Llega a Barcelona Coparternidad. Según La Vanguardia que este portal es único en España, pues detrás de ese anuncio sí hay una persona dispuesta a despejar dudas y asesorar y mediar en esos encuentros entre mujeres y hombres que solo anhelan una cosa: ser padres y madres y compartir la crianza de los hijos. Sin ataduras, más allá de comprometerse a que a la criatura no le falte de nada. Y descartando la pareja la idea, a priori, de iniciar una relación sentimental.

¿Quieres ser padre o madre? Te ayudamos a conseguirlo con una persona afín a ti y te acompañamos en todo el proceso hasta el nacimiento del bebé”. Así se anuncia la agencia Copaternidad Barcelona. ¿De qué hablamos? En principio, de algo sencillo, al menos desde el punto de vista biológico.

Se propicia un encuentro entre dos personas­ de diferente sexo (sin vínculo afectivo entre ellos) para que se conozcan y compartan la crianza de un hijo o hija. Todo ello en igualdad de condiciones y con idénticas responsabilidades, sin que haya que compartir domicilio ni sellar ninguna relación sentimental. Nada muy diferente a lo que ocurre  cuando esas crianzas compartidas se acuerdan entre conocidos -sin que nadie medie en ese pacto, salvo los protagonistas- o cuando una mujer recurre a una persona de su confianza o entorno como donante de esperma.

Destaca La Vanguardia que no se trata de un portal de citas ni tampoco una página web (eso ya está inventado) en la que ellos se ofrecen a donar su esperma­ y ellas buscan a candidatos para inseminarse con ese semen. Ahí todo se apunta dema­siado frío; no hay intermediarios y, a veces, todo resulta también muy difuso al costar descubrir­ las verdaderas intenciones que hay escondidas en la oferta y la demanda de ese mercado cibernético de la procreación.

Carmen Balaguer, antropóloga y alma de esta pionera agencia de copaternidad nacida en Barcelona, define así su filosofía de trabajo: “Esto no es tener un hijo o hija con una desconocida o desconocido; la idea es unir a personas afines por sus aficiones, carácter, profesiones o cultura y crear entre ellas un vínculo”... Por ejemplo, un niño. 

Esta agencia, con un año de vida, aún no puede presumir de haber contribuido al nacimiento de ningún bebé. “Pero algunas parejas que hemos conectado están ya cerca de dar el paso para ser madres y padres”, anuncia la creadora.

Esta antropóloga –se plantea esta aventura como una apuesta de futuro– vive ahora de otro trabajo. Su misión como mediadora para unir parejas tiene más tintes altruistas, en estos momentos, que vocación de negocio.