Recientemente, en concreto, el pasado 20 de noviembre, se ha celebrado el Día Universal del Niño, pero conviene recordar que es una tarea pendiente durante todo el año. Y también lo es en España, pues es el tercer país con mayor pobreza infantil de los 36 que componen la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Nuestro país tiene una tasa de pobreza infantil del 22%, la misma que Chile, situándose sólo por detrás de Turquía (25%) e Israel (24%). De esta forma, supera con creces la media de la OCDE que está establecida en un 13%. Esto puede deberse a que la recuperación de la crisis económica aún no es un hecho en España y tampoco ha llegado a todos de la misma manera, a esto hay que sumar otros aspectos, como: la elevada tasa de paro (13,92%, según la Encuesta de Población Activa del tercer trimestre, con 3.214.400 personas en desempleo), la precariedad laboral (muchos trabajos temporales), los bajos sueldos, los altos costes de una vivienda, etc. Y ojo, porque ya hay quienes advierten de una nueva crisis… y no sólo en nuestro país, también en todo el mundo.
Abriendo el horizonte más allá de España, se han cumplido 30 años de la entrada en vigor de la Convención de los Derechos del Niño y pese a que en este tiempo ha habido logros, aún hay mucho por hacer. Los retos más importantes siguen estando en materia de educación y de alimentación, claves para el desarrollo de los niños, los más vulnerables y en los que está el futuro, de ahí que todos deberían esforzarse muchísimo más en mejorar su situación, sobre todo, en los países más desfavorecidos.
Mandela decía que la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo
En el ámbito de la educación, aún hay unos 263 millones de niños y jóvenes sin escolarizar, una cifra que equivale a la cuarta parte de la población europea, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). De estos, 61 millones son niños en edad de cursar la enseñanza primaria (6-11 años); 60 millones deberían estar en el primer ciclo de secundaria (12-14 años) y 142 millones de jóvenes, en el segundo ciclo de enseñanza secundaria (15-17 años). Al hilo de esto conviene recordar, como decía Nelson Mandela, que “la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”, y también la frase del científico, botánico, educador e inventor afroamericano George Washington Carver: “la educación es la llave para abrir la puerta de oro de la libertad”.
En el tema de la alimentación, unos 200 millones de niños sufren desnutrición -unos 150 de forma crónica y otros 50 de manera severa-, según el Gobierno Federal de Alemania, basándose en datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), de la Organización Mundial para la Salud (OMS) y del Programa Mundial de Alimentos (PMA). Precisamente, la ONG Acción contra el Hambre quiere movilizar contra la desnutrición crónica y ha puesto en marcha distintas iniciativas para sensibilizar y movilizar. Entre ellas, destaca la nueva película de los hermanos Guillermo y Javier Fesser (El monstruo invisible), que trata sobre el hambre infantil, los sueños rotos y la esperanza; podrá verse en colegios de toda España y se ha rodado en la isla de Mindanao (Filipinas), una de las zonas del mundo más golpeada por la crisis climática y más de cinco décadas de conflicto.
El hambre es mucho más que un problema de alimentación, como se refleja en la película 'El monstruo invisible'
“El monstruo invisible quiere permanecer en el recuerdo”, ha explicado Guillermo Fesser, pues la cinta muestra la realidad de cientos de niños en Filipinas y trata de poner el foco en que “el hambre es mucho más que un problema de alimentación”. “Pese a la dureza de la vida en el vertedero y en el campo de desplazados, en el cielo de Mindanao volaban cientos de cometas. Porque la felicidad puede encontrarse donde menos te lo esperas”, ha afirmado Javier Fesser. El objetivo era “mostrar al mundo una realidad invisible, porque el hambre invisible o desnutrición crónica dificulta la capacidad de aprender y lastra el desarrollo físico y cognitivo de los menores de cinco años. Es un problema de salud pública mundial de primer orden”, ha añadido Marisa Sánchez, de Acción contra el Hambre. Además, está ONG también celebra la XXIV edición de ‘La Carrera contra el Hambre’, que llevará a más de 300 colegios actividades para que los estudiantes conozcan la situación y las posibles soluciones que existen para curar el hambre que sufren otros niños en el mundo.
A la falta de alimentación se suman las dificultades para acceder a la sanidad, la falta de agua potable, los conflictos o los desastres naturales. El destino de menores en zonas de conflictos armados es un asunto de preocupación, según el Gobierno Federal alemán, pues están más “desprotegidos ante la violencia generalizada y las violaciones sistemáticas del Derecho Internacional Humanitario” que nunca: más de dos terceras partes de todos los niños del mundo están sometidos a algún tipo de violencia. Los desastres naturales y el cambio climático también suponen una amenaza para la infancia: 500 millones de niños viven en regiones donde podría haber inundaciones, 115 millones en zonas golpeadas frecuentemente por tormentas tropicales y 160 millones en áreas azotadas por la sequía. En total, una cuarta parta de los fallecimientos de niños de menos de cinco años es atribuible al cambio climático.
500 millones de niños viven en regiones donde podría haber inundaciones, 115 millones en zonas de tormentas tropicales y 160 millones en zona de sequía
Y a todo esto se suman los cerca de 152 millones de niños que todavía tienen que trabajar para ayudar a sus familias a sobrevivir, la mayoría en África y Asia, según Unicef. Es cierto, que en las últimas dos décadas, la cifra de trabajo infantil ha disminuido considerablemente, desde los 246 millones que había en el año 2000, pero aún hay mucho por hacer y el descenso se ha ralentizado.
Todas estas cifras ponen de manifiesto que se debe tener más en cuenta el Día Universal de Niño durante todo el año y no sólo cuando se conmemora esta efeméride. Un deber para todos (gobiernos, empresas, ONGs, sociedad civil…) que no se puede dejar en la lista de tareas pendientes, sino en el que se tienen que hacer más esfuerzo porque los niños son el futuro y por tanto, el presente de mañana.