¿Para qué sirve limitar el déficit público al 3% y la deuda pública al 60% del PIB si cuando llega el momento de la verdad se relaja la norma? Porque eso es a lo que se ha comprometido este miércoles Úrsula Von der Leyen durante el Debate sobre el Estado de la Unión Europea.
No es una buena noticia, porque fomenta la irresponsabilidad de los políticos que se endeudan sin límite a costa de los contribuyentes. Por ejemplo, Pedro Sánchez Pérez-Castejón. Francia, Italia y Portugal también apoyan la medida. Además, que nadie piense que la relajación de las medidas fiscales ayudará a la recuperación económica. Nada más lejos de la realidad. Ni siquiera supondrá una mejora de los servicios públicos o de eso que llaman el estado del bienestar. Lo que veremos -ya lo estamos viendo- es una clase media cada vez más pobre.
El otro anuncio estrella: una ley europea contra la violencia machista, este mismo año. En plena crisis económica, con asuntos tan graves como la inmigración ilegal, el terrorismo yihadista tras la toma de Afganistán o el papel cada vez más irrelevante de la UE en el conjunto del planeta, a la buena de Úrsula no se le ocurre otra cosa mejor que aprobar una ley que ya existe en los estados miembro.
A lo mejor ha llegado el momento de plantearse seriamente dejar la UE.