Hoy hay debate televisado entre los cinco candidatos de los partidos más votados el pasado 28 de abril.
Y la princesa Leonor debutará en Cataluña, en la entrega de los premios Princesa de Gerona, entre protestas independentistas.
Radio y tele
Hoy hay debate televisado entre los cinco candidatos de los partidos más votados el pasado 28 de abril.
Y la princesa Leonor debutará en Cataluña, en la entrega de los premios Princesa de Gerona, entre protestas independentistas.
En Onda Cero, Fernando Ónega señalaba: “Quizá sea más fácil de lo que parece, porque Leonor está estudiando para reina. Y estudiar para reina significa interpretarle todo lo que ocurre cada día en el país. Es una asignatura que no se estudia en colegios, sino que el padre es el maestro, como lo fue Juan Carlos ante Felipe el 23-F.
El rey tendrá que haberle explicado que los independentistas no quieren la monarquía, pero lo habrá hecho cuidando no suscitar el rencor a una comunidad española por mucho que hoy le griten. “Esto no es toda Cataluña”, le dirá. Y le dirá que no quieren la Monarquía, porque la Monarquía representa la unidad del Estado. Y si la princesa le pregunta por qué el representante de ese Estado quiere romper el Estado y sus símbolos, el rey le tendrá que hablar de la libertad de opinión.
Y contarle que esa libertad tiene límites, como también los tiene la Corona y que, si esos límites se violan, son los jueces los encargados de aplicar la ley. “Tú, Leonor, cuando yo falte, le dirá el rey, tienes que contar con que existen republicanos y separatistas y tendrás que convivir con ellos, porque serás la reina de todos los españoles. Lo de hoy, princesa, no es más que una demostración de la dificultad de reinar en un país como España. Y recuerda lo que dije alguna vez: habrá monarquía mientras el pueblo quiera que la haya. Y las protestas de hoy son muy desagradables. Personalmente creo que injustas. Pero no representan a la mayoría de Cataluña ni del pueblo español”.
En Onda Cero, Carlos Alsina comentaba: “En la campaña de abril quien más pericia demostró ante las cámaras fue Pablo Iglesias, en el segundo debate sobre todo. Tan bien le fue en su papel de hombre de la calle escandalizado por la pelea de barro de los políticos que Echenique dijo aquello de que, con un debate más, habrían ganado las elecciones. No les dio para ganarlas (palmaron treinta escaños y más de un millón de votos) pero sí para reivindicarse como el socio necesario para que Sánchez fuera investido. Y para ponerle un precio a esa investidura que el aspirante, al final, decidió no pagar. Iglesias convirtió la negociación en un pulso y desdeñó la vicepresidencia y los dos ministerios que Sánchez le había ofrecido formalmente. Porque, en efecto, se los ofreció, por más que el PSOE pretenda convencernos a todos ahora de que fue Sánchez quien no quiso el gobierno de coalición. Quien lo rechazó fue Iglesias creyendo que en septiembre le pagarían lo que había pedido. Llegó septiembre y no hubo nada. La estrategia morada patinó. La estrategia naranja, ni le cuento. Dio por hecho Rivera que habría investidura de Sánchez con los votos de Iglesias y los independentistas, lo confió todo a hacer oposición a un gobierno que aún no existía –-la banda, el plan Sánchez, la habitación del pánico— y acabó improvisando una operación rescate de sí mismo presentándose como el salvador de la patria con las tres condiciones aquellas que le puso al PSOE cuando ya nadie creía que la disposición de Rivera al pacto fuera en serio. Porque no lo iba”.
En Onda Cero, Rubén Amón lanzaba sus preguntas: “¿Cómo no va a ser decisivo el debate de esta noche cuando hay 30% de indecisos y se prevé una audiencia de nueve millones?
¿Es Albert Rivera quien más necesita arriesgar porque es Ciudadanos el partido más vulnerable?
El eslogan oficioso del debate es 'Todos contra Sánchez'. ¿Sabrá presentarse como el único presidente posible o se obstinará en advertir, como parece, del miedo a la ultraderecha?
Abascal podría tenerlo todo a favor porque le conviene el papel antisistema y cipotudo, pero ¿no corre el peligro de que se le pueda caer todo el teatrillo? Nunca se ha confrontado en un debate como este. Y nunca ha estado tan expuesto a la improvisación.
