Si hace apenas unos días se aprobaba definitivamente la burrada de la Ley 'solo sí es sí', hoy se da un paso más en la Ley de Aborto. El Gobierno ha aprobado este martes en el Consejo de Ministros el proyecto de ley del aborto para enviarlo a trámite parlamentario. En rueda de prensa posterior, la ministra de Igualdad, Irene Montero, hacía gala nuevamente de su proyecto estrella, y explicaba, punto por punto, su nueva Ley Orgánica de Salud sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo.
La ministra comienza asegurando que esta ley es "un medidor fundamental de la democracia" porque, de no ser por esta ley, se le están negando "derechos a la mitad de la población, a las mujeres", los derechos de los niños que esta ley va a asesinar, ya los dejamos para otras leyes y otro día... Y es que a lo que la ministra Montero sigue sin hacer alusión si abortar es matar. Y sí, resulta que lo es, porque el aborto es un asesinato, sobre el ser más inocente e indefenso de todos y perpretado por la propia madre. Por supuesto, se eliminan tanto los tres días de reflexión como el sobre, no vaya a ser que la madre se lo piense dos veces.
Y para continuar con la fiesta, la ley facilita el acceso a las píldoras anticonceptivas, hace gratuito su acceso, y repartirá, también gratuitamente, métodos barrera de anticonceptivos en centros educativos, sociales y penitenciarios. Es decir, ayudas al aborto de nuestros días, el aborto químico, mucho más numeroso e igualmente letal, pero invisible. Todas a fornicar... y a matar
La Ley incluye su correspondiente perversión de la infancia, la educación sexual y establece su obligatoriedad en todas las etapas educativas, y se formará en educación sexual y menstrual a profesores, funcionarios de prisiones y trabajadores públicos: "la educacion sexual va a formar parte de los niños toda su vida" para que "conozcan sus derechos y sus cuerpos". ¡Qué obsesión! Con esta medida, la ministra también elimina el derecho de los padre a decidir sobre la educación de sus hijos, y más, la de los propios niños. Es decir, si tienes 16 años puedes abortar libremente y sin consentimiento paterno -otra de las grandes novedades de esta ley- pero si tienes la misma edad y no quieres recibir lecciones sobre anticonceptivos, sobre tu cuerpo o sobre el cuerpo de tus compañeros, se siente, te fastidias, a ver si los alumnos piensan que el colegio está para enseñar matemáticas.
Habrá bajas por reglas doloras e incapacitantes: "se acabó trabajar con dolor", "la regla dejará de ser un tabú". Y se fomentarán los métodos de anticoncepción masculina, "hay que ser corresponsables", porque la responsabiliad no puede ser "solo de las mujeres". Lo que olvida la señora Montero es que el hombre sólo engendra, mientras que la mujer engendra y gesta. Y ojo, porque con esta ley los derechos del varón quedan completamente eliminados, la mujer es la que tiene derecho sobre su cuerpo y sobre el del niño, y si quiere eliminarlo tendrá libertad, y del varón y su opinión sobre si quiere ser padre... pasando...
La ministra agradece al personal sanitario de las clínicas privadas de aborto sus esfuerzos y su dedicación, sobre todo, porque en su mayoría, según la ministra, son mujeres. Y pasa a contarnos cómo va a cargarse la objeción de conciencia de los sanitarios y farmacéuticos, va a garantizar que en los centros públicos se pueda abortar, que las mujeres puedan abortar en la red pública y en el hospital más cercano a su casa. Según la ministra las mujeres que abortan, en su mayoría, lo hacen en centros privados por las trabas que pone la ley. ¿Qué trabas? Si en España ya se puede abortar de cualquier manera posible y en cualquier circunstancia. Si no se aborta en centros sanitarios públicos es porque ningún médico con plaza quiere mancharse las manos, lo que la ministra pretende es matar conciencias, en esta ocasión, de los sanitarios. Creará un listado de médicos objetores, que suena a señalar al médico que no quiera dar muerte, en lugar de un registro de médicos dispuestos a perpetrar abortos, una vez los centros tengas el listado harán lo necesario para asegurar que haya personal disponible, es decir que la cosa acabará, o bien contratando al personal de los abortorios privados o presionando a los objetores a que no lo sean o premiando a los médicos que sí que se presten a la barbarie. El derecho a la objeción de conciencia de los farmaceúticos se la carga directamente: todas las farmacias estarán obligas a vender las píldoras del día después.
Todo esto la ministra no lo hace para imponer el aborto obligatorio, no, sino "Para que las mujeres puedan vivir mejor", ¿comprenden?