Fernando López Miras-presidente de Murcia (RNE): “Tenemos una hoja de ruta que arroja más incertidumbres que certezas, y las comunidades autónomas hemos tenido una participación muy limitada”

En RNE, Fernando López Miras, presidente de la región de Murcia, ha criticado el plan del Gobierno para la desescalada porque considera que "añade más incertidumbres de las que despeja" y porque no ha contado con la participación de las Comunidades Autónomas. "No sabemos qué capacidad de decisión vamos a tener en la desescalada", ha asegurado Lopez Miras que considera, además, que la hoja de ruta del Gobierno "es demasiado subjetiva y ambigua en el paso de una fase a otra".

Lopez Miras ha recordado que Murcia es la región menos afectada por el coronavirus, lo que también significa que tienen la población menos inmunizada del país. Por eso ha reclamado al Gobierno que controle la movilidad de las personas entre comunidades autónomas para evitar rebrotes. "Por ejemplo, yo creo que podremos abrir las playas en julio, pero no podríamos hacerlo si otras comunidades limítrofes no están en condiciones", ha explicado el presidente murciano.

Preguntado sobre si el Partido Popular debe seguir apoyando prórrogas del estado de alarma en el Congreso, Lopez Miras ha dicho que hasta ahora "el PP ha estado a la altura de una situación crítica de emergencia sanitaria", pero ha advertido de que en la fase de desescalada el Gobierno va a tener que aportar más información y contar con la participación de aquellos partidos a los que pida su apoyo "para explicarles para qué quiere el estado de alarma".

En Onda Cero, Carlos Alsina destacaba “Me pareció poco aceptable que el presidente volviera a colocarnos el ranking trucho de la OCDE sobre los test que hace cada país. El ranking que la OCDE admitió aquí que estaba mal hecho y que rectificó para rebajar a España del puesto octavo al decimoséptimo. No sé qué me descolocó más: si que Sánchez exhibiera de nuevo el ranking averiado o que tuviera noticia de un estudio de la Jonhs Hopkins que nadie más conoce”.

“El empeño de presumir de rankings en los que estamos en cabeza. Cuanta más importancia des a los rankings más te recordarán dos que no son nada favorables. El de personal sanitario contagiado y el de fallecidos por cada millón de habitantes. En el primero lideramos, en el segundo sólo nos gana Bélgica. Y ganar aquí es perder.

La OCDE ha corregido su ránking averiado sobre el número de test que están haciendo los países. Después de escuchar aquí ayer al secretario general Gurría, qué menos que corregirlo. Aunque también me pregunto por qué estamos dando por hecho que los demás gobiernos facilitan datos transparentes e impolutos”.

En Onda Cero, Fernando Ónega opinaba: “A mí, personalmente, ya me parecía excesiva una cuarta prórroga del estado de alarma, que nos pondría en esa situación hasta finales de mayo. Prolongarlo hasta el final de la hoja de ruta, situada en finales de junio es, antes de nada, un barullo que confunde más a la gente.

Si estamos a setas, estamos a setas. Si estamos a desescalada, estamos a desescalada. No es igual una norma para recluir a todos en casa y multa al que no cumpla, que una norma que va a permitir un progresivo desconfinamiento. Si seguimos en estado de alarma durante todo el tiempo, digo yo que habrá que irlo modelando según se avance hacia la normalidad.

Y digo más: habrá que contar con mayoría suficiente en el Congreso para aprobarlo cada quince días. Visto el rechazo a todo el plan del Partido Popular, las dudas de Ciudadanos y la oposición de los nacionalistas, no es segura esa aprobación. Si Sánchez, pese a todo, se arriesga a mantenerlo, tiene que ser por razones preventivas: porque no confía en el GPS que ya definió como impreciso; porque necesita un instrumento jurídico para reforzar su autoridad; o porque desconfía de la colaboración ciudadana sin mano dura; o porque entiende que medidas como la prohibición de salir de la provincia, seria limitación de un derecho social básico, solo se pueden mantener en estado de alarma.

Pero, el corazón del presidente tiene razones que la razón del contribuyente no entiende. Y algunas, nunca las entenderá”.

En Onda Cero, Rubén Amón lanzaba sus preguntas: “¿Os ha quedado claro el plan de desescalada? Es muy sencillo. ¿Os lo traduzco? Creedme si os digo que este pasaje es textual: "La desescalada asimétrica hacia la nueva normalidad está sujeta a condiciones que se irán viendo a su tiempo y por provincias, como por ejemplo si todo va bien".

¿Y no os parece que convertir las provincias en el laboratorio de la desescalada es la manera de cuestionar las competencias de las autonomías para pilotarlo todo desde la habitación del pánico de la Moncloa?

¿Por qué dijo Sánchez que España estaba entre los diez primeros países que habían generalizado los test si ya le había desmentido la OCDE y toda la opinión pública estaba al tanto de la rectificación?

La Generalitat propone una vuelta a la normalidad por franjas horarias y por edades. ¿Por qué no dividir las salidas entre nacionalistas y constitucionalistas? Los nacionalistas podrían salir de seis de la mañana a cinco de madrugada. Y los constitucionalistas de cinco de la madrugada a seis de la madrugada. Ya les vale con una horita.

¿Qué sentido tiene publicar una encuesta, como la EPA, si se esconden los desempleos encubiertos de los ERTE y si la propia medida trimestral relativiza los números verdaderos? En efecto, la encuesta no recoge con nitidez lo que ha sucedido después del 15 de marzo”.

