(Oído en radio, visto en TV) Antonio Garamendi-CEOE (TVE): "El año 2021 tenemos una situación que hay que arreglar pero en el 2022 ya la UE nos pide que no nos pasemos del 3% de déficit"

En TVE, Antonio Garamendi, presidente de la patronal CEOE, se ha referido a los Presupuestos. "El año 2021 tenemos una situación que hay que arreglar pero en el 2022 ya la UE nos pide que no nos pasemos del 3%" de déficit. "Un tema clave de los presupuestos es que sean por un año".

Sobre los fondos europeos, Garamendi explica que van a plantear "los 20 proyectos tractores de la economía", que "realmente cambien y se aprovechen en el país".

Respecto a la situación de la hostelería, el presidente de la CEOE recuerda que "hemos trabajado en las mesas de diálogo social con sindicatos y Gobierno el planteamiento de los ERTEs y los [créditos] ICO, pero ahora las empresas están muy ahogadas en la hostelería, hay que trabajar en un plan específico para que no cierren". "Tiene poco sentido que los ERTE acaben el 31 de enero, cuando el mismo Gobierno dice que el estado de alarma podría prolongarse hasta el 31 de mayo".

En Onda Cero, Carlos Alsina opinaba: “Ya puede proclamarse Esquerra Republicana partido progresista, ya puede el gobierno predicar que Bildu es progresismo que a Felipe González no van a convencerle. A lo que aspiran ambos partidos, y no lo ocultan, es a privar al resto de los españoles de su derecho a decidir dónde empieza y dónde termina España. Es decir, imponer la autodeterminación de Cataluña y el País Vasco al resto de España. Ésta es la contradicción que subrayaba ayer González: apoyarse en dos partidos que no quieren ni la Constitución ni el actual estado de las autonomías para gobernar los próximos tres años.

Aportó dos conceptos el ex presidente en su entrevista, muy comentada: la orfandad representativa, es decir, que no se siente representado en la actuación del gobierno que lidera su partido; y este otro de la verticalidad infinita al referirse al debilitamiento de los órganos internos del PSOE”.

En Onda Cero, Rubén Amón lanzaba sus preguntas: “¿Ha sido Arrimadas la última en darse cuenta de que Sánchez estaba toreando a Ciudadanos con la cuadrilla soberanista?

Las multitudes se congregan frente al féretro de Maradona en dimensiones superiores a las que despidieron al general Perón. ¿Resucitará Diego al tercer día? El Papa Francisco puede hacer unas llamadas.

¿Qué os desconcierta más: que los sanitarios españoles se vayan a Alemania porque hay mejores condiciones o que muchos estudiantes españoles que están fuera no puedan venir porque no tienen economía para costearse la PCR?

Trump empieza a asimilar la derrota y se despide firmando indultos a sus allegados delincuentes. ¿Se indultará a sí mismo? Hay discusión jurídica al respecto. Podría hacerlo. O dimitir y que sea Pence, convertido en presidente, quien le otorgue la gracia”. 

En Onda Cero, Fernando Ónega analizaba la batalla entre el Partido Popular y Ciudadanos: “La extinción de un partido no la decide otro partido. La deciden las elecciones. Si Arrimadas es superada en Cataluña por Vox y/o el PP, entrará en depresión, pero seguirá teniendo sus diez diputados en el Congreso. Para esta legislatura tiene vida asegurada. Después ya veremos.

Y mientras eso llega, debe disponerse a sufrir un asedio con fuego amigo. Para mí no es noticia que el PP diseñe un asalto a su fortaleza. Lo intentó de palabra, con su llamada al voto útil del centro-derecha. Lo intentó de obra con invitaciones al transfuguismo. Y lo intenta en la intención, al desechar una alianza electoral en Cataluña: quiere el cuerpo a cuerpo para humillar a Arrimadas y su proyecto.

Y Arrimadas tiene un enemigo ambiental peor: la polarización política. Cuando España sufre un claro y creciente enfrentamiento entre bloques, el discurso se radicaliza y los espacios templados se diluyen. Malos tiempos para la lírica centrista.

Sin embargo, y esta es opinión personal, es justo cuando hace falta una fuerza política de discurso sosegado que pueda actuar como hasta ahora actuó Ciudadanos: haciendo posible la gobernación de comunidades, unas veces con el PSOE y otras con el PP. E incluso con el sueño de Arrimadas: ser alternativa para los Presupuestos frente al dominio separatista.

Pero la batalla con el PP va a ser épica. Casado lo quiere deglutir, pero a Arrimadas le queda la llave de los gobiernos de Murcia, Castilla y León y Madrid. Y eso es mucho poder”.

