El pasado 3 de junio, Guatemala sufrió la erupción del volcán de Fuego. Es el cuarto país más vulnerable a los desastres naturales y esta erupción volcánica ha sido la peor en cuatro décadas, con terribles consecuencias: 110 muertos, unos 200 desaparecidos, 600 heridos, 12.277 evacuados, 4.175 personas trasladadas a 21 albergues y más de 1,7 millones de afectados; la mayoría en los departamentos de Escuintla, Chimaltenango y Sacatepéquez. Una situación de emergencia ante la que la respuesta internacional no se ha hecho esperar, destacando a Cáritas y al Papa Francisco.
El trágico balance: 110 muertos, unos 200 desaparecidos, 600 heridos, 12.277 evacuados, 4.175 personas trasladadas a 21 albergues y más de 1,7 millones de afectados
Guatemala está situada en América Central, tiene unos 109.000 kilómetros cuadrados (ligeramente superior a la de Castilla y León) de extensión y gran variedad climática y de ecosistemas por su relieve montañoso (del nivel del mar a los 4.220 metros). Su economía se mueve al alza, de hecho, es una de las seis economías hispanoamericanas que más crecerán este año, según el Banco Mundial; pero los niveles de pobreza y desigualdad siguen siendo elevados, y tampoco es ajena a la corrupción.
Es un país, desgraciadamente, famoso por sus desastres naturales: el terremoto de 1976 dejó unos 23.000 muertos y 76.000 heridos, el huracán Mitch en 1998 (250 fallecidos), la tormenta Stan (680 muertos) en 2005, la erupción del volcán de Pacaya y la tormenta Agatha en 2010 (150 fallecidos), y el deslizamiento de tierra en la colonia El Cambray II en 2015 (280 víctimas mortales), entre otros. Tiene 38 volcanes, cuatro de ellos en activo, e incluso, ha tenido que cambiar su capital, Ciudad de Guatemala, dos veces de sitio por culpa de terremotos y volcanes. Por ello, la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) tiene un presupuesto anual de unos ocho millones de dólares (unos 6,9 millones de euros) y el Instituto de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), de unos cuatro millones de dólares (casi 3,5 millones de euros).
El 3 de junio, alrededor de las 15:00 horas (hora local), comenzó la erupción del volcán de Fuego y unos minutos más tarde, los ríos de lava, lodo y piedras cubrieron la zona, causando la desaparición de dos comunidades, San Miguel Los Lotes y El Rodeo. Una erupción de categoría 4, según el Índice de explosividad de un vocal (VEI), muy superior a las de 1974 y 2012 (ambas de categoría 2), además, un informe publicado por el Observatorio de la Tierra de la NASA señaló que el volcán expulsó la carga de sulfuro más elevada desde que existen registros vía satélite. Sin embargo, no se dio el aviso con suficiente tiempo y remarcando la gravedad de la situación. De hecho, el Congreso y la Fiscalía de Guatemala están investigando si hubo negligencia en la respuesta a la erupción, por no evacuar a la gente a tiempo para evitar tantas víctimas mortales. Por tanto, si se activaron los protocolos necesarios y se tomaron las decisiones prudentes y oportunas, es decir, la actuación de la Conred, que es la encargada de emitir las alertas y ordenar las evacuaciones, basándose en informes del Insivumeh.
El volcán de Fuego expulsó la carga de sulfuro más elevada desde que existen registros vía satélite, según el Observatorio de la Tierra de la NASA
Tras la erupción, los ríos de lava sepultaron varias comunidades que encontraron a su paso bajo una capa de entre uno y tres metros de espesor, con temperaturas de 100 a 300 grados centígrados, lo que impidió la inmediata intervención de los equipos de rescate. Además, el volcán tuvo nuevas erupciones, dificultando aún más las labores de búsqueda y rescate de supervivientes.
Una vez conocidos los trágicos hechos, volvemos a Cáritas. La organización sin ánimo de lucro y caritativa de la Iglesia católica se puso manos a la obra en los primeros momentos tras la catástrofe con un plan de respuesta rápida, que tenía como prioridades el rescate de posibles supervivientes y la asistencia humanitaria a los damnificados en los albergues temporales habilitados. Además, intentó responder a las necesidades más urgentes de los acogidos: alimentación, agua, vestido y calzado.
