Uniéndose a la petición del Santo Padre de rezar por la paz en Myanmar (antigua Birmania), la fundación internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) realizó una iniciativa de oración coincidiendo con el segundo aniversario del golpe de estado que ha sembrado terror y sufrimiento en el país.
La iniciativa de tres días de oración comenzó el pasado 30 de enero y terminó en el aniversario mismo, ayer 1 de febrero.
A continuación, un comunicado del presidente ejecutivo de ACN, Thomas Heine-Geldern sobre la situación en Myanmar:
“Mientras nos preparamos para conmemorar el segundo aniversario del golpe militar en Myanmar, el 1 de febrero, pedimos a Dios que conmueva los corazones de todos aquellos que puedan poner fin a esta tragedia. Oramos también por todos los desplazados internos, incluidos los niños, las mujeres, los ancianos y los enfermos en las zonas afectadas. Son cientos de miles, y muchos luchan por sobrevivir día a día. Los testimonios de sufrimiento son innumerables.
Se le parte a uno el alma cuando escucha que hay personas al costado de los caminos sin saber a dónde ir, porque han pasado el último año y medio sin encontrar un lugar seguro para refugiarse, a menudo de un lado para otro.
ACN pide oraciones también por aquellos que acompañan a los fieles en su huida para proporcionarles acompañamiento pastoral y apoyo sacramental. Durante estos 24 meses de guerra y horror hemos sido testigos del consuelo y apoyo que la presencia de religiosas y religiosos proporciona a los desplazados. Muchos se sienten indefensos y huérfanos. La presencia de la Iglesia les infunde esperanza pero hay que rezar especialmente por los sacerdotes, religiosos y catequistas, ya que el stress psicológico y físico es enorme para ellos.
Entre las regiones que más han sufrido en el conflicto están los estados de Chin, Kayah y Karen, que incluyen una cantidad considerable de población cristiana y han visto paralizada muchas de las actividades pastorales cotidianas en aras de una crisis humanitaria de dimensiones gigantes. Al menos 16 parroquias han sido abandonadas, 19 templos y edificios religiosos destruidos en el estado de Kayah. Muchos sacerdotes y religiosos han acompañado a su pueblo, refugiándose en la selva o en pueblos remotos”.