España acaba de hacer historia porque ha aprobado la primera ley de cambio climático y transición energética. Una ley fundamental, que supone abordar la reforma del sector eléctrico y la descarbonización paulatina de la economía y que contempla, además, una serie de objetivos y fechas clave.

La norma, que cuenta con 36 artículos, parte con dos fechas determinantes para su desarrollo: una, 2030, cuando España deberá reducir un 23% las emisiones de efecto invernadero respecto a 1990; una penetración de renovables en el consumo final de energía del 42%; un 74% de renovables en el conjunto del sistema eléctrico y un objetivo de eficiencia energética del 39,5%, y otra con el punto de mira en el 2050, año para alcanzar la neutralidad climática.

Y las empresas ya están avanzando en ese objetivo, la neutralidad climática. Esta transición hacia una forma de generar energía limpia y sin emisiones es completamente necesaria, sí, pero no suficiente. Hay que actuar también sobre la desmaterialización de los procesos en toda la cadena de valor de la energía y ahí es donde hay que dejar de pensar en “lineal” y mirar hacia la economía circular, una aliada imprescindible.

Para alcanzar un modelo circular debemos tener en cuenta también el flujo de activos y materiales en todos los procesos

Hasta ahora se ha considerado el flujo de energía, que parte de la generación con fuentes renovables y finaliza en el fomento de usos eléctricos. Sin embargo, para alcanzar un modelo circular debemos tener en cuenta también el flujo de activos y materiales en todos los procesos, y reaprovecharlos, introduciéndolos en nuevos ciclos productivos, así como nuevos modelos de negocio como la “servitización” (pago de servicio, en lugar del pago por producto) y la extensión de la vida del producto entre otros, que faciliten la transformación del modelo económico. 

Es decir, un modelo de producción y consumo que implica compartir, reutilizar, renovar y reciclar materiales y productos todas las veces que sea posible para crear un valor añadido y, en su caso, darles una nueva vida.

Por eso, en el pleno proceso de descarbonización, con el cierre de las centrales de carbón, pensar en “circular” es clave.  

En el caso de Endesa, empresa en la que, por ejemplo, el enfoque circular no sólo se aplica en el desmantelamiento de las centrales en cierre, sino que también se aplica en las fases de proyecto y construcción de nuevas plantas renovables. El objetivo es compatibilizar la ejecución de los trabajos con la maximización del valor de todos los equipos, materiales y recursos existentes en las centrales y que la producción de residuos sea la mínima posible. Además, con ese enfoque, Endesa persigue optimizar los recursos disponibles y garantizar la recuperación de materiales, equipos y componentes mediante su reutilización, reparación y/o valorización.  Estos principios son los pilares del programa New Life, una iniciativa para las instalaciones de las centrales térmicas que han dejado de operar, como son los casos de las centrales de Compostilla, en León, y de Andorra, en Teruel.

Reutilización, ahorro económico y reducción de residuos

Además de buscar una segunda vida a los activos o a su valorización como residuos, Endesa trabaja en la reutilización de equipos, así como en la gestión de donaciones a entidades de carácter social o cultural.

En este sentido, en la central de Litoral, en Almería, se trabaja con el proyecto “ Spare parts and equipment New Life ”, que ha permitido reutilizar sus catalizadores de la central española en las centrales italianas de La Spezia y Fusina, “de acuerdo a las necesidades de funcionamiento previsto por el sistema eléctrico italiano”, explica la compañía.  Los catalizadores son una maquinaria indispensable que permite minimizar el impacto ambiental por lo que, esta iniciativa ha supuesto la eliminación de casi 227 toneladas de módulos de catalizadores y se ha podido reutilizar un equipo en perfecto estado que tienen un valor de mercado de unos 600 mil euros.

Endesa trabaja en la reutilización de equipos, así como en la gestión de donaciones a entidades de carácter social o cultural

Otro ejemplo de reutilización de equipos lo encontramos en la central de Andorra, en Teruel, donde se van a reutilizar los alternadores síncronos para la planta fotovoltaica que se va a construir, lo que supone evitar más de 1.200 toneladas de residuos, así como la reutilización de la parte de las infraestructuras necesarias para la construcción y conexión de la nueva instalación renovable. 

