Romper la línea de transmisión de la pobreza de padres a hijos favoreciendo el pleno potencial y las capacidades de los menores, es el objetivo del Programa CaixaProinfancia que, en el marco de los proyectos sociales impulsados por la Fundación “la Caixa”, “trabaja para dar respuesta a los grandes retos de nuestro entorno”.

La Fundación “la Caixa” desarrolla, desde hace doce años, este programa dirigido a familias con niños y niñas y adolescentes de entre 0 y 18 años en situación de vulnerabilidad y que el pasado año atendió a más de 62.000 menores y 37.000 familias en 125 municipios de España, destinando más de 60 millones de euros en ayudas educativas y sociales.

“La estrategia de CaixaProinfancia se concreta en el desarrollo de cinco grandes líneas de trabajo: refuerzo educativo, educación no formal y tiempo libre, apoyo educativo familiar, atención y terapia psicosocial, promoción de la salud”, explican desde la Fundación.

El programa, en el que colaboran más de 400 entidades sociales, se ha visto reforzado en este 2020 con una partida extraordinaria de 3 millones de euros para asegurar la alimentación de las familias más vulnerables con el objetivo de tratar de paliar las consecuencias de la pandemia en aquellos que disponen de menos recursos.

En este sentido, también ayuda en la gestión del impacto emocional que los niños y niñas y adolescentes, que viven en hogares con carencias sociales, económicas y educativas, hayan podido sufrir a raíz de la situación generada por la emergencia del COVID.

La estrategia de CaixaProinfancia se concreta en el desarrollo de cinco grandes líneas de trabajo: refuerzo educativo, educación no formal y tiempo libre o apoyo educativo familiar, entre otras

Y lo ha hecho mediante actividades, especialmente creativas, de verano online que han llegado a 20.000 personas y que han permitido trabajar contenidos educativos, así como ofrecer recursos para reconocer, expresar y gestionar sus emociones, tanto a los menores como a sus familias.

1 de cada 3 niños sufre la pobreza infantil

En España, 1 de cada 3 niños sufre la pobreza infantil, heredada de padres a hijos lo que se traduce en la dificultad de acceder a un derecho universal: la educación, una realidad que se ha visto agravada por la crisis social y económica de la COVID-19 y que afecta a hogares que hasta ahora disfrutaban de una cierta estabilidad

Así que, este año cobre un sentido especial la aportación del programa CaixaProinfancia que a lo largo de todo el curso facilita diferentes ayudas educativas a familias vulnerables como refuerzo escolar o estudio asistido, actividades de ocio y tiempo libre, apoyo psicomotor, atención logopédica y equipamiento escolar. “Siempre ha sido un apoyo fundamental, pero ahora, si cabe, más que nunca”, asegura Teresa Muro, coordinadora del Programa de Infancia y Juventud de la Fundación Sevilla Acoge, una de las entidades colaboradoras del programa CaixaProinfancia para la que “hablar del Programa es como hablar de una parte muy importante de mi vida, es mi familia, mi hogar y probablemente, la actividad a la que más horas le he dedicado los últimos 13 años de mi vida”.

“Por situarnos un poco”, explica Teresa, “la Fundación Sevilla Acoge es una entidad que nace en Sevilla, en 1985, de la mano de nuestra fundadora, que en paz descanse, Reyes García de Castro, para principalmente, acompañar a las personas migrantes que acababan de llegar a la ciudad y necesitaban situarse, sentirse acogidos, apoyados, respetados…, vaya, lo que todas las personas necesitamos, más aún después de hacer un periplo migratoria de, en el mejor de los casos, meses, y jugarse la vida en una búsqueda incesante por un lugar en el que vivir en paz”.

“Y una vez dicho que es una parte de mí”, añade “pasaré a explicar más técnicamente de lo que se trata” (risas).

