Decíamos ayer que al dictador venezolano Nicolás Maduro se le ve muy crecido tras haber tomado el poder después de su golpe de Estado consistente en no respetar la victoria de la oposición en las elecciones del pasado 28 de julio. 

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Un golpe de Estado que ha sido rechazado por catorce países de la Organización de los Estados Americanos (OEA), por «carecer de legitimidad democrática» y por falta de «pruebas verificables de integridad electoral». Entre esos países se encuentran Argentina, Canadá, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Jamaica, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay. También exigen al «régimen dictatorial venezolano que restablezca el orden democrático» para iniciar una «transición pacífica».

A los expresidentes colombianos Álvaro Uribe e Iván Duque, quienes pidieron una intervención militar internacional en Venezuela que desaloje a Maduro del poder, el tirano chavista les respondió: "Tomemos en serio las amenazas criminales del narcoparamilitar Álvaro Uribe e Iván Duque, y preparemos, aceitemos los fusiles porque esta tierra sagrada jamás aceptará la bota insolente de paramilitares extranjeros ni imperialistas". 

Maduro insultaba al colombiano Uribe llamándolo "narcotraficante". Pero el dictador chavista se enfrenta a una acusación similar desde EEUU, cuyo Departamento de Estado ha publicado informes que prueban sus vínculos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para impulsar el tráfico de drogas hacia el país norteamericano, recoge Informe Orwell

Hablando de Colombia, el futuro secretario de Estado de Donald Trump, Marco Rubio, ha acusado a las FARC y al ELN de ostentar vínculos con las dictadura venezolana, cubana e iraní. Ahí es nada. 

Ante semejante panorama, al pueblo venezolano lo que le queda es refugiarse y consolarse en la espiritualidad, en sus creencias religiosas mayoritariamente católicas, como puede verse en este vídeo de la multitudinaria procesión a la Divina Pastora, una advocación a la Virgen María: