En la COPE, el economista José María Gay de Liébana apuntaba: “Que hoy, para muchos, puede ser un gran día como canta Joan Manel Serrat, seguro, porque este lunes estamos todos, ¡por fin!, faseados-uno o faseados-dos, dependiendo de la unidad territorial en la que nos encontremos. Muchas empresas, con ilusión, pero con tiento, intentarán recobrar su actividad, aunque sea a bajas revoluciones. ¡Hay que proponer recetas para nuestras empresas, qué necesitan entusiasmo a raudales! Ahí está Isidoro, el pescadero –acá en Cataluña, el pescatero-. En estos días de confinamiento, Isidoro, con su modesta aportación, marca para mí una revolución comercial en base a la transformación digital. Cada día, Isidoro envía a sus clientes un video por WhatsApp en el que muestra, explica y ofrece su oferta de pescado, para que vean el pescado y marisco que tiene y hagan la compra por WhatsApp o telefónicamente que pueden recoger en la misma pescadería o Isidoro envía a casa. Me ha impactado positivamente esa creatividad de Isidoro, el pescadero, y sus recursos digitales.
El retorno a la normalidad exige a nuestras pymes, innovar y que fluyan las ideas, redefiniendo el modelo de empresa. El teletrabajo marca nuevos derroteros. Los espacios en las oficinas se reconvertirán. La transformación empresarial, con cambios de estructura, procesos, funciones y personas se acelerará. La inversión en innovación y tecnología y el desarrollo de nuevos productos es la respuesta en este momento. En esta tesitura, hay que desinvertir en lo maduro, en activos poco productivos, en tochos, e invertir en nuevas tecnologías, en innovar, en abrir mercados, en acercarse al consumidor, en captar clientela, en digitalizarse y, sobre todo, disponer de activos basados en el conocimiento y en capacidades empresariales que permitan reinventarse. Como Isidoro, el pescadero”.