Resumen de tertulias y entrevistas en radio y TV (17/09/2019)

En RNE, el portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, ha dicho: “La posición de Vox es que a nosotros ni siquiera se nos ha invitado a esa ronda de consultas del presidente del Gobierno”. “Nosotros no apoyaremos un Gobierno del señor Sánchez a no ser que se cumplan una serie de condiciones que hoy por hoy parecen imposibles”. “Han bloqueado el país todos aquellos que tienen suficientes diputados como para sumar y formar un Gobierno”.

La oferta de Cs “la podían haber hecho en mayo o junio o julio”, “lo que es una tomadura de pelo es esperar al último minuto para hacer algo que se podía haber hecho antes”. “En el fondo PSOE, Cs y PP tienen políticas muy parecidas y están de acuerdo en la esencia de casi todo”, “en política fiscal, en la ideología de género, en materia de inmigración, en tantas cosas son indistinguibles, por tanto es lógico que se pongan de acuerdo”.

“El PP y Cs y el PSOE son prácticamente imposibles de distinguir y nosotros tenemos un perfil muy diferente. Por tanto, es improbable que lleguemos a acuerdos de ir juntos a unas elecciones”. “Vox es un partido responsable y sensato y si ciertas políticas se pueden apoyar, se apoyan, sin necesidad hasta ahora de entrar en esos gobiernos”. “Tiene mucho más sentido que acudamos por nuestra cuenta y luego, a la vista de resultados, alcancemos acuerdos”.

En Onda Cero, Fernando Ónega reflexionaba: “Personalmente, doy por terminada la función. Pero que no bajen todavía el telón hasta que la Corona y Pedro Sánchez digan la última palabra, porque el capítulo de las ocurrencias es inagotable en la política española y donde menos se salta piensa la liebre. Hasta el minuto 93 hay tiempo y todavía Podemos puede regalar su sí, pueden surgir ofertas como la de Albert o Sánchez puede tener conejos en su decaída chistera.

El spoiler está escrito, pero los guionistas pueden cambiar. Ahora bien: si cambian, que sean más posibilistas que el señor Rivera, que parece que hizo su oferta para que sea rechazada, por mucho que la vista con vestimenta de Estado.

"Solución de Estado", dicen que la llamó. Seamos realistas: nadie se imagina a Sánchez cambiando a estas alturas Navarra por Moncloa o Moncloa por Navarra. Menos se lo imagina todavía prometiendo no dar indultos o decretando el 155 antes de que haya una acción penal que lo justifique. Las rebajas fiscales parecen incompatibles con el coste de las 370 medidas, por mucho que Sánchez hable de rebajar la presión fiscal.

Y lo peor de todo: que el presidente en funciones crea que todo lo que Albert pide ya está hecho o concedido, gran humorada presidencial. Esto no es que sea un diálogo de sordos. Es un diálogo de cínicos, precedido por la calificación de hipócrita que el otro día se oyó en el Congreso. Y además, qué diablos: en unos minutos no se puede negociar lo que en muchos meses se escaralló”.

En Onda Cero, Carlos Alsina opinaba: “Si Sánchez de verdad la quiere, con sus 124 síes escasos, la tiene hecha. Le firma un papel hoy a Ciudadanos y al PP que diga que cumplirá sus tres condiciones y sale elegido con más abstenciones que ningún otro presidente. O le firma un papel a Pablo Iglesias que diga que le da los cuatro ministerios que le ofreció en julio, y también lo tiene hecho. Incluso con tres ministerios sólo. O con dos, que andan los de Podemos abaratando el casamiento: no es un gobierno de coalición, presidente, es una ganga.

Póngase usted en la piel del Rey. Será por ofertas, Pedro, será por ofertas. Dame una razón para no proponerte.

Como usted ya sabrá, el líder supremo de Ciudadanos, Albert Rivera se refundó ayer a sí mismo –sin admitir que lo hacía— y en su nueva versión rivero-pactista ha dejado de ser míster no-es-no para convertirse en no-te-digo-yo-que-no según y cómo. Se abre Rivera a hacer posible la investidura del doctor Sánchez –-anatema para el naranja hasta hace 24 horas—siempre que éste deshaga el pacto con el PNV en Navarra, renuncie a indultar a Junqueras llegado el caso y no suba los impuestos si algún día llega a hacer sus propios Presupuestos. Ah, y siempre que el PP también se abstenga, que esta condición es previa a las otras tres porque si dos hacen lo mismo los dos se blindan de las críticas del otro.

Cómo ha elegido Ciudadanos las tres condiciones para abstenerse en lo de Sánchez no lo explicó Rivera. O por qué tres y no cinco. O por qué ahora y no hace dos meses. Su argumento es que este país está al límite, pero vamos, que ya estaba al límite en agosto y él seguía cerrado en banda”.

En Onda Cero, Rubén Amón lanzaba sus preguntas: “¿Será capaz Pedro Sánchez de forzar unas elecciones cuando ahora tiene a disposición un pacto a la izquierda y otro a la derecha?

¿Por qué dice Sánchez que ya ha aceptado las condiciones de Rivera y al mismo tiempo rechaza la oferta?

Rivera pega un volantazo a su dogmatismo antisanchista y propone in extremis el pacto constitucional, ¿Es demasiado tarde o es mejor que llegue tarde a que no se produzca?

Ahora bien, ¿por qué iba a aceptar Sánchez la oferta de Cs si ni siquiera la ha validado el PP? Ay, el bipartidismo

¿Están unos y otros partidos buscando una solución a las elecciones o persiguiendo que los electores no los penalicen el 10 de noviembre?

