Las cataratas forman parte del envejecimiento propio del organismo. Su edad de aparición es variable, aunque por lo general empiezan a ser significativas a partir de los 60 años. Constituyen una afección por la que el cristalino del ojo, la lente que tenemos para enfocar, se opacifica, pierde su transparencia y flexibilidad, hasta desaparecer su capacidad de enfoque en visión cercana.
En concreto, según describe la Sociedad Española de Oftalmología (SEO), la catarata produce una pérdida de visión progresiva e indolora, y con ella es habitual la sensación de visión borrosa, de turbidez a modo de nebulosa, así como de intolerancia a luz intensa (fotofobia), con posibles halos alrededor de focos de luz (faros de coches, farolas).
En ocasiones dice que el paciente nota también una mejoría en su visión de cerca así como cambios en su graduación, bien sea en gafas o en lentes de contacto; aunque también puede producir una percepción alterada de los colores, como si hubieran perdido su intensidad.
El astigmatismo es fruto de una anomalía de la curvatura de la córnea que, en lugar de ser redonda como un balón de fútbol, es ligeramente ovalada
“La única solución para las cataratas hoy en día es la cirugía. En ella, se sustituye el cristalino por una lente intraocular”, afirma el doctor Emanuel Barberá, oftalmólogo y coordinador del Instituto Oftalmológico Quirónsalud A Coruña.
Este experto señala que, durante la cirugía de cataratas, el cristalino opacificado se reemplaza por un lente artificial: “Lo que muchos pacientes desconocen es que pueden elegir entre una variedad de tipos de lentes intraoculares, que ofrecen distintos beneficios, como por ejemplo el olvidarnos del astigmatismo y de la presbicia, así como cualquier defecto de graduación del paciente”.
En este contexto, el coordinador del centro anima a cualquier paciente a acudir al especialista en caso de padecer cualquiera de los síntomas descritos, y a pesar de la pandemia, puesto que los centros sanitarios cuentan con circuitos limpios de coronavirus SARS-CoV-2. Precisamente, el Instituto Oftalmológico Quirónsalud A Coruña cuenta con el sello ‘Applus+ Protocolo Seguro frente a la COVID-19’, que acredita su cumplimiento de los estándares más exigentes de desinfección en esta pandemia.
Así, olvidarse de las cataratas y de otros trastornos de visión es posible gracias a la cirugía y a la colocación de lentes intraoculares. En el caso concreto del Instituto Oftalmológico Quirónsalud A Coruña aplican una nueva tecnología (Verion), pionera en Galicia, por la que un sistema guiado intraoperatorio digital permite corregir estos problemas oculares en una misma intervención, mejorando la precisión, y disminuyendo el tiempo de la cirugía.
Se trata de una operación de cirugía de alta resolución, en la que se combina la operación de cataratas con la corrección de estas deficiencias, y que la cirugía convencional trata de manera independiente.
Según describe Barberá, el astigmatismo es fruto de una anomalía de la curvatura de la córnea que, en lugar de ser redonda como un balón de fútbol, es ligeramente ovalada. “El resultado es una mala visión, tanto de lejos como de cerca. Se produce una visión borrosa sea cual sea la distancia a la cual se encuentre el objeto observado. Se calcula que hasta un 70% de la población tiene al menos media dioptría de astigmatismo”, apostilla el especialista.
Lo que muchos pacientes desconocen es que pueden elegir entre una variedad de tipos de lentes intraoculares, que ofrecen distintos beneficios
Mientras, la presbicia o vista cansada, según apunta el Instituto Nacional del Ojo de los Estados Unidos, es una afección relacionada con el envejecimiento, y supone la incapacidad de enfocar de cerca, un problema relacionado con la refracción dentro del ojo.
Una tecnología digital pionera
A partir de este procedimiento pionero, los expertos han logrado por ejemplo corregir en una sola intervención el astigmatismo asistido, con la cirugía de la catarata, mediante esta nueva tecnología digital que guía al cirujano durante todo el procedimiento para implantar la lente en el sitio correcto, reduciendo asimismo el índice de errores. “Consigue reducir la duración de la intervención, al tiempo que se mejora la precisión y los resultados visuales", valora el coordinador del Instituto Oftalmológico Quirónsalud A Coruña.
La cirugía consiste en sustituir el cristalino que ya no consigue realizar el enfoque por una lente que corrige todos los defectos de graduación del paciente, incluyendo el astigmatismo. Todo se realiza a través de una incisión muy pequeña de unos 2 milímetros, según detalla el oftalmólogo.
La cirugía dura unos 10 minutos por cada ojo, se realiza de forma ambulatoria y con anestesia local, y la recuperación suele ser rápida, según manifiesta. Entre sus ventajas, dice que, por un lado, el oftalmólogo trabaja con mayor precisión y, por otro, para el paciente supone un ahorro de tiempo, ya que acude a operarse de cataratas y al mismo tiempo corrige su visión de lejos y de cerca, con lo que ya no necesitará gafas tras la cirugía.
El doctor Barberá destaca en este sentido que las lentes intraoculares tóricas son “el mejor método” para corregir el astigmatismo en pacientes con cataratas y/o presbicia. Además, sostiene que aplicando los avances tecnológicos para el guiado intraoperatorio digital se consiguen mejores resultados visuales, a la vez que se acorta la duración de la intervención.
La presbicia o vista cansada, según apunta el Instituto Nacional del Ojo de los Estados Unidos, es una afección relacionada con el envejecimiento
El Instituto Oftalmológico Quirónsalud A Coruña ya ha aplicado esta técnica a cerca de 50 pacientes, con excelentes resultados, y ha presentado los resultados del estudio el pasado mes de enero en la 47 reunión de la Sociedad Gallega de Oftalmología.