En la COPE, el economista José María Gay de Liébana apuntaba: “Black Friday, campana de salida para semanas consumistas en versión online y menos furor… Empero, el tema, es, resumiendo, si Madrid está emparentada con Islas Caimán, al haberla tildado de paraíso fiscal. El reverso: si Cataluña es un infierno fiscal. El debate es si en Madrid se pagan poco impuestos. Primer apunte referente al PIB: en 2019, en Madrid sumó 239.878 millones de euros y en Cataluña 236.739 millones, con un PIB per cápita de 35.876€ en Madrid y de 31.110€ en Cataluña. La deuda total de Madrid es de 33.469 millones (14% s/PIB) y la de Cataluña 79.054 millones (33,4% s/PIB). La deuda per cápita de un madrileño es de 5.006€; la de un catalán de 10.389€. En 2019, la Comunidad de Madrid ingresó por impuestos sobre la renta, el patrimonio y el capital 12.077 millones de euros; Cataluña, 11.752 millones. Ergo, lo de paraíso fiscal no cuadra.

Segundo punto: dumping fiscal. Cada autonomía tiene licencia en los tributos cedidos para modular sus cuotas. Unas se ajustan a mínimos, otras fuerzan máximos; pero, siempre, según el ordenamiento vigente y la financiación de las Comunidades Autónomas. Los ingresos de Madrid en 2019 ascendieron a 27.050 millones de euros y su gasto público a 27.685 millones, incluyendo remuneraciones salariales por 9.232 millones. Cataluña ingresó 32.782 millones y gastó 34.111 millones, con costes salariales por 12.935 millones. Cataluña es la comunidad que más tributos propios tiene: 18, mientras Madrid solo tiene tres. El impulso económico de una región cristaliza en mejor recaudación tributaria y en confortabilidad para hacer negocios y trabajar. Crear y subir impuestos en plena pandemia, con el morbo de Sucesiones cuando más personas fallecen, y flagelar a empresas y ciudadanos con agobiante presión fiscal, provoca una legítima emigración tributaria”.

En RNE, La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, pide apostar por el "comercio local" y el "consumo responsable" contra las falsificaciones.

La ministra asegura que la pandemia ha afectado a los hábitos de consumo, como el de ropa. "Es cierto que son épocas de compras y estimular el comercio de confianza este año es construir país y ganamos todos".

Maroto explica que el Gobierno prepara un "plan quirúrgico" para apoyar a la hostelería, "viendo cuáles son los problemas cotidianos que no están solucionando con las medidas que hemos puesto en marcha, como los alquileres". "Estamos en el detalle de esas medidas que van a complementar -estamos hablando con las CCAA y ayuntamientos- lo que se está haciendo a nivel local y autonómico".

La ministra reconoce que hay un debate en la Unión Europea sobre qué hacer con las estaciones de esquí durante el periodo navideño Considera  que con las medidas de seguridad adoptadas y la imposición de PCR a quienes lleguen por avión o barco "hemos garantizado que España es destino seguro", y apuesta por "mantener las actividades abiertas".

Maroto ha lamentado la decisión de Ciudadanos de no votar en contra de los Presupuestos Generales del Estado. "Es una mala noticia porque no es lo que está pidiendo la sociedad española que quiere grandes acuerdos", ha dicho Maroto, que ha criticado también la actitud del PP que, como principal partido de la oposición, "no intenta construir país".

En la SER, Ángels Barceló analizaba: “El PP que ahora defiende con uñas y dientes la identidad fiscal de los territorios, estudió la armonización fiscal en tiempos de Montoro. El Gobierno de Rajoy pidió informes a un grupo de expertos, y lo hizo a raíz de las peticiones presentadas por algunos presidentes autonómicos. O sea que, ni la armonización fiscal es nueva ni es la bandera de Rufián, es la bandera de más de un presidente autonómico que llevan tiempo denunciando el hecho diferencial madrileño.

No era necesario entregarle a los independentistas la bandera de la armonización fiscal. Porque, hagamos memoria, hubo un momento en este país en el que parecía que el pacto fiscal con Cataluña que reclamaban los independentistas, con Artur Mas a la cabeza, podía evitar el desastre del Procés. ¿Y qué era ese pacto fiscal que reclamaban? Pues autonomía en la gestión de sus impuestos. ¿Y ahora resulta que son los independentistas lo que piden igualdad en todo el territorio español?

Seamos claros lo único que se busca es un enfrentamiento Cataluña-Madrid, que a Esquerra le va bien de cara a sus elecciones, sin calcular, quizás, que Ayuso sale reforzada con ello. Y el resumen de todo es más polarización”.