En la mañana del lunes, Nueva Economía Fórum organizaba un encuentro con el vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo, en el que le ha presentado el diputado de Vox, Iván Espinosa de los Monteros.
En el desayuno informativo, García-Gallardo, aseguraba que "la única igualdad justa y deseable, es la de todos ante la ley". Y que la "verdadera desigualdad" es la "brecha maternal".
“Es un insulto para las mujeres decirles que necesitan un empujoncito, una ayudita, las mujeres son igual que los hombres, y no necesitan ninguna cuota, ni ser tratadas como discapacitadas. Nosotros, frente a esa brecha de género, hablamos de la brecha maternal. A las mujeres no las discriminan por ser mujeres, sino por ser o poder ser madres” añadía el vicepresidente de Castilla y León.
Y continuaba señalando un informe de Fundación Redmadre: “En España hay 10 veces más ayudas para abortar que para ser madre, y eso, además de ser una absoluta inmoralidad, es una seña perfecta de la decadencia de una sociedad”. Además, García-Gallardo, apuntaba que hay que poner "la familia en el centro", "dar ayudas a la natalidad", que "ser madre y padre merece la pena" y condenaba que se ha construido una sociedad donde el éxito de la persona no es el de formar una familia.
El vicepresidente de Castilla y León remarcaba sus diferencias con el PP, asegurando que para él no todo es la gestión ya que es un "hombre de principios, no de consenso", si bien busca el consenso como un fin. Y declaraba que gobernar con los populares es posible, aunque ambos deben renunciar a cosas para llegar a un entendimiento.
Y aquí es donde viene el problema. Lo que ha dicho Juan García-Gallardo está bien, son afirmaciones que hacía mucho tiempo que no se oían en política, pero tiene que demostrar esos principios, y no ceder y escudarse en los pactos con el PP. Porque aún está por ver los principios y valores irrenunciables del vicepresidente de Castilla y León, y sigue la sombra de la sospecha de si Vox negocia por puestos o por ideas, y si ganará su vertiente cristiana o su versión falangista. Ya lo dijimos, esperemos que el programa de la formación y declaraciones como las que ha hecho García-Gallardo, no sean papel mojado como pasó en Madrid, y que Vox esté a la altura de sus principios, de no ser así, se convertirá en una copia de los populares.