Carlos Herrera (COPE), sobre el Gobierno: “Es mentira que hicieran caso a los expertos. A los de la UE no les hicieron caso. Mienten”

En la COPE, Carlos Herrera opinaba: “No es el único caso en que el Gobierno es incapaz de decir 'me he equivocado'. Desde su chalet de Galapagar reaparecía convaleciente la ministra de Igualdad, Irene Montero, para hablar en La Sexta. ¿La fiebre habría obrado algún milagro en ella? ¿Estaría más humilde o abierta a la autocrítica?". "Hicimos lo que nos dijeron todas las autoridades, tanto sanitarias como los expertos que estaban trabajando en el seguimiento de la evolución de los casos en España". "Es mentira que hicieran caso a los expertos. A los de la Unión Europea no les hicieron caso. Mienten. Esta es otra que le echa la culpa a los demás. Cuando no es el proveedor son los expertos".

Es entonces cuando surge "lo que esta gente maneja como nadie". "Estos son trileros y charlatanes fundamentalmente, pero tienen un aparato de propaganda absolutamente ejemplar. Un aparato de propaganda que está mandando mensajes de WhastsApp con notas de voz de supuestos médicos que solo denuncian a la Comunidad de Madrid". Todo, señala Herrera, con intención de "desviar el tiro".

También han intervenido, ha explicado Herrera, esos periódicos digitales "supuestamente profesionales" que ejercen de "pesebres de este Gobierno" y que están haciendo "esfuerzos patéticos por justificar a esta banda, para inventarse responsabilidades de la oposición".

"Y luego está el periodismo inventado", ha dicho Herrera en referencia al perfil falso de un supuesto periodista de La Marea, digital afín a Podemos. "Aquellos periodistas que incluso se buscan un nick, un alias, una personalidad paralela, e intentan manipular todo lo posible con maniobras patéticas. Están haciendo horas extraordinarias para convencernos de que menos mal que tenemos a este Gobierno y a este genio finisecular al frente".

Incluso, ha dicho Herrera, "están empezando a sacar imágenes del Prestige y del 11M, la maniobra es brutal". "Pronto dirán que el bochornoso episodio de los test se produjo porque llamaron a un proveedor habitual de la Comunidad de Madrid”.

En la COPE, Ignacio Camacho comentaba: “Tenemos un Gobierno que no solo vende mercancía averiada sino que también la compra y eso es ya muchísimo peor. Yo insisto en la escandalosa incompetencia del Ministerio de Sanidad, que asume competencias que no sabe gestionar y que está haciendo que una buena decisión como fue la de centralizar el mando único sea peor que la de mantenerlo descentralizado en las autonomías. Esto es un fracaso de la idea del Estado, no ya solo de la gestión del estado, sino de la idea del Estado. Además los tests son esenciales para localizar al enemigo. Para saber sobre qué focos de actuación hay que incidir para aislar el virus”. 

Ana Martín reflexionaba: “Después de la jornada de ayer, la gran pregunta que me queda, vista la reacción del Gobierno, es a quién está protegiendo y por qué. Nos dijo el ministro Illa que esta compra no se había negociado directamente con la famosa fábrica china sino a través de un proveedor español con todas as licencias en regla, pero en ningún momento se nos ha dado el nombre de ese proveedor. Mi conclusión es que se está protegiendo a sí mismo y que en este mercado persa en el que se ha convertido la compra de material sanitario, el Gobierno tal vez optó por cauces no habituales en este tipo de compras, fruto probablemente de la ansiedad y de la necesidad que le está jugando muy malas pasadas al Gobierno”.

En la COPE, el economista José María Gay de Liébana destacaba: “Si el cine hace milagros, EE.UU es la meca cinematográfica y los filmes siempre acaban bien… Hablemos de lo que sí es un auténtico plan de estímulo fiscal y reacción económica. Cuando el Estado pone 2 billones de dólares, que costea íntegramente – ni movilización de recursos ni monsergas ni mojigangas -, incluyendo 250.000 millones a pagar en cheques mensuales, a razón de 1.200 dólares por familia y 500 en cash por hijo; 250.000 millones para aumentar subsidios de desempleo; préstamos para pymes por 350.000 millones que, a condición de que se mantenga el empleo, no deberán devolver; 500.000 millones para prestar a empresas que atraviesen dificultades; 130.000 millones para hospitales; asistencia financiera hasta 50.000 millones a las aerolíneas norteamericanas… Eso es Estados Unidos, el país gobernado por gente que trabaja y ha trabajado en el mundo real y cuyo presidente, el inefable Donald Trump, es, ante todo, empresario.

Y los empresarios, economistas y expertos son quienes saben qué, cómo, cuándo y dónde se tiene que actuar. Exactamente igual que aquí con esa migaja de 20.000 millones de euros en avales para todas las empresas, grandes, medianas, pequeñas y autónomos… Los 2 billones que EE.UU. pone con cargo a su gasto público representan el 10% del PIB. Otrosí, 240.000 millones de dólares para asistencia médica; 75.000 millones ayudas para hospitales; 20.000 millones de atención médica a veteranos; otro tanto para transporte público; 10.000 millones de ayudas a aeropuertos… Y suma y sigue. ¡Esto sí que es un plan de estímulo económico a lo que hay que agregar la barra libre de la Reserva Federal! Y, por estos lares, ¿qué hacemos? Nada de nada”.

En Onda Cero, Fernando Ónega opinaba: “Lo que ocurrió anoche se veía venir. Se venía venir desde que Alemania se tomó de pitorreo la demanda de crear coronobonos que es, en el fondo, la creación de un fondo común para combatir la epidemia.

