En la COPE, el economista José María Gay de Liébana apuntaba: “El aluvión de augurios aciagos para la economía española que formulan distintos organismos internacionales no tiene límites. El remate, ayer. La CE pronostica un desplome del PIB para este año del -12,4%. Para quien quiera ver el lado menos pesimista, se suaviza en 4 décimas la nefasta previsión del FMI del pasado 13 de octubre del hundimiento del -12,8%. En cualquier caso, Don Carlos, causa pavor contemplar el cuadro de las economías europeas y ver cómo es España el país de la UE que sufrirá el mayor derrumbamiento, más que Italia, cuyo PIB caerá el -9,9%; Portugal desmoronándose el -9,3% y Croacia -9,6%. En el conjunto de la Zona Euro la caída del PIB para 2020 será del -7,8% y para la UE-27 del -7,4%. Escuece, Don Carlos, advertir que nuestra tasa de paro se codea con la de Grecia en 2020, al rozar el 17% en 2020, ERTES aparte. En cuanto al déficit público, Don Carlos, sigue pintando bastos. Si para 2020 la CE calcula el déficit del 12,2%, en línea con los pronunciamientos habituales, aunque recordemos que el FMI lo agudiza al 14,1%, para 2021 la CE prevé un déficit del 9,6% y en 2022 del 8,6%. Por ende, las previsiones, no pueden ser más catastróficas. El consumo privado se hunde en 2020 un 14,6% y la inversión el 17,3%. Las exportaciones se despeñan un 22,1%. El empleo cae el 8,7%. La deuda pública se encarama en 2020 al 120,3% del PIB, en 2021 será del 122% y en 2022 del 124%.
Cabe cuestionarse, a tenor de tal torrente de fatalidades que notifica la CE, si quienes se sientan en las poltronas gubernamentales españolas se enteran de algo, entienden, captan, reaccionan o seguirán esgrimiendo sus beatíficas políticas progresistas y su absoluta pasividad mientras nuestra economía está en jaque, nuestras empresas zaheridas y cientos de miles empleos en trance de destrucción”.