¿Por qué Sánchez pide a Cs y el PP una abstención técnica cuando lo que quiere es una abstención incondicional?

¿Comprendéis la confusión en que puede encontrarse el Rey cuando vayan a visitarle hoy los tahúres? Estaría bien que hubiera un traductor, un intérprete, para trasladarle lo que realmente quieren Rivera, Casado, Iglesias y Sánchez”.

En la SER, José María Izquierdo destacaba: “Es tan burda la maniobra del menguante Albert Rivera que dan ganas de despreciarla, de decir "ahí te quedas que ni mi atención reclama". Pero por mor de nuestro oficio, estamos obligados a reseñarla, así que denunciaremos las trampas del tahúr unida a la zafia puesta en escena.

Pretende Rivera con esta fullería que alguien se trague la martingala de que Ciudadanos lo ha intentado, pero el malvado Pedro Sánchez no ha querido pactar. Bien. Ni caso. El mismo que le ha hecho el pimpollo Casado, por no hablar de la respuesta del presidente, que ni un momento han dedicado al risible paripé.

Andan las cosas importantes por otro lado, que solo de los cuarteles de Unidas Podemos o del PSOE podría salir alguna solución que evitara las elecciones, aunque parece que quienes creemos que aún hay días de margen, ya lo decíamos ayer, nos movemos más en el terreno de la esperanza que en el de la realidad, sensación que se acrecienta a cada hora que pasa. Tic, tac, tic, tac. Los ingenuos estamos a punto de perder”.

En la SER, Angels Barceló subrayaba: “Hoy acaba el plazo. Acaba la ronda de contactos del rey con los representantes políticos y luego sabremos si hay investidura al final de esta semana o vamos a elecciones. Nunca una ronda de consultas del rey había generado tanta expectación ni había tenido tantas incógnitas. Nadie sabe qué le van a decir los representantes de las cuatro principales fuerzas políticas.

Bueno, ayer hubo una que dio el famoso giro inesperado y no fue ni Unidas Podemos ni el PSOE, fue Ciudadanos. Albert Rivera, que se ha negado reiteradamente a reunirse con Pedro Sánchez, que se había instalado en el “no” inamovible, apuntó ayer a la abstención con condiciones. Condiciones, por cierto, innecesarias porque son el puro cumplimiento de la Constitución. Vuelve a jugar Rivera con la Carta Magna exhibiendo sin pudor su desconocimiento voluntario.

Lo de Rivera es de traca. Semanas, meses, sin moverse y ahora dice que solo necesita 30 segundos para garantizar la abstención, y no es que le haya venido de golpe un ataque de responsabilidad institucional. Qué casualidad que pida este tiempo justo cuando acaba el plazo, justo cuando la convocatoria electoral ya no parece una amenaza sino una posible realidad, justo cuando las encuestas le dicen que es uno de los partidos que más perdería en las urnas. Justo entonces Rivera lanza la oferta y busca la complicidad del PP, no vaya a ser que la fuga de votos de Ciudadanos al PP le desangre del todo.

Movimiento a la desesperada, pues, de Albert Rivera, como pareció desesperado la semana pasada el movimiento de Pablo Iglesias, esa especie de gobierno de coalición en diferido. Curiosamente los dos partidos que más tienen que perder en unas nuevas elecciones.

No sabemos que van a decirle al rey ninguno de ellos, Iglesias amaga con involucrar la monarca en el desenlace otorgándole unas atribuciones que sabe que no tiene, volvemos otra vez a la lectura de la Constitución.

Veremos cómo acaba el día, a veces, cuanto más perdido se ve todo o precisamente porque se ve todo perdido, aparece la solución".

En la COPE, Jorge Vilches comentaba: “Yo creo que Sánchez tiene las dos posibilidades pero las dos son inútiles a esta altura, tan inútil como la propuesta que hizo ayer Albert Rivera, que sabía perfectamente que lo era, una propuesta inútil porque no es de gobernabilidad, no es de responsabilidad, no es de patriotismo, tampoco se trata de una propuesta original porque ya estaba en los once pactos que presentó Casado en su día, y solo es para poner a Sánchez en una mala situación, dejarle en evidencia ante la consulta del rey. Sánchez tendrá que decir que no tiene apoyos verdaderos a la hora de ir a la investidura. 

Carmelo Encinas señalaba: “Inútil (para Rivera) no es porque es una maniobra táctica que le permite recobrar algo de protagonismo y no cargar con todo el mochuelo del no es no. La oferta hay que decir que (Rivera) se la hace al PP, esto es importante, no se la hace a Sánchez: vamos juntos a la abstención si aceptan mis condiciones y el PP pasa. Esto es lo que le permite a Sánchez decir que aquí no está nada cerrado. O si se la hubiera hecho a él directamente, si le hubiera dicho al PSOE, yo apoyo la investidura a cambio de estas condiciones, el compromiso sería otro. Pero creo que lo más interesante de esta oferta es que abre un nuevo escenario post-electoral del 10 de noviembre”.

Jorge Bustos apuntaba: “Lo que hizo ayer Rivera tiene un recorrido para meses por delante porque efectivamente es que decae el veto a Sánchez siempre y cuando el sanchismo se traiga de nuevo al constitucionalismo. Entre medias vamos a ver la sentencia, el Brexit, un montón de cosas que van a zarandear la política española, Sánchez tiene que decidir, ha estado durante muchos meses sin decidir, intentando engañar a todos todo el tiempo pero hoy no puede engañar al rey, no le puede mentir a la cara al rey”.