Las benzodiacepinas representan uno de los grupos farmacológicos más usados por la población española, a pesar de que se dispensan con receta médica. Son fármacos con los que tenemos gran experiencia de uso. Son seguros y conocidos. Debe pautarse su toma previamente; si bien, de no seguirse al pie de la letra las indicaciones del médico pueden surgir algunos problemas como el riesgo de toxicidad conductual y de dependencia farmacológica, aparte de afectar al rendimiento psicomotor.

De hecho, la doctora Irene Rubio Bollingercoordinadora de la Unidad del Sueño del Hospital Quirónsalud Sur de Madrid, alerta sobre el consumo indiscriminado de benzodiazepinas en nuestro país, “ya que son sustancias sedantes con un alto potencial de abuso y dependencia”.

Recuerda esta experta que, según datos de la encuesta EDADEs 2022, el 7,2% de los españoles afirma que diariamente consume estos fármacos; mientras que el 9,7% dice que los había consumido, con o sin receta, en los últimos 30 días. “Y es que el uso de diferentes sustancias para combatir el insomnio se ha disparado en los últimos años y se ha convertido en un problema de salud pública”, manifiesta esta especialista en Medicina del Sueño.

Las prácticas aleatorias, y sin control médico, no sólo no ayudan a resolver el problema, sino que además provocan efectos secundarios indeseables en el medio y largo plazo

Es más, sostiene que, según los últimos datos recabados por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), España en 2020 se convirtió en el país del mundo con mayor consumo de benzodiacepinas. Pero, ¿qué son las benzodiacepinas y por qué tenemos este problema?

Qué son las benzodiacepinas

La neurofisióloga recuerda que este es un medicamento que, a menudo, se receta para dormir mejor por su efecto ansiolítico, hipnótico, y por ser un relajante muscular. “Sólo Bélgica y Portugal se acercan a las cifras de España”, mantiene la doctora Rubio Bollinger.

 

Según recuerda la Agencia Española de Medicamentos y productos Sanitarios (AEMPS), estos fármacos se suelen clasificar en dos grandes grupos: ansiolíticas e hipnóticas; si bien clarifica esta entidad que también se emplean para otras patologías médicas como en el tratamiento de la abstinencia de alcohol y de otras drogas, como anticonvulsionante, frente a los espasmos musculares, en la sedación prequirúrgica, ante temblores o cefaleas tensionales, entre otras afecciones según enumera.

Dependencia y síndrome de abstinencia

Además, la coordinadora de la Unidad del Sueño del Hospital Quirónsalud Sur, avisa de que, aunque en los prospectos se refleja que no deben recetarse más allá de 3 meses, muchas veces se ven pacientes que llevan años consumiéndolas; que han ido subiendo las dosis al ver que perdían o que disminuía su efecto con el tiempo; e incluso otros que las toman de manera aleatoria día sí, día no, e incluso en momentos tan extemporáneos como en mitad de la noche y en dosis exageradas.

Según datos de la encuesta EDADEs 2022, el 7,2% de los españoles afirma que diariamente consume estos fármacos; mientras que el 9,7% dice que los había consumido, con o sin receta, en los últimos 30 días

“Estas prácticas aleatorias, y sin control médico, no sólo no ayudan a resolver el problema, sino que además provocan efectos secundarios indeseables en el medio y largo plazo, generando en muchas ocasiones un síndrome de abstinencia y el desarrollo de una dependencia física y psíquica, incluso en dosis mínimas y tratamientos cortos”, manifiesta esta neurofisióloga.

 Pero es que también señala que, entre algunos de los efectos secundarios no deseados, se incluyen síntomas de agorafobia, de despersonalización, así como distorsiones perceptivas, o incluso un agravamiento de la depresión. “Incluso, en algunas ocasiones de retirada del fármaco después de mucho tiempo de consumo se ha visto que ha producido tinnitus (afección del oído interno)”, apunta la doctora Rubio Bollinger.

Es por ello por lo que esta experta en Medicina del Sueño de Quirónsalud Sur destaca que en aquellos casos de insomnio “siempre se ofrecerá como primera opción de tratamiento el control de estímulos, la higiene del sueño, o la terapia cognitiva-conductual. “Y en el caso de recetarse benzodiacepinas debe ser por un espacio de tiempo corto y controlado, junto con estas otras medidas coadyuvantes, incluyendo su retirada gradual”, concluye la especialista.