“Hola, soy Lucía Galán y hoy voy a hablarte de la importancia de ser y dar ejemplo a nuestros hijos”.

Es la nueva protagonista de Mejor Conectados, una iniciativa de Telefónica para visibilizar talento e inspirar conexiones para que las personas se sientan capaces de lograr lo que se propongan.

“Igual de importante que es hablar con los padres, para que me entiendan”, señala, “lo es conectar con el niño”, asegura.

Lucía es pediatra, escritora y conocida en redes como ‘Lucía, mi pediatra'. Pero fundamentalmente, Lucía es “madre dos adolescentes”, con todo lo que eso conlleva, “casi nada”, dice.

Conocida por su forma de divulgar, acompañar y desmontar mitos en el cuidado de nuestros hijos, nos descubre de primera mano los consejos para sentirnos seguros y confiados y hacer que ellos también se sientan seguros y confiados.

 “A los niños hay que explicarles las cosas”, dice Lucía "porque forma parte de la educación"

“Las experiencias impactan para el resto de la vida”, explica Lucía para hablarnos de su feliz infancia que transcurrió en Oviedo cuando, a los 5 años, le diagnosticaron una enfermedad grave. “Aprendí que todo lo que se habla entre los adultos, el niño lo escucha, lo siente y, en algunas ocasiones, lo percibe de manera diferente a lo que es en realidad porque no llega a entenderlo completamente”.

“A los niños hay que explicarles las cosas”, dice porque forma parte de la educación y es precisamente la educación una de las mayores preocupaciones cuando te conviertes en padre, en madre.

¿Lo haré bien?

¿Lo haré bien?, nos preguntamos y nos surgen dudas constantemente porque nadie nos enseña “cómo educar a un hijo”.

De poco sirve empaparse de todo tipo de lecturas sobre la educación infantil…,o la disciplina positiva, si después no damos ejemplo con nuestro comportamiento. “Nuestros valores y nuestra mochila de recuerdos, la llenan nuestros padres, la llenamos nosotros como padres, con nuestras palabras, con nuestro tono de voz, incluso, con nuestra forma de mirar a los demás, amable y compasiva hacia las personas que nos rodean, y no hay manera de llenar esa mochilita de valores si los niños no lo ven en su casa”

Hay que tener en cuenta que, incluso, cuando no nos dirigimos a nuestros hijos, les estamos educando. “Debemos educar en la amabilidad de dar las gracias, de mirar a los ojos, de escuchar de una forma activa…apagando el móvil, por ejemplo”.

“Debemos educar en la amabilidad de dar las gracias, de mirar a los ojos, de escuchar de una forma activa…apagando el móvil, por ejemplo”, asegura la pediatra

Es decir, educar para que los niños sean buenas personas, sensibles, empáticos, humildes, generosos, pero también para que sepan poner límites a los ataques, a los insultos, a los acosadores, algo que formará parte de su entorno vital.

“Hablar con asertividad, desde tu sentir, sin faltar al respeto, siendo elegante porque, cuando más alto es el tono de la otra persona y su mala educación, la contraofensiva debe ser la amabilidad. Con eso, se neutraliza al que está enfrente”, nos cuenta la pediatra.

En la vida, nuestros hijos, se encontrarán con situaciones complicadas y deben saber manejarlas para protegerse. “Es una carretera en la que los niños necesitan límites para ir en la dirección correcta”, explica, “por ello, debemos guiarles y a la vez permitirles tomar sus propias decisiones cada vez más importantes según vayan cumpliendo edad”.

Cuidar el mensaje

Pero, los padres, no son perfectos, son personas reales que muchas veces caen en la queja continua, en el lamento y, eso, también se transmite. “Hay que cuidar el mensaje”, recomienda Lucía Galán, “cuidar las palabras porque nuestros niños no escuchan todo el día y seguro que hay momentos bonitos del día a día que puedes compartir con ellos”.

De poco sirve empaparse de todo tipo de lecturas sobre la educación infantil…,o la disciplina positiva, si después no damos ejemplo con nuestro comportamiento

Porque…ser padres es una maravillosa responsabilidad, “no hay responsabilidad más grande”.

“Hay un ejemplo increíble con los bebes pequeñitos. Cuando llega a la consulta un bebe, durante los primeros seis u ocho meses no me conoce y percibo, a través del fonendo, que está en taquicardia, que está en alerta, y  busca con la mirada a papá o a mamá. Si  en esa búsqueda se encuentra con una mirada amable y con palabras tranquilizadoras, automáticamente, la frecuencia cardiaca baja…Se me ponen los pelos de punta cuando ocurre eso”.

El impacto, la conexión extraordinaria que tenemos con nuestros niños desde que son muy pequeñitos, empieza en ese momento y es para siempre. “Estamos conectados con nuestros hijos más allá de la vida y de la muerte”.