También se encuentran un segundo uso los repuestos que se encuentran en los almacenes de las centrales: se va a reutilizar dentro de la compañía el 32% de los repuestos almacenados en Andorra y más del 21% de los de la central de Compostilla (León). 

En el caso de los tratamientos de residuos, Endesa ya había introducido algunos de ellos que forman parte de la circularidad del proceso. “Es el caso de los residuos de hormigón” nos cuentan desde la empresa, “que se empleará en el relleno de los huecos generados en las obras, así como en la remodelación morfológica del terreno tras las demoliciones”. “Una demolición que se hace de forma selectiva”, señalan, “es decir, de forma gradual y coordinada para asegurar el máximo aprovechamiento de los materiales que constituyen el residuo de demolición, minimizando así la fracción destinada a vertedero. Actualmente se está trabajando para que la valorización de los residuos generados esté por encima del 90%”.

Mínimo impacto Social y Económico

Ambicioso objetivo que cuenta con una herramienta fundamental para su consecución: lo planes Futur-e que se desarrollan en el entorno de las centrales. El objetivo de estos planes según explica Endesa “es crear valor compartido con todos los agentes locales afectados y aplicar criterios de economía circular para conseguir nuevos modelos empresariales que funcionen en los diferentes entornos”.

Los planes Futur-e incluyen, además, la incorporación de mano de obra local en los desmantelamientos y en el desarrollo de nuevos proyectos renovables, acciones formativas dirigidas a mejorar la empleabilidad de los profesionales del entorno, medidas para el fomento de la actividad económica y el empleo en la zona e iniciativas para promover la sostenibilidad en los municipios.

Se ha lanzado también, en el caso de Compostilla, una convocatoria internacional de proyectos para atraer actividad económica y empleo a la zona y que va a aplicar también en la central de Litoral en Almería este mismo año.

“Se trata de un modelo de reindustrialización que incluye igualmente el vector de circularidad, tanto por la reutilización de parte del emplazamiento de Compostilla para albergar nuevas iniciativas industriales como por el propio carácter circular de los proyectos que se acabarán implantando: reciclaje de palas de aerogeneradores, valorización de residuos, nuevos usos para baterías de coches eléctricos o producción de hidrógeno obtenido a partir de fuentes renovables”.

Promover la ‘economía circular’ con una inversión asociada de 3.600 millones

Endesa ha presentado ante el Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico una carta de interés para desarrollar en España hasta 17 proyectos que impulsan la economía circular, tanto en la península como en las islas, y que tienen un volumen de inversión asociado de unos 3.600 millones de euros.  

Los planes Futur-e incluyen, además, la incorporación de mano de obra local en los desmantelamientos y en el desarrollo de nuevos proyectos renovables

Estos 17 proyectos llevan aparejados más de 40.000 nuevos puestos de trabajo y de ellos cabe destacar las iniciativas para el desarrollo de mecanismos de compensación síncrona en los sistemas eléctricos de Baleares y Canarias, claves para la integración de energía renovable en las redes.

“Estos proyectos aúnan los conceptos de economía circular y transición justa, ya que permite ofrecer una segunda vida a determinados equipos e instalaciones y por otro lado promueve la creación de empleo”, señala la compañía.

El Ministerio presidido por Teresa Ribera lanzó a finales de enero esta nueva convocatoria de expresión de interés (call for interest) para fomentar la economía circular en la empresa, una iniciativa enmarcada dentro de los trabajos de desarrollo del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia impulsado por el Gobierno, y que acaba de remitir a Bruselas, para reactivar la economía frente a la pandemia de COVID-19. Estas manifestaciones de interés son el primer paso para que las empresas presenten sus propuestas y proyectos y así acceder a los 140.000 millones que llegarán de la UE a España.