Para miles y miles de familias, el Programa ha sido y es su hogar

CaixaProinfancia es un programa socio-educativo que tiene con el principal objetivo de luchar contra la pobreza infantil en España. “Una vez dicho de manera formal de qué se trata (para formalismos siempre podemos entrar en webs informativas y conocer más a fondo todo lo que queramos, en esta sociedad de la información en la que vivimos), me gustaría explicar que para miles y miles de familias, el Programa ha sido y es su hogar, su refugio y su oportunidad de haber llegado a cumplir sueños y metas impensables, como nos decía hace unos meses un joven, que este año entra a la Universidad, y ha sido un menor apoyado por el Programa durante años”.

 ¿Cuáles son vuestras líneas de trabajo?

En la Fundación Sevilla Acoge, como marcan nuestros estatutos, el trabajo con la infancia y la adolescencia es una de las líneas prioritarias: artículo 6 de los Estatutos de la Fundación: “Promover medidas de diverso tipo tendentes a lograr el desarrollo personal  y la formación humana  que faciliten la integración social y laboral  de los jóvenes hijos de familias inmigrantes. Intervenir en la protección, promoción y  formación de los menores y jóvenes no insertos en una estructura familiar normalizada, mediante los programas que fueren pertinentes.

De este modo, desde el primer año de Programa, nos acogimos, dentro de los servicios “pro-educación” que ofrece el CaixaProinfancia, a los subprogramas de: refuerzo educativo, equipamiento escolar, campamentos, colonias urbanas y centros abiertos; y dentro de los servicios “pro-salud”, a las ayudas económicas para gafas y audífonos y alimentación e higiene infantil.

 Hay más servicios, no todas las asociaciones tenemos los mismos, pero nosotras estamos centradas desde un primer momento en los que hemos descrito, porque acompañan a otros programas y proyectos de la entidad y nos apoyan enormemente para conseguir los objetivos que nos planteamos a nivel global como organización.

No nos han faltado ganas en ningún momento, desde aquel fatídico mes de marzo

 ¿Cómo os habéis adaptado a esta complicada situación que ha supuesto la pandemia?

 Pues con muchas dificultades sobrevenidas, como la gran mayoría de entidades (y de personas en general), nos hemos REINVENTADO. Lo digo en mayúsculas porque no nos han faltado ganas en ningún momento, desde aquel fatídico mes de marzo, de dar todo lo que hemos podido y más, para seguir estando al lado de las personas que más lo necesitan, para seguir abriendo puertas y tendiendo puentes que llegasen a todos los hogares posibles.

Pensamos, aunque pueda parecer utópico, que todo lo que está aconteciendo desgraciadamente, también ha servido para llenarnos un poco más de humanidad, por buscar algo positivo a esta terrible situación.

El Programa CaixaProinfancia ha confiado desde el primer día en nosotras, en las entidades. Hemos alterado los métodos de trabajo y hemos cambiado ritmos, formas, objetivos…, una vez más, nos hemos reinventado, siempre con la fuerza que provoca que confíen en ti, que confíen en que las entidades y las personas técnicas siempre hacemos todo lo mejor que podemos, ha sido un voto de confianza que jamás vamos a olvidar. Como hablábamos al principio, el programa es “hogar de todos y todas”.

 ¿Han surgido necesidades nuevas?

 Sí, han surgido nuevas necesidades y se han agravado las ya existentes. Durante el confinamiento se ha empeorado la economía de las familias con las que trabajamos, que en el mejor de los casos tenían trabajos temporales mal remunerados, muchas de ellas sin contratos, así que han perdido los pocos ingresos con los que contaban para hacer frente a los gastos cotidianos.

En muchos casos nos hemos encontrado con que no tenían dinero ni para darle ni un plato de comida a sus hijos/as, ni por supuesto para pagar facturas de luz y agua, alquiler… Muchísimo menos para comprar productos de higiene o limpieza, que tan importantes son en esta crisis sanitaria.

Han surgido nuevas necesidades y se han agravado las ya existentes

 Gracias al Programa CaixaProinfancia, que incrementó el dinero que dedica a ayudas de bienes, en este caso, ayudas para alimentación, hemos podido apoyar a muchas de nuestras personas beneficiarias.

