Resumen de tertulias y entrevistas en radio y TV (16/10/2019)

En la SER, el ministro del Interior en funciones, Fernando Grande Marlaska, ha dicho: “En un estado de derecho que se precie, cuando surgen eventos de esta gravedad tiene que haber pronunciamientos muy concretos para hacerles frente". "Estos hechos violentos son poco compatibles con una sociedad democrática". "La cooperación con los Mossos d'Esquadra está siendo perfecta". "Solicitamos un posicionamiento en contra de estos hechos al president Torra porque esto ayudaría a atenuar la situación”.

En Onda Cero, Fernando Ónega afirmaba: “Quiero suponer que un jefe de gobierno nunca quiere ver a su país sublevado o metido en una espiral de violencia. Quiero suponer que habla en serio cuando alienta las protestas pacíficas. Y quiero suponer que no es un cínico que esconde detrás del pacifismo un deseo inconfesable de llevar a su país y a su gente a la insurrección. Pero los hechos me desmienten.

Si ese jefe de gobierno comienza por animar a los CDR a apretar; si pide que el pueblo se levante contra una sentencia que califica como venganza; si llega a hablar de Hong Kong como modelo; y si ayer mismo su gobierno expresa empatía con quienes ocuparon nada menos que un aeropuerto, tiene una responsabilidad clara en todo lo que está ocurriendo.

El señor Torra tiene la obligación como gobernante de saber que toda protesta callejera corre el riesgo de terminar dominada por los extremistas. Y tiene, sobre todo, la obligación de templar los ánimos, por mucho que le disguste un acto judicial. Ni supo prever ni quiso templar. Quizá no buscaba las imágenes que se vieron esta noche, pero son la consecuencia de su actitud.

De sus polvos agitadores vinieron estos lodos radicales. Y, si se confirma que el tsunami fue ideado en una reunión en la que él estuvo, tiene una responsabilidad directa, que ya veremos si es criminal. De momento, su incitación ha conseguido un primer logro: el independentismo ha dejado de ser tan pacífico como predicaba. Ya asomó su faz violenta. Ya tiene aires de insurrección”.

En Onda Cero, Carlos Alsina señalaba: “Y en rigor, en efecto, la portavoz del gobierno catalán (y el gobierno mismo) empatiza. Porque se identifica (eso significa empatizar) se identifica con los que cortan carreteras, cercan sedes oficiales e intentan asaltar un aeropuerto. Por eso cuando un periodista le pregunta a Torra si no es un poco contradictorio animar con una mano a la protesta y con la otra enviar a los mossos de esquadra a sofocarla dice que sí, que lo admite.

Lo ha visto usted, ¿no? La carga de la sospecha no sobre los asaltantes de aeropuertos sino sobre la policía que impide el asalto. Si se pasan, los agentes, todo el peso de la ley. De los que alteran el orden, apreteu apreteu, qué va decir su líder espiritual, que es Torra.

Y lo de su portavoz es aún peor. La señora Budó o estaba entrenando ayer para un festival de bromas pesadas o tiene, con perdón, una empanada mental que la inhabilita para cualquier cargo. Ésta es su explicación de por qué los mossos han de impedir que la gente entre al asalto en el aeropuerto de El Prat.

Esto es para nota: los mossos impiden que la gente tome la terminal para proteger a esa gente no vaya a ser acusada de sedición. Quizá usted pensaba que la policía impide que la gente asalte los aeropuertos para garantizar que estos sigan funcionando y que los viajeros puedan usarlos, pero ya ve que no; en Cataluña, no. Allí se impiden los asaltos para preservar a los asaltantes. Es decir, por empatía. Ya les dije que o era una broma pesada de una portavoz de guasa.

Y claro, el empanamiento argumental se contagia. De tanto escuchar a Torra y su portavoz corremos el riesgo de acabar todos tarumba”.

En Onda Cero, Rubén Amón lanzaba sus preguntas: “¿Ha dimitido ya Quim Torra? O sea, ¿cómo puede permanecer el cargo un president que incita la violencia y que pone en peligro a los ciudadanos?

¿No os dije ayer, perdonad la vanagloria, que el Tsunami Democrático no tiene nada de democrático y mucho de tsunami?

¿Cuánto la violencia va a deteriorar la credibilidad del soberanismo, después de habérsenos inculcado el mensaje del pacifismo, del amor y de del civismo?

No tendría que sorprendernos que una policía actuara como una policía, pero ¿no es verdad que en una situación de crisis como la actual se agradece la profesionalidad de los Mossos d'Esquadra? Los ultras pidieron a gritos la dimisión del consejero de Interior, no os digo más.

La gran cuestión es, ¿se trata de una violencia descontrolada y anárquica, o, al contrario, de una estrategia coordinada y amparada en la estructura impune de los CDR?

¿No sería poético que Puigdemont, después de perder en Waterloo, termine deportado a la isla de Santa Elena? ¿Capital, Félix? (Jamestown?

¿Por qué si Pedro Sánchez aseguró el lunes que los condenados cumplirían íntegramente las penas, Carmen Calvo ya hablaba ayer de beneficios penitenciarios? Igual los indultan el 11 de noviembre”.