Al mismo tiempo, Cáritas Guatemala se puso a preparar un plan de emergencia que le permitiera responder lo antes posible a las condiciones de los albergues. Y es que estos requieren: atención especial, como por ejemplo, apoyo psicosocial; habilitación de áreas de lavandería y de higiene; atención a niños en edad escolar; asistencia sanitaria; nutrición infantil y apoyo a mujeres lactantes y embarazadas.
“De no ser por la solidaridad de todo un país, que se está volcando en el acopio y envío de víveres, la situación en los albergues sería absolutamente insostenible. Esta solidaridad convierte los salones parroquiales en comedores y dormitorios que ayudan a sobrellevar las horas después de haberlo perdido todo”, explica Daniel Rodríguez de Blas, referente de Cáritas Española para América Central y que reside en Guatemala. Por su parte, monseñor Ángel Antonio Recinos Lemus, obispo presidente de Cáritas Guatemala, hizo un llamamiento a la red internacional de Cáritas para que cooperase con las necesidades de esta emergencia.
En un primer momento, la organización católica habilitó tres albergues temporales, que pronto vieron sobrepasada su capacidad, y lanzó una campaña de recogida de alimentos a nivel nacional. A continuación, amplió a 21 los centros de acogida temporal y el pasado 19 de junio, anunció que va a construir 125 albergues temporales para los damnificados del volcán de Fuego, donde podrá acoger a unas 600 personas. Por ello ha hecho un llamamiento a la red internacional por valor de 146.764 euros, para financiar dicha iniciativa, de los que Cáritas Española aportará una quinta parte (30.000 euros).
Cáritas Guatemala va a construir 125 albergues temporales y necesita 146.764 euros, Cáritas Española aportará 30.000 euros
De esta forma, Cáritas Guatemala podrá realojar en condiciones de mayor salubridad a las personas de las comunidades afectadas. Este programa incluye también: distribución de comida y suplementos alimentarios para niños menores de cinco años y mujeres lactantes; suministro de agua potable y sistemas de saneamiento; kits de higiene personal y del hogar; menaje y utensilios de cocina; apoyo psicosocial y distribución de medicamentos. Al mismo tiempo, la organización católica llevará a cabo un estudio de daños y análisis de necesidades de cara a articular una segunda fase de respuesta a esta emergencia, más allá de los tres primeros meses de intervención.
Uno de los testimonios de supervivientes recogidos por Cáritas ha sido el de Julia, que ha perdido a una hija, un yerno y una nieta, señala: “Estábamos acostumbrados a escuchar pequeñas explosiones bajo tierra y a que, a veces, el cielo se volviera gris, pero pensamos que era normal porque vivíamos cerca del volcán. Pero esta vez era muy diferente, en unos pocos segundos el cielo se volvió totalmente oscuro, vimos venir la ceniza y sabíamos por el gran ruido que algo muy malo estaba sucediendo”.
El pasado 17 de junio, la Conred determinó la suspensión definitiva de las acciones de búsqueda en las comunidades San Miguel Los Lotes y El Rodeo, y declaró el área como “inhabitable y de alto riesgo”. Estas fueron las dos zonas más dañadas por la ceniza, la arena y la lava, sólo en San Miguel Los Lotes, 186 viviendas quedaron totalmente enterradas, según las autoridades guatemaltecas. Además, añadieron que aún reportan “retumbos débiles” con ondas de choque que originan “avalanchas moderadas” en el contorno del cráter y no descartan que con la aparición de las lluvias desciendan lahares (flujos de sedimento y agua) por las laderas del volcán de Fuego. Y por si esto fuera poco, no hay que olvidar que este volcán no es el único que ha presentado actividad estos días: también lo han hecho el de Pacaya y el de Santiaguito de Guatemala, aunque, afortunadamente, con muchísima menos virulencia.
Las comunidades de San Miguel Los Lotes y El Rodeo han sido declaradas área inhabitable y de alto riesgo
Paralelamente, el Papa Francisco ha enviado 100.000 dólares (casi 826.300 euros) a Guatemala para socorrer a la población en esta fase de emergencia. Una primera ayuda que se repartirá entre las diócesis más afectadas por el desastre para asistencia a las personas y los territorios afectados, y que se une a la cercanía con la oración y al pesar por la tragedia que desde un primer momento mostró el Santo Padre.
Cáritas y el Pontífice son una buena muestra de la solidaridad internacional que se ha despertado con Guatemala, a la que se están sumando cada vez más países, organizaciones sin ánimo de lucro y empresas de todo el mundo.
© La foto principal y la segunda y la tercera del cuerpo del artículo son de Iván Palma/CRS.