¿A qué edad deberíamos comenzar a controlar nuestra hipertensión y cada cuánto debemos repetir estos controles? Si existe historia familiar de hipertensión hay que empezar a medirse la tensión a edades más tempranas, por ejemplo, a los 40 años; en otro caso, a partir de los 50 años. No obstante, si las tensiones son normales se pueden medir una vez al año, pero, si no es así, habrá que realizar mediciones semanales para comprobar que el aumento no es algo aislado.
Uno de los principales peligros que conllevan la hipertensión arterial o HTA es que es silenciosa, no da síntomas salvo si la enfermedad está muy avanzada. “Una de las características de esta patología es que no presenta unos síntomas claros y estos pueden tardar mucho tiempo en manifestarse. Sin embargo, constituye el factor de riesgo cardiovascular más prevalente”, subraya el doctor Rafael Florenciano, jefe de la Unidad de Cardiología de Quirónsalud Torrevieja.
Ahora bien, aunque no haya síntomas relacionados estrictamente con la hipertensión, el especialista sí afirma que algunos pacientes pueden quejarse de cefalea o de nucalgia: “Estos síntomas ayudan a detectarla porque ponen en alerta al paciente que decide ir al médico o acudir a la farmacia a que les tomen la tensión”.
El daño en las paredes de los vasos sanguíneos favorece que se depositen colesterol y triglicéridos en ellas
¿Qué es la HTA
La hipertensión arterial es una patología crónica en la que los vasos sanguíneos tienen una tensión persistentemente alta. Concretamente, detalla que la tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos (arterias) al ser bombeada por el corazón. “Cuanto más alta es la tensión, más esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear”, explica.
La relación entre la tensión arterial y los problemas cardiovasculares es continua, según prosigue el cardiólogo de Quirónsalud Torrevieja, de forma que, a mayor tensión arterial, más probabilidad de eventos cardiovasculares. “Sin embargo, desde un punto de vista práctico, para simplificar se emplea el valor de corte 140 mmHg para la tensión sistólica y 90 mmHg para la diastólica, de modo que consideramos valores normales cifras por debajo de esos niveles.
Además, los estudios han mostrado que tener cifras por debajo de esos niveles suponen un beneficio en términos de salud cardiovascular”, mantiene.
Primera causa de mortalidad en España
El doctor Florenciano recuerda en este punto que la hipertensión arterial es un problema “muy frecuente” por desgracia entre los españoles, siendo la prevalencia global en los adultos del 30-45%, y más frecuente en hombres. “La edad también influye, de modo que en mayores de 60 años la prevalencia puede llegar al 60%. Conforme la población envejece más, se adoptan estilos de vida sedentarios y aumenta el peso corporal, su prevalencia aumentará, de modo que para 2025 se espera un aumento del 15-20%”, afirma el cardiólogo.
Otro aspecto a tener en cuenta, según destaca, es que los hijos de pacientes hipertensos tienen un mayor riesgo de hipertensión, pero también aquellos que no tienen hábitos de vida saludables. “La obesidad, tabaco, edad mayor de 60 años, sedentarismo y diabetes aumentan la propensión a padecer hipertensión”, apostilla.
La hipertensión es una patología tratable, pero su falta de control puede desencadenar complicaciones graves
En este punto, el doctor Florenciano remarca que actualmente las enfermedades cardiovasculares representan la primera causa de mortalidad en España: “La hipertensión es una patología tratable, pero su falta de control puede desencadenar complicaciones graves, como infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca o ictus”.
Es más, mantiene el especialista de Quirónsalud Torrevieja que las primeras consecuencias de la hipertensión las sufren las arterias, que se endurecen a medida que soportan la presión arterial alta de forma continua, se hacen más gruesas y puede verse dificultado al paso de sangre a través de ellas.
“Este daño en las paredes de los vasos sanguíneos favorece que se depositen colesterol y triglicéridos en ellas, por eso lo que hace que la hipertensión sea un de riesgo muy importante para el desarrollo de arterioesclerosis”, agrega.
Y es que es muy importante mantenerla a raya porque, según avisa, un paciente hipertenso mal controlado puede padecer un infarto de miocardio y este, a su vez, causar un dolor en el pecho. “Mantener una tensión elevada afecta a todos los órganos y sistemas, si bien a unos más que a otros. Es especialmente dañina para el corazón y riñones. Además, a través de su afectación a las arterias puede provocar lesiones oculares y cerebrales”, añade el cardiólogo.
Prevenir y tratar la HTA
En última instancia, el jefe de Cardiología de Quirónsalud Torrevieja remarca que se puede prevenir la hipertensión con una baja ingesta de sal, evitando el sobrepeso y la obesidad, no bebiendo alcohol, dejando de fumar y, por supuesto, haciendo ejercicio físico. “Si tienes antecedentes en tu familia o síntomas como los mencionados recuerda hacerte una revisión médica con un profesional”, añade, al tiempo que puntualiza que para su tratamiento hay un amplio abanico farmacológico.
Actualmente sus causas son desconocidas, salvo en un pequeño porcentaje de casos, donde se pueden encontrar causas hormonales o vasculares. A juicio del doctor Florenciano, es verdad que existe un componente genético importante ya que "de padres hipertensos, hijos hipertensos".
La obesidad, tabaco, edad mayor de 60 años, sedentarismo y diabetes aumentan la propensión a padecer hipertensión
De hecho, apunta que la heredabilidad estimada es del 35-50%. No obstante, recuerda que aún no se conocen las causas específicas de la hipertensión arterial, pero sí se ha relacionado con una serie de factores que suelen estar presentes en la mayoría de las personas que la sufren.
“Conviene separar aquellos relacionados con la herencia genética, el sexo, la edad y la raza, y por tanto poco modificables, de aquellos otros que se podrían cambiar al variar los hábitos y el ambiente en el que viven las personas, como la obesidad, la ingesta de sodio, el consumo excesivo de alcohol, el uso de ciertos fármacos y un estilo de vida muy sedentario”, sentencia Florenciano.