En la COPE,  Jorge Bustos opinaba: “Estamos viendo un intento bastante zafio de la izquierda mediática y política y del nacionalismo de quitar hierro a lo que me parece n escalada de violencia que supone que se h roto un dique en Cataluña y donde se desahoga toda la frustración acumulada por las mentiras de los independentistas y por la propia Generalitat, que atiza a sus escuadrones de calle. Se quemaron las cuatro principales ciudades de Cataluña, hubo 25 detenidos, hay policías apalizados”, “hay imágenes dantescas que recuerdan una especie de batasunización masiva de Cataluña en una noche que en realidad era de precalentamiento. Lo gordo va a venir el fin de semana. La escalada da bastante miedo y como están fuera de control porque son sociedad civil los que hacen esto, no puedes detener a 30.000 personas, Moncloa está intentando contemporizar, porque Eno hace nada sin pensar en las elecciones y no sabe si esto le va a beneficiar o perjudicar. Pero pensar de esa manera es no pensar en la protección de los ciudadanos, que es lo primero”. “Habría que ir pensando en el 155, que tiene bastantes más ventajas. Por ejemplo, tomar el control también de instituciones penitenciarias para que los sediciosos cumplan la pena entera”.

David Gistau matizaba: “Efectivamente, no se puede detener a una sociedad entera o a la parte radical que está en la calle”, “pero hay una jerarquía y a esa gente sí la puedes detener. Y además, hay cosas que no deben olvidarse. Hay una organización ahora mismo investigada por la policía dedicada a incendiar el país, a practicar un colapso nacional con esa intención además de romper y a practicar la violencia. Y hay gente que ya se ha significado. Por ejemplo, el beatífico Guardiola no puede quedar en términos de imagen o de reputación impune después de haber participado como coartada pacífica y sofisticada en el intento de llenar el país de violencia”.

En la COPE, José María Fidalgo apuntaba: “Los catalanes tienen que saber al menos una cosa: que donde no impera la ley, impera la barbarie. Y lo primero que tienen que hacer ellos, una vez que les dejen meter la papeleta en una urna legal”, “es echar a los delincuentes del Gobierno. A los delincuentes de la calle, la única manera de echarlos es quitando a los de arriba, hay que echar a los delincuentes de arriba, los de abajo, yo no sé estos chavales dónde irán, al final irán para su casa porque se acabó el día y se acabó la romería. Y esto que estamos viendo, que es triste y penoso sin duda, creo que la mejor resistencia que tienen que hacer los catalanes es echar a los delincuentes del Gobierno de la Generalitat, que está lleno”.

Salvador Sostres explicaba: “Hay que echar a los de arriba, echar a los de abajo y también yo querría tranquilizar un poco a la gente. Es decir, hubo altercados ayer por la noche, son altercados de cuando acaba el día, acaba la romería, son altercados afterwork, durante el día ayer en Barcelona no pasó gran cosa”, “y algunos energúmenos, cuando salen de trabajar, se dedican a organizar este fin de fiesta o este fin de jornada, escandaloso sin duda, pero estéril”. “El 1 de octubre mucha gente creía que podía cambiar alguna cosa y creía que aquel referéndum, aunque fuera ilegal, podía llevar a la independencia de Cataluña, incluso con la huelga aquella del 3 de octubre que propició la aparición del Rey. En esta ocasión nadie en su sano juicio cree que puede cambiar nada, ni los manifestantes, ni los que les apoyan, ni los que están de acuerdo desde sus casas creen que estos altercados puedan provocar nada más que un altercado”. “Esto es una molestia grave, pero no es una revolución, no es una revuelta, es una serie de gente que piensa de una manera y que en lugar de ser contenida por su Gobierno autonómico, es alentada por él”.

En la SER, José María Izquierdo reflexionaba: “¡Qué panorama tan desolador tenemos delante los ciudadanos en el segundo día de la era pos-sentencia! Por un lado, las manifestaciones en Cataluña, dirigidas con tácticas de guerrilla por los más violentos de la clase. ¿De verdad que es el pueblo catalán, dicho así, con empaque, el que se pone pañuelos en la cara, capuchas en la cabeza y palos en las manos?

Estábamos acostumbrados a la protesta pacífica, llenando calles y plazas, de ciudadanos que mostraban su deseo de una Cataluña independiente, anhelo tan legítimo como el de quienes se oponen. Los gamberros aprovechaban aquellas demostraciones pacíficas con algunas escaramuzas, pero ahora son ellos, con la bendición del mismísimo president de la Generalitat, quienes dirigen el cotarro.

¿Y en el otro lado? Un desierto. Conocíamos la llegada próxima de la sentencia y cuando se produce, desde el presidente del Gobierno, que debiera ser el primero en demostrar conocimientos, hasta los pimpollos y los menguantes, solo han sido capaces de balbucir unos decepcionantes lugares comunes. ¿Dónde están las ideas para salir del túnel? ¿Dónde los planes? Cero”.