(Oído en radio, visto en TV) Ángel Expósito (COPE): “Sentencia de muerte a la educación especial. ¿Alguien del Gobierno se ha puesto en el lugar y en el futuro de esos niños que son los más vulnerables de esta sociedad?”

En la COPE, Ángel Expósito destacaba que desde la plataforma ‘Inclusiva, sí; especial, también’, comunican esto: Vemos con gran pesar que nuestro pronóstico se cumple. La disposición adicional 4ª que conllevará el cierre de los colegios de educación especial, será aprobada hoy durante la tramitación de la ley. De nada ha servido el esfuerzo de los alumnos, alumnas, familias y profesionales. Entre todos hemos tratado de acercarles las necesidades de la población más vulnerable, a los que nunca hay que dejar atrás. Pero la aprobación de esta disposición dejará de nuevo atrás a los más vulnerables. Solicitamos la eliminación de la disposición adicional 4ª de la Ley Celaá, por tener una redacción ambigua y la intención de abrir la puerta que permita a las comunidades vaciar los centros de educación especial de alumnos y transformarlos en centros sin apenas alumnado’.

“Yo hoy en este asunto voy a pasar de politiqueos”. “Yo me pregunto: ¿alguien ha pensado en esas familias? ¿Alguien ha pensado en los abuelos de esos niños? ¿Alguien del Gobierno ha pisado la Fundación Bobath o el Colegio Prodis? ¿Este era el Gobierno de lo social? ¿Alguien se ha puesto en el lugar y en el futuro de esos niños que son los más vulnerables de esta sociedad y seguramente los que más derechos deberían tener para una educación especial? Titular: sentencia de muerte a la educación especial. Estamos convirtiéndonos en un país absolutamente suicida”.

En RNE, Javier Solana, ex secretario general de la OTAN y ex Alto Representante de la UE, reflexionaba: “La situación política en EEUU va a ser muy complicada. La sociedad está muy dividida y hay grandes problemas. No va a ser un país fácil de gobernar". "El trumpismo está aquí para quedarse, y esa es una realidad que algunos no esperaban". "Respiro más tranquilo ahora que los datos dicen que Biden puede ser el próximo presidente". "En un mundo tan interdependiente, si no se hace un esfuerzo multilateral, todos los problemas serán más difíciles”.

En Onda Cero, Fernando Ónega analizaba la supresión del castellano como lengua vehicular en las escuelas de Cataluña: “Naturalmente que hay razones para la tormenta. Hay por lo menos dos grandes razones. Una es que el castellano es el idioma oficial del Estado español. Como tal idioma oficial del Estado tiene el mismo derecho que los demás idiomas cooficiales a ser vehicular en la enseñanza. Y los poderes públicos tienen la obligación de defenderlo, de acuerdo con la Constitución y de acuerdo con la simple lógica.

La libertad consiste en que el alumno y su familia pueda elegir el idioma en que se forma, pero hay que garantizar el ejercicio de esta libertad. Se podrá discutir el porcentaje de clases que se dan en gallego, catalán o eusquera, como se lleva años discutiendo. Se podrá discutir en qué asignaturas. Se podrá discutir todo, menos suprimir el idioma castellano o cualquier otro de los hablados en la nación. Y si alguno se suprime, como al parecer se pactó para el castellano entre Esquerra, el PSOE y Podemos, no es que sea una concesión al independentismo: es claramente anticonstitucional.

La segunda razón es que se haya llegado a esto con oscurantismo, sin transparencia, y como supuesto pago por el voto de Esquerra a los Presupuestos. ¿Qué mercadeo es este? ¿Qué tendrá que ver la enseñanza y el idioma con las cuentas públicas? Si finalmente se confirma, ¿qué porcentaje hay de chantaje en la exigencia de Esquerra? ¿Qué cantidad hay de debilidad en la cesión del gobierno? Chantaje y debilidad son la peor mezcla que puede existir para la buena gobernación”.

En Onda Cero, Carlos Alsina afirmaba: “La hostelería está siendo el sector más vulnerable a la epidemia de coronavirus. Aunque las autoridades no dejan de decirnos que los contagios se están produciendo, sobre todo, en las reuniones familiares, es menos factible poner un guardia en cada casa que cerrar quince días los bares. Los propietarios de estos negocios, la mayoría pequeños y de autónomos o pequeñas empresas familiares, están sufriendo una inestabilidad y una incapacidad para prever cómo será el mes que viene o cuánto podrán recuperar que ríete tú de la incertidumbre y la inestabilidad de Trump o de Biden.

