En el ictus cada segundo cuenta. En concreto, 1 de cada 6 españoles sufrirá un ictus a lo largo de su vida. Según el Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (GEECV-SEN), en nuestro país en torno a 130.000 personas sufren un ictus cada año, de los que un 30% fallece, y otro 30% queda con algún tipo de discapacidad física o mental.
Es más, la doctora Catheline Lauwers, jefa del Servicio de Cardiología del Hospital Quirónsalud Valencia destaca también que hoy en día el ictus se sitúa ya como la primera causa de muerte en mujeres. Al ictus también se le conoce como Accidente Cerebro Vascular (ACV), embolia o trombosis, y se trata a su vez de una enfermedad más frecuente a partir de los 55 años, según prosigue la experta, siendo su riesgo proporcional al aumento de la edad.
Un 10% de los ictus hemorrágicos pueden ser candidatos a la cirugía mientras tengan un tamaño considerable y sean relativamente superficiales
La Sociedad Española de Neurología recuerda en este sentido que los síntomas del ictus son la pérdida de fuerza o de sensibilidad; debilidad en la cara, brazo y pierna de un lado del cuerpo; visión doble; sensación de vértigo; alteración repentina del habla y dolor de cabeza súbito.
“La identificación inmediata de estos síntomas es crucial en la evolución del enfermo, ya que se ha demostrado que los pacientes tratados desde el primer momento por neurólogos logran una recuperación casi total o con muy pocas secuelas”, remarca la entidad científica española.
Por eso, la facultativa del Hospital Quirónsalud Valencia pide a los pacientes no dudar frente a cualquier sospecha de síntoma y bien llamar al 112 o acudir a un centro sanitario lo antes posible, pese a la pandemia, puesto que hoy estas instalaciones han diseñado circuitos libres de coronavirus y, en concreto, el centro donde ella trabaja, cuenta con la certificación ‘Applus+ Protocolo Seguro frente a la COVID-19’, que certifica su cumplimiento de los estándares más exigentes de desinfección frente al coronavirus.
Puede prevenirse con un estilo de vida saludable
Eso sí, la buena noticia sobre el ictus, según destaca la especialista, es que "puede prevenirse simplemente con un estilo de vida cardiosaludable”. De hecho, la doctora Lauwers cita que su aparición está muy relacionada con factores como la hipertensión arterial, la obesidad, el sedentarismo, la dieta, la diabetes, el colesterol, el tabaco, la toma de anticonceptivos orales, o por la presencia de enfermedades cardiacas.
La buena noticia sobre el ictus, según destaca la doctora Catheline Lauwers, es que "puede prevenirse simplemente con un estilo de vida cardiosaludable”
En concreto, entre las enfermedades cardiacas que pueden predisponer a sufrir un ictus el doctor José Nieto, cardiólogo del Hospital Quirónsalud Murcia, destaca la fibrilación auricular, “una arritmia cardiaca que predispone a la formación de coágulos a nivel cardiaco, y que pueden embolizar a la circulación cerebral".
Asimismo, sostiene que otras enfermedades cardiacas que pueden predisponer a la formación de trombos son alteraciones en las válvulas cardiacas o en el músculo cardiaco, así como la formación de placas de colesterol (aterosclerosis) en la pared de las arterias.
¿Cómo se producen los ictus?
La doctora Lauwers subraya que estos accidentes cerebrovasculares se producen, en su mayor parte, por la interrupción de forma súbita del aporte sanguíneo de una parte del cerebro: “Principalmente por la obstrucción de una arteria por un coágulo, bien formado ‘in situ’, o procedente de otro lugar como el corazón o arteria proximal”.
Según resalta el doctor José Nieto, en su mayoría, estos coágulos o trombos suelen formarse sobre placas de colesterol en las paredes arteriales, que al romperse o fisurarse, inducen a la formación de un trombo, o bien suelen formarse en las cavidades cardiacas, cuando la sangre no circula de forma normal, “bien por arritmias o por la dilatación de cavidades".
Para ello, el especialista distingue que existen dos tipos de ictus: El ‘isquémico’, el más frecuente de ambos, cuyo origen se encuentra en la interrupción del flujo sanguíneo en las arterias del cerebro por un trombo; y el ‘hemorrágico’, cuya causa es la rotura de un vaso arterial cerebral.
En este sentido, el jefe de Neurocirugía del Hospital Quirónsalud de Torrevieja, el doctor Marcelo Galarza subraya que en cuanto a los síntomas “son muy similares” en los dos tipos de ictus, por lo que en estos casos siempre procede la realización de un escáner o de una TAC cerebral, y a partir de ahí, dependiendo del tipo, se realizará una resonancia, una angioTAC, o bien una angiografía cerebral.
En torno a 130.000 personas sufren un ictus cada año, de los que un 30% fallece, y otro 30% queda con algún tipo de discapacidad física o mental
“Un 10% de los ictus hemorrágicos pueden ser candidatos a la cirugía mientras tengan un tamaño considerable y sean relativamente superficiales. El éxito de esta cirugía dependerá de la edad del paciente y de sus antecedentes, así como de la rapidez en la actuación. Los hematomas cerebrales profundos y de localización en área elocuente, como la parte izquierda del cerebro, no suelen ser factibles de tratamiento quirúrgico", advierte el neurocirujano.
Por todo ello, estos especialistas de Quirónsalud insisten a la hora de acudir cuanto antes a los servicios de Urgencias hospitalarios ante cualquier síntoma, como una pérdida de fuerza súbita, desviación de la comisura de los labios, dolor de cabeza fuerte y repentino, pérdida total o parcial de la visión, aparición de problemas al hablar, vértigo y trastornos de sensibilidad como sensación de acorchamiento u hormigueo en rostro, brazos o piernas.