Noticia curiosa la de la pasada semana. Leo en El País: "algún día caerá en la Tierra un meteorito de gran tamaño, capaz de provocar una catástrofe planetaria. Es una certeza. Lo que no sabemos es cuándo". Bueno, si no sabes cuándo es que no tienes certeza. Pero lo cierto es que la NASA ha iniciado la misión DART, consistente en que si un asteroide amenaza la tierra se lanza un cohete-misil que impacte contra la piedrona antes de que se aproxime demasiado, y al romperse en pedazos, éstos se distribuirán por el universo y nos dejarán en paz.
La NASA hace bien en tomarse en serio la eventualidad de un pedrusco que pudiera hacer saltar en pedazos los continentes. Es más probable que el cambio climático de doña Teresa Ribera.
Hacen bien en tomarlo en serio: los místicos llevan años advirtiendo contra asteroides y meteoritos. En Garabandal, Nuestra Señora advierte a Conchita contra los objetos celestes, aunque la vidente -a ver si ejercitamos más la memoria, Conchita, hija- no recuerde la palabra exacta que utilizó la Virgen.
Pero el trasfondo del tiempo actual no radica en un meteorito, ni en estrellas o planetas, ni tan siquiera en unas revelaciones marianas, por muy relevantes que sean... y yo creo que lo son, sino, una vez más, en el corazón del hombre. Me explico...
Carmelo López-Arias, ha escrito en Religión en Libertad una crónica que es una joya, acerca del obispo norteamericano Fulton Sheen. Para evitar la beatificación de Sheen se le ha acusado, no se lo podrían ni imaginar, de pederastia, a pesar de que los que le conocieron no se creen nada de la acusación que, por otra parte, quedó en agua de borrajas. Este obispo modélico falleció en 1976.
La clave de bóveda de la historia actual es que la abstención ha quedado abolida: hay que elegir
Estamos en 2021. Como consejo para la Gran Tribulación que en vida monseñor Fulton ya oteaba por el horizonte, y en la que creo estamos metidos ya hasta las corvas, el obispo norteamericano aconsejaba, contra la llegada del Anticristo -sí, el Anticristo- "conservar el estado de gracia quienes tengan fe, y quienes no la tengan que empiecen a buscarla, porque en los tiempos que vienen solo habrá una forma de que las rodillas dejen de temblar, y será caer sobre ellas y rezar".
Me ha encantado esta frase.
Y nada de esto debe turbar a nadie. Recordar siempre que "el Señor está próximo" y que cuando se contempla el siglo XXI lo primero que viene a la cabeza es aquella frase de "cuando vuelva el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?". Sí, pero también aquella otra de "cuando veáis que todo esto sucede, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación".
El siglo XXI es épico, así que, o será romántico o será una derrota. Vamos, que este es un tiempo estupendo, encuadrado en una de esas eras de la historia que no permite no elegir. El que no quiera alistarse en el buen ejército será el primero en ser masacrado por el ejército enemigo. La clave de bóveda de nuestro tiempo es que la abstención ha quedado abolida: ahora hay que elegir.