Y es triste anotarlo, pero la Unión Europea solo tiene de Unión el nombre. Ocurre lo mismo que en la anterior crisis financiera: hay una Europa del Norte y una Europa del Sur, donde antes se situaban --¿recuerdan?—los PIGS.

Es triste escuchar esta mañana cómo el G20 está dispuesto a inyectar cinco billones de euros para frenar la recesión. Es triste recordar cómo ayer Estados Unidos hablaba de una inyección de dos billones. Y Europa, a sus intereses parciales, como si la pandemia fuese un asunto de España e Italia y allá se las apañen, sálvese quien pueda.

Y así, el Consejo Europeo deja al conjunto de la Unión sin decidir la dirección comunitaria de la lucha y sin medios de combate, ni siquiera frente al previsible desastre económico. Otros quince días de espera de una nueva oportunidad. Sin prisas, que la gente que va a morir lo haga con tranquilidad.

Sin urgencias, que el millón y medio de parados por los ERTE son asunto de España. Y ahora, permítanme el desahogo: a esta Europa le sigue faltando dirección política. A esta Europa le sigue faltando solidaridad y proyecto común. Esta Europa sigue siendo una suma mal ordenada de naciones y soluciones nacionalistas. Esta Europa, como siga así, va de fiasco en fiasco hasta el desencanto final".

En Onda Cero, Carlos Alsina comentaba: “Leo un tuit de Al Rojo Vivo. Han entrevistado a Irene Montero y ella ha dicho que se manifestaron el 8-M siguiendo el criterio de las autoridades.

Al leerlo pienso en poesía: ¿y tú me lo preguntas, Rubén Darío? Las autoridades eres tú. La autoridad sanitaria en España es el gobierno de España.

Yo no creo que la causa de lo que hoy nos pasa fueran las manifestaciones del 8 de marzo. No es posible saber dónde estaríamos hoy de no haberse manifestado nadie aquel día. La simplificación es moneda común entre políticos y propagandistas. Pero es un hecho que juntar miles de personas en la calle cuando hay un virus extendiéndose ya por Europa, con miles de contagiados en Lombardía y con Francia desaconsejando las reuniones de más de cinco mil personas es, como poco, una imprudencia. Sobre todo cuando ya estaban los gobiernos recomendándonos que evitásemos el contacto físico y mantuviéramos la distancia. Predicas la distancia social y llenas de ministros apelmazados la cabecera de una marcha.

Me sigo preguntando por qué cuesta tanto admitir que uno, o una, se equivocó.

Yo no espero gobernantes infalibles, espero gobernantes sinceros. Si dices ‘todos cometemos errores’ tienes que tener el coraje de concretar cuáles han sido los tuyos. Hago memoria y no recuerdo que la ministra haya mencionado nunca alguno. No me parece un gesto de coraje atribuir la responsabilidad de todo a una autoridad médica indefinida a la que nunca ponen nombre, ni cara, ni cargo.

En Onda Cero, Rubén Amón lanzaba sus preguntas: “En este mismo contexto de rechazo a la autocrítica, la ministra Irene Montero dice que la ultraderecha está convirtiendo el coronavirus para atacar el feminismo, vaya pirueta. Y que ellos hicieron lo que dijeron los autoridades. ¿Pero son ella y los ministros y el presidente las autoridades?

China dice que España ha comprado el material defectuoso de los tests a una empresa no homologada. ¿Se puede decir o ya si eso esperamos a contarlo cuando termine la epidemia?

¿Sabéis qué es lo contrario de la solidaridad, más allá de salir de casa? Lo contrario de la solidaridad es la delación. Lo digo por los vecinos que se extralimitan en sus tareas policiales. Y no me refiero a denunciar delitos, que es una obligación, sino a ejercer de gendarmes de la escalera y la barriada.

La noticia de año. El ministerio de Economía anuncia que los autónomos cobrarán el 80% de sus ingresos medios mensuales de los últimos 3 años hasta un máximo de 2700 euros. Se ocupará de sufragarlo el estado. ¿Verdad o mentira? Mentira en España, verdad en Reino Unido.

¿No debería sacrificarse o lincharse a un rico para vengar el neoliberalismo? No necesariamente el profesor.

¿Por qué razón el escarmiento de la Comunidad de Madrid no ha cundido en otras comunidades que se creían inmunes?”.

En la SER, José María izquierdo destacaba: “La historia, desgraciadamente, tiende a repetirse. Ahí tenemos a la España de Pedro Sánchez, junto a Francia, Portugal, Italia, Bélgica, Irlanda, Luxemburgo, Eslovenia y Grecia tratando de organizar un grupo común frente a la Europa del Norte despiadada que encabezan Merkel y los Países Bajos, siempre sordos a las necesidades de los ciudadanos europeos pero obedientes al servicio, indigno, del más negro capitalismo que les sostiene.

De nuevo se impondrán las políticas austericidas si no se produce un verdadero terremoto en Europa y el sur pone, por fin, pies en pared. Basta, ha dicho. Así, por ejemplo, a lo mejor España no habría tenido que convertirse en el cuarto país en hacer recortes en políticas de Sanidad, que hoy pagamos, solo por detrás de Grecia, Islandia y Portugal o que el gasto español sea de 3.323€ por habitante frente a los 5.896€ de Alemania.

Aquí, en el apoyo a Sánchez frente a las políticas ultraliberales de Merkel, es donde querríamos ver a esos grandes patriotas -¿reconocen al pimpollo Casado?- que se les llena la boca de España, España".