Resumen de tertulias y entrevistas en radio y TV (11/02/2020)

En Onda Cero, Fernando Ónega señalaba: “Como gallego te digo: no empecemos a fastidiar. Las elecciones son autonómicas. Se dirimen entre gallegos. No se elegirá al Parlamento español ni de esas urnas saldrá el gobierno de España. Si por mí fuese, prohibiría que hiciesen mítines en mi pueblo los grandes personajes estatales, sean del PP, del PSOE, de Podemos o de Vox. Cada partido de ámbito estatal podrá presentar el éxito como cosa suya, porque en política ya se sabe: ave que vuela, a la cazuela.

Pero quienes tienen que lidiar durante cuatro años la gestión regional son los gallegos elegidos. Dicho eso, lo que es inevitable es imposible de evitar y está claro que existe un "efecto Sánchez" y un "efecto Iglesias" con rebote en Galicia y en cualquier comunidad. Eso convierte a los comicios, como tú dices, en un primer test.

Apasionante, porque tenemos a Feijóo contra todos y a todos contra Feijóo, que busca el heroísmo de la cuarta mayoría absoluta y no tendrá un puñetero diputado de Ciudadanos para hacer coalición. Los gallegos tendrán que elegir entre él y un consorcio de izquierdas de tan difícil casamiento como el PSOE, el BNG y las Mareas.

Yo, de entrada y como gallego, solo pido una cosa, también por comparación: Sánchez ayudará a Urkullu con una cascada de transferencias porque necesita su voto en los Presupuestos. A Cataluña ya sabemos que la regará de dinero y atenciones. En Galicia solo esperamos de él lo justo. Pero, al menos, que no la haga sufrir para aparecer él como salvador”.

En Onda Cero, Carlos Alsina apuntaba: “Que Urkullu y Feijóo ganarán sus elecciones respectivas parece fuera de duda. Que Urkullu seguirá gobernando solo o en compañía de otros, tampoco parece en cuestión. Que lo siga haciendo Feijóo ya es menos seguro. Va a depender, primero, de si al PP le crecen los dos competidores que le salieron en el resto del país y que en Galicia aún no se han estrenado: Ciudadanos a su izquierda y Vox muy a su derecha. El barón que menos gusta a los de Vox es Feijóo, que siempre receló del acercamiento de Casado a los de Abascal. Y va a depender, segundo, de cómo rentabilicen los partidos de la izquierda gallega la circunstancia novedosa de estar gobernando España. Ahí está el PSOE, que perdió la segunda plaza en Galicia hace cuatro años en favor de Las Mareas, ahí está la marca de Podemos, que ahora tiene ministra de Trabajo, y ahí está el Bloque, que es competencia electoral pero, a la vez, es aliado parlamentario: votó a favor de la investidura de Sánchez y reclamó para Galicia la condición de nación con derecho de autodeterminación e independencia.

El PSOE quiere tumbar a Núñez Feijóo. Dices: claro, de eso van unas elecciones. El que está en la oposición quiere el poder y el que está en el poder quiere seguir teniéndolo. Veremos al PP echar el resto en la campaña gallega para conservar el fuerte (Feijóo confía en que los líderes nacionales vayan sólo lo justo a hacer campaña, por miedo a que en lugar de sumar, le resten) y veremos al PSOE y Podemos echar el resto para conquistar el fuerte. No siendo unas elecciones generales, Galicia será elevada a la condición de símbolo”.

En Onda Cero, Rubén Amón lanzaba sus preguntas: “¿Qué ha tenido que suceder para que el PP y el PNV se pongan de acuerdo? Pues la reacción a las elecciones tóxicas de Cataluña. Urkullu y Feijóo fijan el 5 de abril para librar los comicios vascos y gallegos.

Feijóo necesita revalidar la mayoría absoluta. Y Urkullu quiere seguir gobernando con los socialistas a expensas de la pujante Bildu. ¿Cabe peor escenario político para Ciudadanos? El partido naranja no ha tocado fondo el 10N. Euskadi y Galicia pueden ser una trituradora.

¿Os acordáis cuando bromeábamos sobre qué a este paso Sánchez terminaría designando al presidente de la Conferencia Episcopal? Pues Moncloa ha hecho saber a los obispos que su candidato no es Dolores Delgado, pero sí monseñor Omella.

¿Y quién es monseñor Omella? Pues la eminencia que medió después del 1 de octubre, reclamando diálogo. Al final la mesa va a ser un sindiós.

Pablo Iglesias se incorpora a la mesa bilateral. ¿Queda por fin desvelada la identidad del relator? No había que irse a Letonia. Estaba en Galapagar.

¿Por qué no se celebra el Mobile de Barcelona en el mítico Piolín? Un congreso y una cuarentena a la vez, aunque vista la lista de ausentes podría celebrarse en un catamarán.

El PSOE quiere castigar penalmente la apología del franquismo. ¿No habían enterrado ya al caudillo? El problema es que esta resurrección lleva consigo crear un delito de opinión. Y eso no es muy de izquierdas, desde luego.

