El Día Internacional de la Diversidad Biológica, también llamado Día Internacional de la Biodiversidad, se celebra el 22 de mayo de cada año.

Fue la ONU, Organización de las Naciones Unidas, la encargada de lanzarlo con el objetivo de crear conciencia sobre la importancia de la biodiversidad para los seres humanos y la necesidad de cuidarla y preservarla para las futuras generaciones.

En este contexto, la gestión del agua es fundamental y un elemento vital hasta tal punto que, la biodiversidad depende en gran medida del agua para sobrevivir y prosperar. 

“La clave”, aseguran los expertos, “es proteger los ecosistemas, tanto terrestres como marinos, e implantar nuevas prácticas más respetuosas con el planeta”.

Aquí, juegan un papel fundamental las empresas que como Agbar, parte del grupo Veolia, referente mundial de la transformación ecológica con soluciones en agua, energía y residuos, fomenta el desarrollo de soluciones de mitigación y adaptación al cambio climático, modelos respetuosos y responsables con el clima y el entorno, “basados en la preservación de la biodiversidad y la economía circular, para avanzar en la descarbonización de los territorios”, señalan desde la propia compañía.

En España, Agbar suministra agua a 13 millones de personas y presta servicio en más de 1.100 municipios, actuando desde la proximidad al territorio. “Mediante la innovación, la digitalización, y el impulso de las alianzas”, explica la empresa, “actuamos para mejorar la gestión, de forma sostenible, de los recursos hídricos”.

La gestión del agua es fundamental y un elemento vital hasta tal punto que, la biodiversidad depende en gran medida del agua para sobrevivir y prosperar

Y esta mejora de la gestión se concreta en varias líneas de actuación.

Por un lado, la naturalización de las instalaciones’ adoptando medidas para disminuir la huella ecológica y favorecer a la biodiversidad local mediante creación de microhábitats, zonas de alimentación, refugios, programas de reintroducción de especies en declive, etc, y también eliminando el uso de fitosanitarios en todas las instalaciones, o incorporando protocolos de actuación para luchar contra las especies exóticas invasoras en todas las instalaciones.

 

Algunos ejemplos de naturalización son la planta potabilizadora de Sant Joan Despí, ubicada en el área metropolitana de Barcelona junto al río Llobregat, donde el grupo ha creado una reserva de mariposas y de 42 especies florales, además de instalar hoteles de insectos, cajas-nido para rapaces nocturnas, murciélagos y aves, así como refugios para erizos y anfibios.

 

También las depuradoras de Olot y Sant Joan de les Fonts, en la comarca gerundense de La Garrotxa (Girona), donde se han creado dos jardines de mariposas, se ha disminuido la periodicidad de siega de las zonas herbáceas creando prados floridos y herbazales que favorecen a los polinizadores y mejoran la biodiversidad del entorno, y la depuradora de Cabezo Beaza (Cartagena, Región de Murcia), además de limpiar el agua, se está contribuyendo a la conservación de la biodiversidad gracias a las lagunas artificiales que sirven de refugio a más de 30 especies de aves acuáticas.

Otra de las líneas de actuación son las ‘soluciones basadas en la naturaleza’ en las que Agbar trabaja desde hace varios años para integrar los ecosistemas en su actividad, tanto en ámbito urbano como en espacios de interés natural, promoviendo los servicios que proporciona la naturaleza.

Agbar fomenta el desarrollo de soluciones de mitigación y adaptación al cambio climático, modelos respetuosos y responsables con el clima y el entorno

Hablamos de la gestión de Agbar en el Delta del Ebro, por ejemplo, concretamente en los humedales artificiales de depuración de Illa de Mar y de l’Embut, que depuran el agua utilizada para el cultivo del arroz mediante el uso de la vegetación acuática y los microorganismos. “A día de hoy”, explica la compañía, “es una zona de alto interés ornitológico, que ofrece espacios idóneos (refugios, zona de alimentación y nidificación) para la observación de aves, algunas de ellas amenazadas, paseos naturalistas y educación ambiental”.

La ‘incorporación de la biodiversidad en las ciudades’ es otro de los ejes de actuación. Asimismo, Agbar desarrolla soluciones basadas en la naturaleza para la gestión del ciclo del agua en las zonas urbanas. “El objetivo”, asegura, “es contribuir a que las ciudades sean más resilientes al cambio climático y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos a la vez que se favorece la biodiversidad de la metrópoli”.

 

Un concepto de ciudad que se hace realidad en el parque La Marjal en Alicante, zona de ocio inundable, creada para retener las aguas pluviales y mitigar así las inundaciones en la ciudad durante episodios de lluvias torrenciales. Se ha diseñado utilizando vegetación que recrea un hábitat natural inundable propio del levante como son las marjales. Las lagunas que permiten almacenar la lluvia, se mantienen con agua regenerada de forma permanente todo el año y sirven de refugio y parada migratoria para una gran diversidad de especies de aves acuáticas. Además, se ha instalado una estación de anillamiento en el parque para seguir la biodiversidad de aves acuáticas que utilizan el parque.

Y, por último, Agbar desarrolla una línea de actuación que se basa en la ‘concienciación ambiental’.

Para ello, la empresa sensibiliza a sus trabajadores y las comunidades locales sobre el buen uso y cuidado del agua y del medio ambiente gracias a campañas y programas educativos.

Para naturalizar sus instalaciones, Agbar adopta medidas para disminuir la huella ecológica y favorecer a la biodiversidad local mediante creación de microhábitats 

El Programa BiObserva Voluntariado, implantado en 90 instalaciones, en el que colaboran más de 270 trabajadores de la compañía como voluntarios, contempla la observación de las especies de avifauna en los centros de trabajo y su registro en una app o en una plataforma web de acceso público. 

Agbar concreta que las más de 145.000 observaciones recogidas permiten conocer la calidad ambiental de las instalaciones cuyas conclusiones se comparten en el Sistema Global de Información sobre Biodiversidad (GBIF), una red internacional de infraestructura de datos financiada por los gobiernos para ofrecer acceso abierto a datos de biodiversidad.