Hay cuestiones que son de tanta actualidad que conviene sedimentarlas un poco. He dejado pasar unos días, antes de felicitar -sí, de vez en cuando toca felicitar- al Rey de España, Felipe VI, que no puede hacerlo peor como monarca de España pero que ha tenido la gallardía de no levantarse ante el paso ostentoso y un tanto ridículo de la espada del ‘libertador’ Simón Bolívar.
Y tiene razón el Foro España Cívica. Lo de la espadita del Simoncito no fue más que una trampa al Rey de España, a cargo de un presidente electo como Gustavo Petro, un exguerrillero -es decir, un terrorista- auténtico y un auténtico sinvergüenza colombiano. Al final no quedó claro nada: si se levantó si no se levantó, que si fue el único que no se levantó… me es exactamente igual. Lo que quedó para el público es el acto de rebelión del Rey de España de no levantarse ante el espadón de un canalla y traidor a España como Bolívar. Además, con este escándalo la gente se ha enterado de quién era “el libertador”.
Por de pronto, ahora ya sabemos quién era Bolívar, un miserable, y qué cosa es el indigenismo: algo propio de miserables
El neocomunismo-sovietización que pasa por las urnas ante la corrupción generalizada de las democracias en el Occidente cristiano, sobre todo a causa de la aceptación social del aborto, bajo la ideología política bolivariana y bajo la sanguinaria filosofía indigenista, se está imponiendo en Hispanoamérica y este es uno de los procesos políticos más graves de los que puedo hacer memoria.
Por tanto, la necedad de Gustavo Petro podría, debería, ser el comienzo de un renacer de la hispanidad, uno de los procesos históricos más brillantes que haya conocido la humanidad. Así que ¿por qué no recreamos la Hispanidad? Es el mejor momento dado que, en 2022, Hispanoamérica debe elegir: entre el leninismo y España… mejor que elija volver a España y recrear la Hispanidad cristiana, los mejores momentos de historia, cuando Hispanoamérica era tierra de universidades, fe y mestizaje, mientras Estados Unidos sólo era tierra de salvajes que los calvinistas exterminaron para colocarse ellos en su lugar.
Es el momento. Por de pronto, ahora ya sabemos quién era Bolívar, un canalla masoncete, y qué cosa es el indigenismo: algo propio de miserables, salvajes de religión homicida y caníbalismo.
¿Por qué no recrear la hispanidad cristiana, un solo Dios y muchas formas de adoración distintas?
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