta al seísmo.
Mientras que el candidato único opositor, el socialdemócrata Kemal Kilicdaroglu (74 años), es el líder de la llamada ‘Mesa de los Seis’, una variopinta coalición de seis partidos cuyas tendencias políticas van de la izquierda a la extrema derecha, y que pretende acabar con el régimen presidencialista.
Se han realizado 12 sondeos diferentes desde abril, de los cuales, 11 vaticinan una victoria del aspirante, si bien sólo cinco le otorgan una mayoría absoluta, que evitaría una segunda vuelta electoral dos semanas después (el 18 de mayo).
Hace una semana, el sondeo sobre intención de voto realizado por Metropoll daba una ventaja al opositor Kilicdaroglu (42,6%) sobre Erdogan (41,1%), con un margen de error de (+-) de 3%. Ese mismo empate técnico lo evidenció días después la de un prestigioso instituto demoscópico que a ambos aspirantes presidenciales con 45% de los apoyos ciudadanos.
Kiliçdaroglu ha prometido que, si gana, restaurará los derechos y libertades que Erdogan ha deteriorado durante sus 20 años de creciente autoritarismo.
Cabe destacar también que, en España, en la jornada para presentar la publicación ‘Energía y Geoestrategia 2023’, el coronel Felipe Sánchez Tapia analizó el papel de la región del Cáucaso-Caspio en la estrategia europea de desacoplamiento energético de Rusia, especialmente de gas y petróleo, y las posibles dificultades que entrañaría. “Rusia tiene grandes intereses en esta parte del mundo, lo que genera un marco de incertidumbre”, señaló.
Al hilo de Turquía, refirió que quiere ser un 'hub' de exportación de energía del Cáucaso a Europa, y la renormalización de relaciones con todo su entorno, y que “la guerra de Ucrania ha venido a ayudarle, jugando un papel de mediador”. De cara a las elecciones del domingo, afirmó que “las posibilidades de que haya un relevo son bien reales”, aunque la oposición quiere revitalizar la ruta de la seda (que une al país con Irán y Asia central), soslayando a Azerbaiyán”, lo que no ha gustado nada a este país.