Se habla del perfil moderado, tecnócrata, de Pablo Casado, pero ¿hasta qué punto puede perjudicarle ser el hombre del tiempo del debate?
¿Enseñará Iglesias las herramientas, o sea, el piolet, la hoz y el martillo, o insistirá en la fórmula de cura arrabalero que tanto resultado mediático, que no político, le dio en el último debate?
¿No es llamativo que la única mujer en el plató sea una periodista, Ana Blanco?”.
En la SER, José María Izquierdo decía: “Qué bonitas las encuestas. Ahí andan las izquierdas lamiéndose las heridas por su incompetencia para pactar, siempre a un palmo del triunfo, pero nunca rematado, el pimpollo Casado disfrutando en el papel de ayer salvaje, hoy moderado, mañana lo que sea menester, buen ejemplo de farsante, el menguante Rivera aferrado con desesperación al brocal para no ahogarse en el negro pozo de la irrelevancia y el auténtico homo erectus, el feroz Abascal, amenazando a todos, prendido a la cola del fascismo europeo.
Pero sobrecogidos como estamos por este imposible laberinto de Dédalo, donde nadie vislumbra salida posible para la gobernabilidad a partir del próximo domingo, no dejemos de prestar medio minuto de atención al ex ministro de Justicia del PP de Rajoy, Rafael Catalá, que ocupó aquella cartera tras un largo paso por la fábrica de ludópatas Codere, que aprovechó sus días en el ministerio, según supimos ayer, para pagar con fondos públicos a los defensores de Correa y otros delincuentes, y hoy, de nuevo, funge en Codere de gran preboste. ¡Qué vida tan ejemplar!”.
En la SER, José Luis Sastre destacaba: “Es una suerte que esta campaña, que tan larga se ha hecho, sea en realidad más corta porque, hasta el debate que tengan esta noche, todo se resume en un cachorro, un tigre y un montón de encuestas. Por no hablar de que sigue sin estar claro cómo se desbloqueará la cosa.
En vista de que algunos aprovechan las redes para hacer campañas controvertidas a los demás, hay quien decide hacérsela en twitter a sí mismo, para que no se les adelanten. Ciudadanos propone al perro Lucas, al que han creado su propio perfil como el que tenía Pecas, la perra de Esperanza Aguirre cuya cuenta manejaba Díaz Ayuso.
Twitter enloqueció con el vídeo. Hay que reconocer que el tedio de la campaña cambió con la que se lió en redes con el perro Lucas y Abascal, que no es hombre de cachorros, difundió una foto suya con un tigre. Recordó ese acto reciente de Vox para mostrar que, textualmente, ellos tenían la bandera más grande. Freud nos diría muchas cosas esta campaña sobre los complejos de algunos.
Ahí tienen el vídeo de Ortega Smith, a caballo y con esa música por Almonte. Luego está la foto que se hizo tomar Cayetana Álvarez de Toledo sola en la plaza de Vic. Sola, aunque ella escribió: con la Cataluña golpista. Vio un cartel de Puigdemont donde se leía no nos rendimos y ella tuiteó: Churchill y nosotros, tampoco.
Eso hace tuiter en campaña, de Lucas a quienes se codean con Churchill. Que cuando dicen que les preocupan los indecisos, uno no sabe si lo dicen porque quieren que haya menos o por ver si están a tiempo de fabricar más".
En la COPE, Ignacio Camacho opinaba: “Creo que en la visita (de Leonor a Cataluña) no va a pasar gran cosa porque habrá medidas de seguridad suficientes. El estado de irritación contra la barbarie y el exceso del separatismo sí puede alterarse en esta semana, no solo en la visita del rey sino en la jornada de reflexión y en el propio día de las elecciones”.
Tonia Etxarri decía: “Esta vez, después de todo lo que vimos, de aquellas escenas tan vergonzantes, aquellas secuencias en Barcelona con las calles incendiadas y la policía asediada durante demasiado tiempo, yo creo que esta vez no va a ocurrir así, que esperemos que no tengamos que volver a ver aquellas secuencias tan vergonzosas”.
Paco Rosell apuntaba: “Se va a haber el estado de excepcionalidad que vive Cataluña, que tiene que suspender un partido de fútbol de la Liga, que los reyes tienen dificultades para ir e incluso han tenido que cambiar el emplazamiento original, que era Gerona, y esto tiene su traducción y el impacto de lo que está ocurriendo en Cataluña es apreciable en lo que puede ocurrir el próximo domingo”.