Recientemente, el pasado 15 de marzo, se ha conmemorado el octavo año de la guerra de Siria, que tristemente, se ha convertido en la mayor tragedia del siglo XXI, pero no puede caer en el olvido. Es cierto que en nuestro mundo se tiende a recordar ciertas efemérides o colectivos en un día concreto, y en el caso sirio, este año se ha lanzado la campaña #8EnMiCorazón en las redes sociales, aunque se debe hacer mucho más.

La población siria necesita ayuda internacional por varias razones. Más del 83% de la población vive bajo el umbral de la pobreza y una de cada tres viviendas ha quedado inservible por la destrucción que ha provocado la guerra. El 40% de las escuelas están dañadas y sólo funciona la mitad de las instalaciones sanitarias, pero en condiciones mucho peores a las que había antes del inicio del conflicto.

Trágico balance: más de 370.000 muertos, 100.000 desaparecidos, 12 millones de personas fuera de sus casas...

Otra de las razones es el trágico balance de esta guerra. Más de 370.000 muertos y cerca de 100.000 desaparecidos, a los que hay que sumar 12 millones de personas que han dejado sus hogares (5,6 millones como refugiados y 6,6 millones como desplazados internos) y 1,2 millones de personas han sufrido mutilaciones y heridas permanentes.

Entre todas estas víctimas, destacan los ocho millones de niños que padecen profundas heridas físicas y psicológicas, de los que 2,6 millones han dejado la escuela y viven como refugiados en Jordania, Líbano y Turquía. El año pasado, murieron 1.106 menores, siendo el más trágico de la guerra para este colectivo que está llamado a ser el futuro del país, como en cualquier otro lugar del mundo, y en el inicio de 2019, un niño ha muerto cada cinco días debido a la falta de atención médica y a las duras condiciones climatológicas en Rukban, en la frontera con Jordania.

En 2018, murieron 1.106 menores, siendo el peor de la guerra para este colectivo que está llamado a ser el futuro del país

Henrietta Fiore, directora ejecutiva de Unicef está “particularmente preocupada por la situación en Idlib, en el noroeste de Siria, donde la intensificación de la violencia ha matado 59 niños en las últimas semanas”. Fiore también apuntó los niños y las familias en tierra de nadie que “siguen viviendo en el limbo” y que en Rukban, su situación es "desesperada", con acceso limitado a alimentos, agua, vivienda, atención médica y educación. Además, alertó sobre el empeoramiento de las condiciones en el campamento de Al Hol, que alberga a más de 65.000 personas, entre ellas, unos 240 niños no acompañados o separados de sus familiares. “Desde enero de este año, cerca de 60 niños murieron mientras realizaban el viaje de 300 kilómetros desde Baghouz hasta el campamento”, subraya.

Entre todas las víctimas, destacan los ocho millones de niños con profundas heridas físicas y psicológicas

Entre las víctimas, también ha habido cristianos, que ahora solo representan el 3% de la población cuando antes de la guerra eran el 10% pues han sido objeto de persecución religiosa por parte de los yihadistas, dejando 1.707 asesinados y 677 secuestrados. Precisamente, en la ayuda internacional que tanto necesita Siria, entre otras organizaciones implicadas está la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN España), que hace un llamamiento ante la situación de emergencia del país y de 127.185 familias cristianas.

Desde marzo de 2011 hasta ahora, ACN España ha destinado 29,5 millones de euros a 738 proyectos en todo el país, el 80% de ellos para ayuda de emergencia, el 10% se ha destinado a la reconstrucción de casas y edificios de la Iglesia, y otro 6% para sostener a sacerdotes y ayuda pastoral. Los 13 principales proyectos de ayuda de emergencia se han traducido en: bolsas de comida, becas para estudiantes, ayuda médica, alquileres de casas, suministros (calefacción, electricidad, gas y agua), reconstrucción de casas, leche para niños y pañales, medicamentos, regalos de Navidad para niños, ropa de abrigo, material escolar y charlas vocacionales. Entre estos, destaca el proyecto ‘Una gota de leche’ destinado a niños menores de 10 años, que ha supuesto el 15% del presupuesto total de la ayuda de emergencia, y no hay que olvidar que su campaña anual está dedicada a los cristianos de Siria bajo el lema “Indestructibles en la fe”.

ACN España ha destinado 29,5 millones de euros a 738 proyectos en todo el país, el 80% para ayuda de emergencia y el 10% a reconstrucción de casas

El Papa Francisco no ha dejado de denunciar en estos ocho años la injusticia de la guerra de Siria, ha pedido oraciones por la paz y ha pedido ayuda para que los cristianos puedan permanecer en el país y en Oriente Medio. Es cierto que parece que estamos ante los últimos tambores del conflicto, pero no ha escrito su fin: el Gobierno de Bachar el Asad, con ayuda de Irán y Rusia, controla ya el 70% del país, salvo la provincia de Idlib que en parte está en manos de Al Qaeda, amplias zonas en la frontera con Turquía e Irak donde las milicias kurdas han combatido, apoyadas por EEUU y otras potencias europeas, contra los restos de los yihadistas del Estado Islámico (ISIS). Ahora la última batalla contra el ISIS se libra en Baghouz y resume lo que ha sido la tragedia siria: un conflicto internacional con una fuerte violencia contra la población civil y una gran destrucción de infraestructuras y ciudades. Ojalá la paz llegue pronto y la ayuda internacional logre que el país empiece a parecerse a lo que era hace ocho años.