 Las necesidades de tener una buena conexión a internet en casa y dispositivos para seguir al día con las tareas escolares, han sido una brecha importantísima. Hemos recibido ayudas, aunque no todas las que nos gustaría para atender a tantas y tantas personas, pero al menos, algo.

 ¿Habéis realizado actividades extraordinarias de verano para paliar de alguna manera la situación de confinamiento?

 Este verano ha sido muy diferente a los anteriores ya que nosotras, desde el comienzo del Programa, ponemos casa año en marcha un campamento al que acuden, al menos, 40 menores. Es la actividad más esperada, nos vamos a la sierra una semana, convivimos en comunidad, hacemos muchos juegos, tenemos piscina, 5 comidas al día, naturaleza, amistad y diversión todo el día, también desarrollamos muchas actividades relacionadas con la educación emocional y los valores; todas esperamos este momento cada año como la guinda del pastel, pero este año no ha sido posible.

 

Aun así, lo hemos compensado, ya que hemos realizado 9 semanas de colonias urbanas en la ciudad. Todo muy controlado, con protocolos muy estrictos, pero a la vez, con una implicación maravillosa de las familias, y como no, de los/as menores, que están siendo un ejemplo de respeto y cumplimiento de normas para toda la sociedad.

 Hemos podido hacer actividades muy divertidas y hemos salido airosas de la situación, sin ningún contagio y ningún “susto”, que no es tarea fácil. La evaluación del verano ha sido un éxito que ni nosotras mismas nos esperábamos, en estos tiempos que corren. Los/as menores han vuelto a ser niños/as, que es de lo que se trata, entre otras cosas, tienen el derecho, que no es poco, aunque a veces se nos olvide el por desgracia, no tan conocido, “interés superior del menor”.

Hemos salido airosas de la situación, sin ningún contagio y ningún “susto”

 ¿Cómo ha sido el impacto emocional del colectivo al que va destinado el Programa?

 Duro, muy duro. Están tocados/as. Bueno, estamos todas las personas, me reitero, ellas más, que ya estaban en una situación de vulnerabilidad, en muchos casos casi extrema, antes de entrar en esta crisis.

 Han perdido sus trabajos, por precarios que fueran, no tienen ingresos para hacer frente a los gastos, en muchas ocasiones están al borde de perder el alojamiento y sobretodo: no tienen seguridad de que puedan poner un plato de comida a sus hijos/as. A todo ser humano esto sería una situación que nos daría un vuelvo emocional.

 Para afrontar la situación seguimos aquí, con mucha fuerza, las personas técnicas que nos encargamos de trabajar en instituciones que apoyan a estos colectivos, los programas que no nos dejan solas, como es el CaixaProinfancia, y cómo no, han de estar también las instituciones públicas, para dar sustento a todo este entramado. Ahora hay que esforzarse más que nunca, ¡vamos a por ello!

 ¿Cómo se presenta el otoño?

 El otoño se presenta lleno de incertidumbres, pero eso no nos quita las ganas, ni las fuerzas para unirnos más que nunca y seguir adelante.

 Ahora mismo tengo frente a mí unas cajas enormes llenas de mochilas para el cole y material escolar. Son los “kit escolares” que nos proporciona cada año el Programa CaixaProinfancia. Un total de 119.895 kits de material escolar para regalárselos a todos los menores con los que trabajamos. Eso nos da vida y nos inyecta esperanzas para seguir, porque podemos, no estamos solas.

Seguiremos “al pie del cañón”, apoyándonos entre las entidades, apoyando a los servicios sociales públicos, apoyando a los centros educativos, haciendo un trabajo en red real para llegar al mayor número de personas posibles y poder apoyarlas, para que no haya ningún niño/a sin un plato de comida, sin apoyo para sus tareas, sin un psicólogo, si lo precisa, en fin, para conseguir que sean felices.