Teodoro García Egea-PP (RNE): "Si Sánchez quisiera pactar los presupuestos con el PP lo primero que haría sería echar a Pablo Iglesias de su Gobierno"

En RNE, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, ha explicado que el dato del paro demuestra que los ERTE "se iban a ir convirtiendo en ERE, porque las empresas no tienen las ayudas que tienen en otros lugares de Europa. Alemania los prorroga más allá de 2021".

"Vamos a escuchar a Pedro Sánchez". "Si quisiera pactar los presupuestos con el PP, lo primero que haría sería echar a Pablo Iglesias". "Tenemos unos presupuestos fantasma. No tenemos un solo dato. Cuando sepamos sus prioridades emitiremos una opinión".

"Sanchez no puede pasar de un estado de alarma en el que toda la autoridad es suya, a delegar todo a las comunidades autónomas". "Hemos pasado de sufrir el confinamiento más largo y duro de toda Europa, a tener los rebrotes más duros de toda Europa". "Cuando Sánchez habla de arrimar el hombro pero le pone la zancadilla a Isabel Díaz Ayuso es cuando vemos que tenemos el peor gobierno en estos momentos".

"Necesitamos más coordinación. ¿Dónde ha estado el Ministro de Universidades ante la mayor crisis sanitaria? ¿Dónde está la Ministra de Educación?".

En la COPE, Álvaro Nieto decía: “Yo ligaría los presupuestos con las reuniones de hoy porque el Gobierno ya ha pactado en agosto con Ciudadanos su apoyo a los presupuestos, es algo que han estado hablando durante todo el mes María Jesús Montero con el equipo económico de Ciudadanos. Y esto va a facilitar en gran medida la aprobación de estos presupuestos en las próximas semanas. Porque el Gobierno va a necesitar simplemente el apoyo del PNV, con el que acaba de pactar en el País vasco, y el apoyo de Podemos, aunque gritarán, se enfadarán, al final está garantizado puesto que Podemos ahora mismo no tiene a donde ir, más que mantenerse en el Gobierno”.

En Onda Cero, Carlos Alsina reflexionaba: “Nunca sabremos lo que de verdad se van a decir Sánchez y Casado, o Sánchez y Arrimadas hoy en la Moncloa, o lo que se dijeron el lunes Sánchez e Iglesias porque en España, a diferencia de otros países, de las reuniones que mantiene el presidente no se levanta acta. Y no queda más constancia que los comunicados oficiales llenos de trucos y de trampas. Pero si Casado, por ejemplo, le preguntara a Sánchez hoy cómo son las cuentas para las que requiere apoyo, el presidente pondría cara de sorpresa y le diría: ¿pero cómo me preguntas eso? ¿No escuchaste ayer a la ministra de Hacienda? Si dio todos los detalles sobre las cuentas nuevas. Porque, en efecto, la ministra Montero por fin desveló cómo van a ser los Presupuestos. Verá.

Ya está todo dicho. 'Unos presupuestos que tengan al ciudadano en primer plano. Hegemónico'. Alabado sea el gobierno, que hace unos presupuestos pensando en sus gobernados. Números todavía no tienen. Ni planes concretos. Ni reformas. Pero adjetivos, sí. Lo único que tienen ya listo son los Adjetivos Generales del Estado”.

En Onda Cero, Fernando Ónega señalaba: “Aquí tienen ustedes a Alsina consultando la bola de cristal del futurólogo. Como planteando al profeta: dime, oh sapientísimo meigo de la Galicia profunda qué debemos esperar. Y el meigo, seducido por el reclamo sanchista de la unidad y la resiliencia, repasa los antecedentes de su big data y pronostica: depende de quién y de qué hablemos.

Si hablamos de Casado, no dará ni agua al presidente en materia de Presupuestos. Y menos, desde que las cuentas son consensuadas con Iglesias. Y mucho menos, si Iglesias se sale con la suya de subir los impuestos. Para que no parezca una ocasión perdida, quizá acuerden abrir un diálogo sobre los pactos sanitario y de recuperación que Casado lleva en su hatillo. Será una forma de salvar la cara, de que el presidente no reciba un "no es no" y Casado no quede como intransigente.

Si hablamos de Arrimadas, es posible que se consolide el comienzo de una gran amistad, porque Sánchez la necesita y Ciudadanos busca ser influyente aunque tenga a Iglesias en la mesa: un matrimonio de conveniencia.

El meigo se conforma con poco. Se conforma con que se rompa el silencio cortante y la agresividad fratricida entre las dos cabezas del poder y la oposición. Se conforma con que visitantes y anfitrión no hagan trampas. Y cree que para Sánchez sería un éxito arrancarle a Casado la abstención en los Presupuestos. La abstención, porque el sí no entra ni en la mejor ensoñación”.

En la COPE, Carlos Herrera subrayaba: “Por más que el Gobierno quiera vender otra cosa, los datos son tozudos. Tenemos que tener en cuenta cuánta gente están ingresadas, tratas por coronavirus o fallecen.

Después de que Sánchez se pusiera de perfil, las comunidades autónomas toman sus propias decisiones y sus pasos: Castilla y León ponen algunas ciudades en Fase 1 y Andalucía cierra las playas por la noche y también ponen restricciones a eventos sociales como las bodas. La verdad que casarse en tiempos de coronavirus es tener muchas ganas de casarse

No esperen a que el Gobierno busque una alternativa al estado de alarma, y sobre todo no exijan al Ejecutivo que reconozca los verdaderos números de fallecidos por coronavirus. Ahí están las informaciones de ABC sobre el número registrado por el Instituto Carlos III y el MOMO. Más allá de los datos y la desinformación del Gobierno quédense con los datos. Son 50.000 muertos que han teñido de negro este verano.

