Comenzamos esta crónica semanala de la persecución a los cristianos en Camboya, donde la Iglesia ha recordado a los mártires y el sufrimiento que ocurrieron durante el régimen genocida y comunista de los Jemeres Rojos, recogió Fides.
Durante el poder de los Jemeres Rojos, de 1975 a 1979, alrededor de dos millones de camboyanos murieron en ejecuciones, por hambre o enfermedad. Los campos de exterminio salpicaron el país, con más de 20.000 fosas comunes que contienen más de 1,38 millones de cuerpos, según el Centro de Documentación de Camboya.
La Iglesia lo recuerda como ‘Día de la memoria, de los mártires y de la reconciliación’, en lugar de poner énfasis en sentimientos como la ira y la venganza. El obispo Olivier Schmitthaeusler, vicario apostólico de Phnom Penh, explica: "Este año celebramos el 45 aniversario de la ordenación episcopal del primer obispo camboyano, Mons. Joseph Chhmar Salas, ordenado en secreto por Mons. Yves Ramousse, el 14 de abril de 1975, mientras que la iglesia de Notre Dame en Phnom Penh era bombardeada. El 17 de abril de 1975, los jemeres rojos entraron en Phnom Penh y toda la población huyó o fue evacuada. Mons. Chhmar Salas fue llevado al noreste del país, a Tangkauk, donde murió en 1977. Es el protomártir de nuestra lista de 14 mártires cuya causa de beatificación inició el 15 de mayo de 2015”.
"Hoy -continúa Mons. Schmitthaeusler-, los católicos dicen con fe: ¡Cristo Jesús está vivo! Esto es lo que celebramos 30 años después, en nuestro mundo invadido por la oscuridad de la muerte, el miedo y la soledad. Queremos recordar las últimas palabras de Mons. Salas a Mons. Ramousse, pronunciadas el 17 de abril de 1975 antes de partir hacia los polvorientos caminos de Camboya, que fueron: ‘Háblad de nosotros al mundo’. Con este espíritu mantenemos vivo el recuerdo de nuestros mártires y vivimos en Camboya hoy el Evangelio de la paz y la reconciliación".
Maira habría estado obligada a casarse con el secuestrador musulmán Mohamad Nakash y a renunciar a su fe católica
También en Asia, concretamente en Pakistán, el pasado 28 de abril 12 hombres, todos armados, entraron en la casa de la joven católica de 14 años Maira Shahbaz y la secuestraron, disparando al aire mientras se alejaban, recogió Infocatólica.
Nighat, madre de esta adolescente, tuvo que ser ingresada en el hospital de Faisalabad (Pakistán) por el shock sufrido después de haber sabido lo ocurrido. Poco después de salir del hospital la madre de la joven lanzó su llamamiento a través de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada. «Suplico que mi hija vuelva. Tengo miedo de no verla nunca más», aseguró.
Maira habría estado obligada a casarse con el secuestrador Mohamad Nakash y a renunciar a su fe católica. El tribunal pakistaní de Faisalabad se pronunció a favor del secuestrador Nakash, que aseguró que Maira tendría 19 años, a pesar de que el certificado de nacimiento y los documentos oficiales eclesiásticos y civiles enviados al juzgado atestiguan que la joven tiene 14 años.
El abogado de la familia, Khalil Thair Sandhu, declaró que «las personas que han hecho tales cosas a una niña como Maira no nos tratan como seres humanos, sino como animales» y recordó que en la audiencia del pasado 5 de mayo el magistrado de Faisalabad, Kamran Khalid, fue influenciado por unos 150 hombres que se reunieron para apoyar a Nakash.
El abogado también precisó que tiene la intención de apelar la decisión, presentado el caso ante el Tribunal Superior de Lahore y si es necesario también ante el Tribunal Supremo de Pakistán, el mismo que absolvió a Asia Bibi en el año 2018.
Alessandro Monteduro, director de Ayuda a la Iglesia Necesitada en Italia, aseguró que «recientemente tuvo lugar un caso similar, el de Huma Younus, una adolescente cristiana secuestrada en Karachi el pasado octubre. Y hoy tenemos que informar de lo que le sucedió a Maira Shahbaz».
«Estos casos, considerados individualmente, ya son muy graves, pero lo que es realmente angustiante es la existencia de un verdadero sistema perverso. Cada año cerca de 1.000 niñas y mujeres cristianas e hindúes son secuestradas del mismo modo en Pakistán. A esto se añade la ausencia de tutela por parte de las autoridades judiciales, que a menudo están influenciadas por la presiones sociales», aseguró Monteduro y mostró su deseo de que Pakistán se libere de las «influencias de grupos extremistas».
En Níger, se reza por la liberación del padre Maccalli, aún en manos de los secuestradores
Y han pasado veinte meses desde el secuestro del Padre Gigi Maccalli, sacerdote de la Sociedad de Misiones Africanas, en Níger. El recuerdo, la oración y la esperanza de muchos siempre se dirigen hacia su liberación, informa Fides.
"Hemos podido apreciar la calma, la firmeza y el entusiasmo del p. Gigi en la proclamación del Evangelio" afirman los cónyuges Ivana y Dino Avanzino, dos amigos del p. Gigi, que asistían a las reuniones mensuales para adultos celebradas por el misionero en Génova cuando era concejal provincial, unos años antes de volver de nuevo a Níger.
“Es importante para él sembrar semillas del Evangelio con la convicción de que 'la primera evangelización no es otra cosa que humanización', como escribía en su carta. Una tarde, estando en nuestra casa, anunció que se iría a Níger, una nueva misión, toda por construir, pero confiaba como siempre: ir a donde te llaman para llevar el anuncio del Evangelio de manera incondicional, sin peros” explican.
"Recordamos su compromiso para cavar pozos de agua potable, para curar a los niños enfermos. Cada vez que regresaba, nos contaba sobre el progreso realizado en la fe de la gente de Gurmancè y el progreso social y humanitario que estaba obteniendo gradualmente. En una carta de junio de 2018, escribió: 'Nuestras decisiones, palabras y acciones según el Evangelio siempre revelan al Cristo vivo presente y activo en el mundo.
Los cónyuges Avanzino concluyen su testimonio recordando al Papa Francisco que en una de sus homilías en Santa Marta dijo que "debemos aprender a pedir a Jesús con fuerza y decisión lo qué queremos lograr, ahora le pedimos que ‘traiga de vuelta al Padre Gigi’”.