En 2021, en Sant Joan Despí (Barcelona) moría a manos -esta vez de su madre- la pequeña Yaiza, de 4 años. La madre confesó que lo hizo para causar daño al padre.

Ahora, el jurado de la Audiencia de Barcelona la ha declarado culpable por unanimidad, de planificar el crimen de forma "metódica" y con la intención de dañar a su ex pareja y padre de la niña, y ha descartado que la mujer lo hiciera afectada por ningún trastorno mental.

Las acusaciones han reclamado una condena a prisión permanente revisable. Con este veredicto, corresponderá al magistrado presidente del tribunal redactar la sentencia y aplicar la pena que le corresponda teniendo en cuenta los agravantes (alevosía y parentesco) y el atenuante (confesión) que ha valorado el jurado.

El jurado ha constatado que Rivas planificó matar a la niña y luego suicidarse (fue reanimada después del crimen), que para hacerlo buscó durante semanas información de casos mediáticos de violencia vicaria, y que "actuó intencionadamente en dos momentos distintos": primero la intentó matar con fármacos y, al ver que a la mañana siguiente seguía viva, la asfixió.

En el juicio, un único psicólogo contratado por la defensa sostuvo que Rivas tenía un trastorno de personalidad que supuestamente afectó a sus capacidades al cometer el crimen, mientras que en un debate de unas cuatro horas tres peritos públicos concluyeron que la mujer planificó el crimen por rencor y rabia a su ex, estando en plenas facultades mentales.