Lo que más nos asombra es lo cotidiano, es lo que tenemos delante nuestro todo el tiempo. Nos asombra cuando alguien nos muestra lo que tenemos delante de las narices y no nos habíamos fijado porque siempre estaba en el mismo sitio.
La OCDE nos ha mostrado que el español destina el 40% de su salario a pagar impuestos, es decir, al bolsillo del Gobierno... y nos hemos llevado las manos a la cabeza. Ni que decir tiene que la mayor parte de los impuestos laborales los paga el empresario. Pues la verdad es que es una medida que se queda corta, según salarios. En cuanto entras en retribuciones de clase media, el Estado se lleva más del 50%. Todo depende de lo que pagues por IRPF pero, en cualquier caso, el PSOE no ha hecho otra cosa que aumentar las cotizaciones sociales, el impuesto que más economía sumergida provoca y que más desincentiva la creación de empresas. ¿No es como para pensárselo un poquito?
Recuerdo al público asistente que hoy, Jornada Internacional del Trabajo, los sindicatos CCOO y UGT, los centrales de clase, de mucha clase, se han manifestado bajo el contradictorio lema de "por el pleno empleo: menos jornada y mejores salarios", que recuerda aquello de cobrar mucho, trabajar poco y protestar siempre. O mejor: "que se mueran los ricos y las mujeres de los pobres".
Si realmente CCOO y UGT quisieran obtener el pleno empleo, en una España que camina a la cabeza del paro en Europa y en toda la OCDE, es decir, en todo el mundo que no pasa hambre, deberían exigir tres cosas: "despido libre, impuestos bajos y salarios dignos".
Lo más justo: despido libre, impuestos bajos y salarios dignos
Despido libre: porque el empresario no es un mal sujeto que se regodea dejando a la gente en la calle. Es un señor que contrata cuando le va bien y despide cuando no vende.
Impuesto bajos, que conlleva, en el universo laboral, la supresión de las cuotas sociales y el pago de las pensiones a través del IVA. Porque ya está bien de escuchar a Yolanda Díaz lo que sube el salario mínimo cuando lo que está haciendo es subir los impuestos que graban todo tipo de salarios, también el salario mínimo. Que una empleada del hogar cobre menos de 1.000 euros y que su empleador pague otros 250 euros en cuotas a Yolanda... Para eso que le dé todo a su empleada.
Menos derechos y más dinero, grita, o debería gritar, el proletario de 2024.
Tercer punto: Salarios dignos. Ahí sí que hay que achuchar al empresario. Que pague un salario que permita sacar adelante a la familia. Entre otras cosas porque un negocio que no da para pagar sueldos dignos no es un negocio. Pero lo que podía ser un buen negocio no puede crear puestos de trabajo porque en España es más difícil despedir que divorciarse y porque los impuestos laborales hacen imposible la permanencia de una pequeña empresa, de un pequeño despacho o de un pequeño autónomo... pues eso es lo que deberían reclamar Unai Sordo y José María Álvarez.
¿Por qué no lo hacen? Porque ellos cobran y viven gracias a esos impuestos exorbitantes que ahogan a las pymes. Y no viven nada mal.