Las restricciones en España van a más. Sin llegar al confinamiento total pero afectando ya muy seriamente a miles de familias”.

En la COPE, el economista José María Gay de Liébana destacaba: “EEUU no solo es la primera potencia económica del mundo, con un PIB de 19,145 billones de euros, que supone el 25% del PIB mundial en 2019, sino que marca el paso de las grandes tendencias y se erige en el país líder del planeta Tierra, anidando en su territorio las grandes compañías mundiales, las que constituyen lo mejorcito del panorama empresarial internacional y cuya influencia llega a todos los rincones del mundo. EEUU es la referencia y las decisiones que se toman en la Casa Blanca, en Washington, trascienden urbi et orbe. Según sea el rumbo de la política económica que trace el gobierno estadounidense, las repercusiones a nivel mundial son unas u otras y, en mayor o menor medida, a todo ciudadano de cualquier país, pueden afectarle. En España nuestro campo, la aceituna y el aceite de oliva, por ejemplo, sufren tumbos arancelarios estadounidenses, y más exportaciones hacia EE.UU sufrirán por establecer aquí la tasa Google.

Por eso, el resultado definitivo sobre las elecciones estadounidenses incluye un posible riesgo bajista e incertidumbres agregadas en la crisis económica de la pandemia. Según quién sea el presidente de los EE.UU, el comercio mundial puede resentirse en uno u otro sentido, o sea, tirando o aflojando. Pero también los EE.UU juegan un papel primordial para reforzar la cooperación internacional. Y ésta es una premisa clave para enderezar el curso de una maltrecha economía mundial que clama por la colaboración entre países para afrontar los retos comunes, apuntalar los sistemas sanitarios, asistir a los países necesitados, y pide a gritos que se superen las tensiones comerciales y tecnológicas, se eviten las diferencias en el comercio multilateral y todos los países sumen esfuerzos para mitigar el cambio climático. Veremos qué pasa”.

En Onda Cero, Rubén Amón lanzaba sus preguntas: “La primera es la misma de ayer. ¿Quién ha ganado las elecciones? No se sabe.

La segunda también es la misma de ayer. ¿Y cuándo se va a saber? Cuestión de horas. O de días. O de semanas. O de meses. Veremos hasta dónde Trump se encapricha con su rabieta infantil.

En la paranoia de los complots y fraudes electorales ¿No es insólito que sea el régimen de Trump quien acuse de fraude a la oposición? Suele ocurrir al revés.

¿Y no os enternece incluso ese momento en que Trump no se explicaba ayer que muchos estados le dieran la victoria al principio y luego se la arrebataran? Se llama recuento, presidente. Dígalo conmigo. Re-cu-en-to.

Digamos que Biden no es un presidente entusiasmante, arrollador. ¿Pero vais a negarle haber cumplido con el objetivo de ganar los comicios?

¿Y si esta derrota de Donald marcara el inicio del fin del momento populista? No lo creo, pero es bonito y estimulante pensarlo”.

En la SER, Ángels Barceló señalaba: “¿Por qué no arrasó ayer Joe Biden tras cuatro años de Trump en la Casa Blanca? ¿Por qué un resultado tan ajustado? Esta es la pregunta que recorre desde ayer el mundo y que demuestra la incapacidad para entender un fenómeno que quizás y, a menudo, no se ha tratado con la profundidad que requería. El personaje es tan grotesco, tan imposible, que nos hemos quedado en él y él, Trump, solo es la superficie de una corriente que recorre el mundo y que trasciende al propio Trump.

Todo el mundo sabía que iba a poner a la democracia estadounidense al borde el precipicio, no solo porque lo había advertido, cuestionando el resultado de las elecciones antes de que se hubiera votado, sino porque lo había venido haciendo desde el inicio de su mandato, pero se dejó hacer.

Dejamos hacer, prensa, analistas, demoscópicos, desde nuestra atalaya de superioridad moral. Hace cuatro años, quizás, tenía un pase que no se hubiera detectado el fenómeno Trump y el 'trumpismo' posterior, pero cuatro años después que las encuestas hayan vuelto a equivocarse no tiene perdón. Seguimos completamente desenfocados, pensando solo en la anécdota y no en la corriente de fondo que puede explicar fenómenos como el del presidente de Estados Unidos”.