El programa de Ayudas a Proyectos de Iniciativas Sociales de la Fundación “la Caixa” cumple 20 años en este complicado 2020. Sin embargo, y a pesar de todo, tras haber reforzado su estrategia para responder a las necesidades de los más vulnerables, el programa ha potenciado, y sobre todo, ha dado la oportunidad de adaptar al nuevo contexto los proyectos seleccionados en sus seis ámbitos de actuación: la inserción sociolaboral de colectivos vulnerables, la atención al envejecimiento, a la discapacidad y a la enfermedad, la lucha contra la exclusión social y la pobreza infantil, viviendas para la inclusión social, la promoción de la interculturalidad y la acción social en el ámbito rural.
“Nos tocaba, y era nuestra responsabilidad, estar al lado de las entidades para intentar ayudar lo máximo posible”, explica Joana Prats, directora del Área de relación con Entidades Sociales de la Fundación “la Caixa" y responsable de este Programa que colabora con organizaciones sin ánimo de lucro para dar impulso a proyectos que, a su vez, dan respuesta a las necesidades emergentes de nuestra sociedad “en busca de una mayor calidad de vida de personas vulnerables a través de nuestras convocatorias”, dice Joana “en un año particular para todos, no cabe duda”.
-El proyecto cumple 20 años, en un momento muy difícil.
Así es, pero lo verdaderamente importante es celebrar el aniversario con lo que ello supone. El programa se compone de varias convocatorias que salen anualmente. Los proyectos se evalúan para luego poder colaborar con los mejor puntuados. En este sentido, los datos son importantes y dan pistas sobre lo que supone su impacto porque cada año recibimos alrededor de 4.000 proyectos en las diferentes convocatorias de los que podemos apoyar un 20% que es lo que nos permite nuestro presupuesto global que, en España, asciende a 17,5 millones.
A través de estas convocatorias, organizadas por ámbitos, lo que hacemos es colaborar con proyectos que refuerzan las líneas prioritarias de actuación de nuestra institución como la discapacidad, el envejecimiento y la enfermedad o la lucha contra la pobreza infantil y la exclusión social, entre otros ámbitos. Detrás de estos proyectos hay entidades sin ánimo de lucro. Específicamente asociaciones o fundaciones que trabajan con personas en situación de vulnerabilidad, así que, cuando miras retrospectivamente estos 20 años, te das cuenta del impacto que nuestro trabajo tiene en el tercer sector que ve reforzada su actuación para dar respuesta a necesidades sociales que crecen cada vez más.
A los proyectos presentados a principio de año, se les ha dado la posibilidad de incluir cambios para que pudieran ajustarse a la realidad
-¿Cuándo se lanzan las convocatorias?
A principios de año se publica el calendario de todas las convocatorias que se abren consecutivamente cada semestre. Mientras tanto, el equipo de evaluación va analizando los proyectos y resolviendo, un proceso que intentamos que sea lo más ágil posible para que las entidades puedan saber si su proyecto está aprobado o no. Este año hemos dado un salto importante al firmar los convenios lo antes posible para que puedan recibir el 90% de la dotación.
-¿La situación ha obligado a cambiar el protocolo, en alguna medida?
Nos tocaba, y era nuestra responsabilidad, estar al lado de las entidades para intentar ayudar lo máximo posible. Y nuestro mensaje, para aquellas que muestran su preocupación por el desarrollo de sus proyectos, fue de tranquilidad y de total apoyo a que las iniciativas se fueran adecuando a las circunstancias. Respecto a las convocatorias abiertas este año, flexibilizar fue nuestro objetivo porque el confinamiento hacía imposible que, por ejemplo, se cumplieran los plazos de entrega de la documentación. Por otro lado, a los proyectos presentados a principio de año, se les ha dado la posibilidad de incluir cambios para que pudieran ajustarse a la realidad. Para los proyectos presentados a partir de marzo o abril, incluimos en los criterios de valoración aquellos que daban respuesta a la situación actual. Ha sido un esfuerzo que nos ha llevado a reaccionar lo más rápido posible ante el aumento de la demanda de aquellos que más nos necesitan en este momento.
-¿Cómo se van a gestionar las convocatorias para el año que viene?
Lo primero que nos planteamos este año fue pensar si teníamos que sacar una convocatoria específica como respuesta a la situación Covid. Al final, y después de hablar con muchas entidades, no lo hicimos, sino que facilitamos, a los proyectos ya presentados, la posibilidad de que realizaran los cambios necesarios además de dar cabida a nuevos proyectos. Teniendo en cuenta lo que hemos aprendido este año, ampliaremos las bases de las iniciativas que se pueden presentar, aunque básicamente la estructura será la misma.
El impacto de estos proyectos alcanzó a un total de 268.231 personas que se beneficiaron de estas iniciativas
Ayudas a 736 proyectos a través de 660 entidades
El pasado año, la Fundación otorgó ayudas a 736 proyectos sociales a través de 660 entidades sociales. En 2019 fueron contratados 7.774 profesionales específicamente para el desarrollo de los proyectos, en los que también se implicaron 10.591 voluntarios.
El impacto de estos proyectos alcanzó a un total de 268.231 personas beneficiarias de estas iniciativas. Este año, lograrán algo similar proyectos nuevos, entre los cuales destacan:
Seniors en Red, seleccionada en el marco de la convocatoria de atención al envejecimiento, la discapacidad y la enfermedad, cuyo objetivo es paliar la soledad emocional y social, así como el aislamiento social de las personas mayores que se encuentran en situación de soledad no elegida.
Asociación Culturas Unidas, seleccionada en el marco de la convocatoria de pobreza infantil y exclusión social. Se trata de un proyecto para combatir la exclusión social de los menores de 5 a 16 años pertenecientes a colectivos vulnerables que tienen una asistencia irregular al colegio y fomentar la implicación de sus familias en su educación, así como cubrir las necesidades básicas sus familias.
Fundación Secretariado Gitano, seleccionada en el marco de la convocatoria de inserción sociolaboral. Un proyecto dirigido a 20 profesionales de la venta ambulante en Madrid, especialmente centrado en el perfil joven y femenino, para profesionalizar y digitalizar el sector, afectado por las restricciones derivadas de la pandemia.
Creando Huellas, seleccionada en el marco de la convocatoria de vivienda para la inclusión social. Un proyecto de tres viviendas comunitarias para jóvenes sintecho cuyo objetivo es ayudarles en sus estudios y la inserción socio laboral.