Pedro Sánchez, que es tan listo, ya tiene el diagnóstico de lo que está pasando. El martes dio una entrevista donde echó toda la culpa a Madrid y a los ciudadanos. Madrid, siempre Madrid. Sobre Madrid le puedo hacer algunas reflexiones. El pasado 4 de julio Sánchez dijo en A Coruña que había que salir a la calle a disfrutar de la nueva normalidad. Desde luego él lo hizo: ha disfrutado del verano como un cochino en una charca. Seguro que ustedes tendrían ganas de disfrutar del verano y en cambio se encuentran preocupados por el paro o se encuentran en un ERTE”.

En la COPE, Carmen Martínez Castro opinaba: “Creo que no va a haber acuerdos porque a ninguno de los dos les interesa. A Sánchez le convendría pero solo para llevar el aval de Casado de cara a las negociaciones en Europa, si Sánchez va con el aval de casado, va con un poco más de seguridad. Si no lo lleva, sabe que en Europa le van a mirar hasta los empastes de los presupuestos que presente. Y en ese aspecto es lo único que le conviene del acuerdo con casado. Pero por lo demás, ni a uno ni a otro les interesa. No se va a producir y además no es necesario. ¿Sería lo ideal? Desde mi punto de vista, sí, un gran acuerdo de Estado y sacando a Podemos del Gobierno. Pero eso no va a suceder”.  

En la COPE, Jorge Bustos destacaba: “Es un paripé por parte de Sánchez para vestir al muñeco del otro día, el talante y la unidad, la mano tendida del presidente e intentar retratar al otro como intransigente. Pero el mismo Sánchez se ha encargado de repetir en numerosas ocasiones, la última y más sonora en plena pandemia en el Corriere della Sera, que su intención nunca fue pactar con el PP porque el cree que si lo hace, le pasará lo que al Pasok griego. Él esta convencido de que el PP es Satanás y esa es su verdadera voluntad. Otra cosa es lo que proyecte por fuera. Y a Pablo Casado tampoco le interesa pactar los presupuestos con Sánchez porque sería regalar el protagonismo de la oposición a Vox. Con lo cual, de eso no van a hablar. Otra cosa es que hablen, por ejemplo, de la renovación de los órganos judiciales”.

En la SER, José María Izquierdo apuntaba: “No, no es cierto que los españoles pidan unidad a sus líderes políticos. Se trata de un magnífico ejemplo de cómo una pretendida solución para un problema lo que hace en realidad es impedir resolverlo.

¿Cómo puede alguien con sentido común pedir al pimpollo Casado que acepte ir unido con Pedro Sánchez, por no citar a la bicha Pablo Iglesias, en una política común? Dejémonos de grandes palabras y altisonantes proclamas, que la vida viaja a ras de suelo.

Lo que sí pretendemos los ciudadanos es otra cosa. Queremos que el presidente del Gobierno, que para eso es el que manda, ponga encima de la mesa una serie de propuestas, políticas, económicas, sociales y hasta sanitarias, y que de esos naipes la oposición elija dos o tres para llegar a mínimos acuerdos que salven los deseados Presupuestos.

Parece poca cosa, pero es a lo máximo a lo que podemos aspirar los mortales. Lo que sea para salir del atolladero. ¿Desunidos? Pues claro, conviene no equivocarse y recordar, siempre, siempre, donde está la izquierda y donde la derecha”.

En la COPE, el economista José María Gay de Liébana afirmaba: “De nuevo, los datos de Eurostat sobre el paro en el mes de julio nos sitúan en el disparadero, con una tasa del 15,8% y 3.400.000 desempleados y una aberrante tasa de paro juvenil de casi el 42% que es un mazazo para las expectativas de nuestros chavales menores de 25 años. El paro en la zona euro es del 7,9% - así que lo doblamos – y en la UE del 7,2%. Por la zona euro, la inflación sigue bajando, al -0,2% en agosto, y en España al -0,6%. Llevamos varios meses de caídas de los precios, que delatan la atonía consumidora, y la sombra deflacionista.

Y sale el dinero de España, indicio de pérdida de confianza. Inestabilidad política, incertidumbre económica, subidas de impuestos en ciernes, dudas sobre la capacidad del gobierno… Total, que vuelan 48.836 millones de euros de capitales de nuestro país hacia el exterior en el primer semestre cuando en el mismo período de 2019 fueron 18.017 millones. ¿Cómo se comportan las familias en el actual trance? Pues, aumentando sus ahorros: los depósitos suman 893.000 millones de euros en julio frente a 853.000 millones en diciembre. Y se recorta la deuda de los hogares en julio a 698.000 millones frente a 704.000 de diciembre. Prudencia familiar, con reducción del préstamo por vivienda y contención en el crédito al consumo cuyo saldo de 185.000 millones de euros es casi igual que en diciembre de 2019.

Por el contrario, las necesidades de financiación de nuestras empresas aumentan a causa de las circunstancias. En julio, entre préstamos de la banca, deuda emitida y financiación exterior, nuestras empresas suman un endeudamiento de 940.000 millones de euros versus 895.000 millones del cierre de 2019; 45.000 millones más”.