La preocupación por el medio ambiente continúa siendo particularmente fuerte, después de que el Covid-19 la desplazara del primer lugar de la lista, aunque no dejó de importar a más de tres cuartos de la población. Es más, algunos señalaban que los confinamientos de la pandemia habían traído mejoras medioambientales que les gustaría que se mantuvieran y han surgido algunas oportunidades en Europa.

Por ejemplo, la Alianza Europea para una Recuperación Verde, lanzada en abril de 2020 e impulsada por el eurodiputado francés Pascal Canfin. La firmaron 180 personas y organizaciones: líderes políticos, empresarios, asociaciones empresariales, la Confederación Europea de Sindicatos, ONGs y miembros de laboratorios de ideas. Otra oportunidad está en el establecimiento del Pacto Verde Europeo como hoja de ruta con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% para 2030.

En estos momentos, al 35% de la población española le preocupa mucho el cambio climático, al 42% bastante y al 13,5% poco, según el barómetro de noviembre del CIS

 

El medio ambiente y el cambio climático se sitúan como la segunda preocupación para el 23% de la población mundial, por detrás de la inflación, según un informe de la empresa de estudios de mercado y de opinión Ipsos. España no escapa de esta tendencia, pues el 61% de la población muestra inquietud por la inflación y un 22% señala el medio ambiente y el cambio climático como la segunda mayor preocupación. Este último porcentaje es similar al de otros países del viejo continente, como Reino Unido y Alemania, pero está muy lejos de Francia (43%). También cabe destacar que la mitad de la población mundial siente cierta culpa por su impacto en el medio ambiente y ha empezado a modificar algunos hábitos, como: reciclar lo máximo posible, utilizar bombillas de bajo consumo, no usar tanto el coche o que este sea eléctrico o híbrido. Además, crecen los activistas, que ya representan una quinta parte de la población mundial.

En 2022, la consultora Kantar refería que la guerra, la economía y las cuestiones climáticas y medioambientales eran las principales preocupaciones de la sociedad en 19 países, seguidos por la inflación y otras cuestiones sociales. En estos momentos, al 35% de la población española le preocupa mucho el cambio climático, al 42% bastante y al 13,5% poco, según el barómetro correspondiente a noviembre del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Eso sí, la mayoría considera que los problemas políticos en general son el principal, seguidos de la crisis económica y los problemas de índole económica, y de la sanidad.

El 80% de los europeos afirma que está dispuesto a pagar por productos fabricados de una forma ambiental y socialmente responsables. Claro que también depende de cuál sea ese precio, porque hay un límite para ese gasto extra… y más en tiempos de elevada inflación

 

La preocupación medioambiental también se ha trasladado a los consumidores: el 80% de los europeos afirma que está dispuesto a pagar por productos fabricados de una forma ambiental y socialmente responsables, según la consultora Bain & Company. Claro que también depende de cuál sea ese precio, porque hay un límite para ese gasto extra… y más en tiempos de elevada inflación, y reclaman a las marcas que proporcionen información clara y simple sobre los productos sostenibles. De hecho, el 75% de los compradores dice que quiere adquirir productos sostenibles, pero “las marcas tendrán que asegurarse de que pueda permitírmelo”, refiere Kantar. Por tanto, se presenta una gran oportunidad para las marcas si ponen un precio más accesible para que sus opciones sostenibles lleguen a un abanico más amplio de consumidores y no solo a unos pocos, porque no hay falta de interés sino precios demasiado altos en algunos productos.

La sostenibilidad es, junto a la Inteligencia Artificial y las compras online, una de las principales áreas donde las empresas debían invertir este año, según la empresa de servicios de comunicación y marketing digital Samy Alliance. También apuntaba que el mercado hispánico está cada vez más interesado en las acciones gubernamentales y su impacto económico en la sostenibilidad, al mismo tiempo que el consumo excesivo se empieza a transformar desde la compra de productos nuevos a la de usados. Y en esto ha contribuido bastante la denominada Generación Z (los nacidos entre los años 1995 y 2010), porque se preocupa más por las decisiones de compra sostenibles por encima de las marcas, como refleja un estudio de First Insight y el Baker Retailing Center de la Wharton School de la Universidad de Pensilvania.

El consumo excesivo se empieza a transformar desde la compra de productos nuevos a la de usados. Y en esto ha contribuido bastante la denominada Generación Z, porque se preocupa más por las decisiones de compra sostenibles por encima de las marcas

 

A esta preocupación por el medio ambiente y las nuevas tendencias en consumo, todo el país, y en especial industrias y empresas intentan dar respuesta, por ejemplo, gastando más en protección ambiental, aunque aún queda un largo camino por recorrer. El Gasto Nacional en Protección Ambiental alcanzó los 19.417,6 millones de euros en 2021, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), por encima de los 19.169 millones del año anterior pero sin superar los niveles preCovid. Y la partida más grande de dicho gasto se destinó a la gestión de residuos, que ascendió a 12.145 millones y representó el 62,6% del total. Las sociedades fueron las que más aportaron para proteger el medio ambiente, con 8.634 millones (44,4% del total); seguidas de Administraciones Públicas e Instituciones sin fines de lucro al servicio de los hogares (ISFLSH), con 7.490 millones; y los hogares, con 3.294 millones.

Por su parte, el gasto de la industria en protección medioambiental se elevó a 2.626 millones en 2020, según los últimos datos del INE, frente a los 2.792 millones de 2019; y destacaron las aportaciones de la industria de alimentación, bebidas y tabaco (634,9 millones), seguida de la química y farmacéutica (444,38 millones).

Y entre los cada vez más numerosos ejemplos de mayor gasto en medio ambiente, recientemente Caixabank ha presentado un plan para impulsar la transición verde de las empresas, junto a la auditora Deloitte. Una iniciativa a la que ya se ha unido Jesús Lozano, CEO de Lotrans (compañía de transporte de mercancías nacional e internacional), entre otros empresarios. “Es tan grande la revolución que nos viene que esto no podemos hacerlo solos”, señaló Lozano en unas jornadas.

Parece que hay signos para el optimismo y que además la reutilización y el reciclaje de residuos avanzan, pero aún no lo suficiente y queda un largo camino por recorrer.