En la SER, José María Izquierdo comentaba: “Es que no paramos. Como llevábamos tres meses sin elecciones, primero Iñigo Urkullu, y a los pocos minutos Núñez Feijóo fulminaron la sequía y hala, ya tenemos urnas otra vez.

¿Por qué ahora? Pues porque al partido que manda en cada uno de los territorios le viene bien convocarlas en este momento. El PNV adelanta las vascas cinco meses porque de ninguna manera quiere coincidir con las catalanas, que el nacionalismo exacerbado de aquellas tierras contaminaría su trabajado perfil de moderación.

En Núñez Feijóo ha debido mandar más zafarse de las maniobras de Madrid, donde el renacido Aznar y sus muchachos juegan a esa ensoñación de 'España suma', lo que forzaría a un sano Feijóo a cargar con el peso muerto de Ciudadanos, y se quita de encima, además, cualquier tentativa enloquecida de sumar a Vox.

En el País Vasco el PP ya no tendrá más remedio que afianzar a Alfonso Alonso, a pesar del sarpullido de Casado. Arrimadas boquea para no desaparecer, el PSOE va tranquilo y Vox, la verdad, cualquiera sabe. Urnas, otra vez urnas”.

En la COPE, Antonio Naranjo opinaba: “Es una prueba más que tiene el centroderecha para demostrar si ha aprendido o no de sus fracasos por la fragmentación en las dos últimas elecciones generales. PP, Cs y Vox tienen que hacerse una pregunta y es si de verdad puede calar en la ciudadanía esa idea de que España está perdida, de que todo es peligroso, inquietante, dramático, pero luego cuando llega el momento de traducir en el mayor número de diputados ese mensaje son incapaces de ponerse de acuerdo por razones internas o por presiones externas. Además lo hacen ahora en el peor escenario posible, o sea, Cataluña y País Vasco es como lanzar a Torrebruno a pelearse con Mike Tison”.

Jorge Bustos señalaba: “Lo que vimos ayer es que Urkullu convocó dos elecciones, las vascas y las gallegas porque al final lo que ha hecho Feijóo es coger su rebufo porque ninguno se quiere juntar con el sindios catalán, que distorsiona todos los mensajes de campaña. Por tanto, serán elecciones que se van a mirar muy de cerca en Madrid, primero porque el PNV -que es el que manda en España, el que quita y pone presidentes-, si sale reforzado de esas autonómicas vascas va a exigir a cambio de apoyar los presupuestos la soberanía fiscal, el pago de las pensiones y el traslado de las competencias penitenciarias. Es decir, seguir avanzando hasta que no quede nada por transferir a Euskadi. Y quizá Feijóo se juega algo más, hay quien dice que el liderazgo del PP, aquel al que reunión hace un par de años. Hay quien dice que uno de sus objetivos si es que se revalida su mayoría absoluta es ir a por Génova”.

En la COPE, Ana Martín decía: “Urkullu no necesita una mayoría absoluta. En el régimen electoral vasco, si no hay un acuerdo entre las alternativas”, “allí gobierna la fuerza más votada con lo cual Urkullu lo tiene bastante sencillo para repetir. Y los sondeos parece que auguran a Feijóo su cuarta mayor absoluta por dos factores”. “Sigue consiguiendo lo que es ya casi imposible en esta España, que es mantener unido el centroderecha, en el resto de España dividido en tres partidos; y porque consigue mantener a la izquierda a raya, que es un totum revolutum. El líder del PSOE en Galicia, el señor Gonzalo Caballero, lleva poco más de dos años, es un perfecto desconocido, además en una comunidad con una particularidad, que es su dispersión y envejecimiento. Las Mareas están completamente hundidas”. “El presidente Feijóo es muy sólido y el PP en Galicia tiene un grado de implantación, no solo en la urbana sino en la rural que es clave para ganar las elecciones”.

"Ahora quieren legislar contra la apología del franquismo, que es una de estas inaplazables emergencias sociales que este Gobierno atiende con una diligencia emocionante. Para qué hablar del paro, hombre, Europa nos ignora, Estados Unidos nos mira mal, las exportaciones se reducen... No, hombre, no.  

Donde esté Franco, por cierto, más vivo y peligroso ahora que hace 40 años, que se quite lo demás. Miren, la apología importante que hay que prohibir por ley es la de los terroristas de ETA. Fíjese qué fácil. Esa es la importante. Los homenajes a etarras, los amigos de los muchachos que ahora tienen un papel crucial en España que es decirle al presidente por dónde van los tiros, y perdonen la expresión. Ahí sí que podría el gobierno dedicar un poquito más de tiempo. ¿O es que ahora decir que menos mal que tenemos embalses que nos sirve para regular el agua y para gestionar un poco el agua que tenemos, que siempre es deficitaria, claro, como los hizo Franco, eso es apología del franquismo? ¿Y la libertad de expresión?".