En la COPE, Inocencio Arias afirmaba: “Sánchez no tranquiliza porque ha perdido la credibilidad”, “en el extranjero también la ha perdido. Pero no me tranquiliza porque además está dando a entender que vamos a proceder día a día. Y luego saca pecho en un momento en que España sigue siendo el segundo país del mundo con más muertes por habitante. Tienes que ser un poco más modesto y entonces podría empezar a creerlo".

Antonio Naranjo subrayaba: “Si esto es la nueva normalidad, yo lo que añoro es la vieja normalidad. Y luego el plan este, yo entendí mejor el plan chino de desescalada en chino, no te digo ya traducido al español. Yo llevo aquí horas dándole vueltas y no soy capaz de explicar cómo lo vamos a hacer. Pero que obedece, como casi todo en el Gobierno, y se simboliza en la utilización de nuevo de los datos falsos de la OCDE sobre los test que obedece más a un plan de marketing y de autoprotección que a un rigor sanitario y científico, sustentado en criterios médicos, no tengo ni la menor duda”.

En la COPE, Jorge Bustos comentaba: “La claridad expositiva no es uno de los atributos con que la naturaleza bendijo al señor Sánchez y creo que el problema es que está forzando la situación porque él es el primer que es consciente de que no existe un mapeo del contagio que permita un desconfinamiento seguro. Pero al mismo tiempo es consciente de que la sociedad española no aguanta más tiempo confinada con un horizonte laboral trágico, como mínimo, y sabiendo que otros países de nuestro entorno comienzan a salir. Si sumas todos esos ingredientes puedes llegar a tener un estallido social. Entonces te das cuenta de que tienes que diluir tu propia negligencia dándole un horizonte de salida a los españoles. Porque si no se lo das, toda la rabia se va a volver contra el Gobierno. Por eso sale mañana a aturdir con detalles en ocasiones contradictorios a la audiencia, en la confianza de que la gente tenga ya algo a lo que aferrarse e intente aguantar el tiempo que queda. El problema es que todo lo que dijo ayer está sometido a la incertidumbre”.

Gloria Lomana apuntaba: “Estamos en la imprevisión permanente, aquí se va actuando sobre la marcha y seguimos sin mapeo. Si en todo el mundo se ha demostrado que con test se sale de esto, aquí seguimos sin tener test. Vamos a seguir atendiendo a las camas libres y vamos a ver los contagios que se produzcan. Es decir, vamos a medir sobre los casos consumados, no sobre impedir que se produzcan nuevos”.

En la COPE, el economista José María Gay de Liébana decía: “Cada crisis acuña sus propios vocablos. Los bretes económicos de la Covid-19 deparan sendas voces en boga: desescalada y asimetría. Desescalada suena a montañismo, con influencia inglesa y nuestra Real Academia desaconseja su uso. Y manejamos lo de desescalada empresarial para destacar una vuelta a la normalidad progresiva, con toda suerte de test y chequeos médicos que de momento costean las propias empresas, ávidas de que la maquinaria económica funcione, aunque sea a medio gas. Porque, esto o morir. El término asimetría, de corte geométrico y estética lingüística, simboliza que no todo es igual, de la misma manera. Empresarios, autónomos, profesionales piden que la actividad económica se recupere. Ellos son conscientes del socavón económico que se está abriendo y eso significa caída.

Y caída es lo que acontece en los mercados financieros, con inversores asustados precipitando las ventas de acciones, haciendo bajar las bolsas. El mítico Warren Buffet y su veterano socio Charlie Munger, que disponen en la caja de Berkshire de 128.000 millones de dólares en cash y en stand by, empiezan a mover fichas, o sea, dinero y entienden que ahora es el momento propicio para tomar posiciones e invertir, cuando la bolsa se pone a tiro. Porque la tormenta de la Covid-19, tarde o temprano, pasará. Unos, con sus nervios y espantos, habrán perdido parte de su patrimonio. Otros, más flemáticos, aguantan o incluso porfían en comprar hoy a precio de saldo. Tras la tempestad, el paisaje se calmará y las mentes frías ganarán. En economía y finanzas, el manejo de los tempus es crucial, como saber invertir ahora en deuda corporativa de quilates. O sea, que no todo es renta variable, sino que la renta fija también juega en esta coyuntura”.

En la SER, José María Izquierdo reflexionaba: “Era inevitable la pregunta cuando acabó Pedro Sánchez: ¿Qué hay de lo mío? Porque el plan de suavizar el estado de alarma y los confinamientos tiene buena pinta, o al menos un aspecto razonable, pero las concreciones son pocas, que no hubiera costado nada que a continuación del presidente hubiera aparecido alguno de los ministros a contarnos detalles sanitarios y responder a preguntas concretas, que el respetable lo que quiere saber es si puede ir a ver a su nieto, por poner un ejemplo que conoce bien este Ojo.

Las cuatro condiciones que ha expuesto Sánchez, gradual, asimétrica, coordinada y adaptable, apuntan a una cautela sensata.

Lástima que tengamos esta oposición en las derechas y los nacionalismos, incapaces de hacer una crítica razonable a las medidas, que nos ayudaría a todos, y no los exabruptos de los García Egea, Espinosa de los Monteros y ‘tutti cuanti’”.