Sólo una de los 5 contertulios que acompañaban a Susana Grisso en 'Espejo Público', más la redactora de la noticia, defendió a quienes rezan ante los abortorios y le brindan apoyo e información a las mujeres que, por una circunstancia o por otra, acuden a esas clínicas.
Aún estando en clara inferioridad numérica, la periodista y escritora Ana Iris Simón, defendió sus argumentos con convicción, basando su intervención en una sola idea y así se lo preguntó a la periodista que se acercó hasta la clínica Dator para ver cómo actuaban los provida: ¿Acaso alguno de ellos te obligó a coger los folletos informativos o una pequeña figura de un feto? Eras libre de irte y no lo hiciste. ¿Dónde está esa coacción que ejercen estos grupos?
🇪🇸 | La periodista Ana Iris Simón humilla a los contertulios del programa ‘Espejo Público’ en un debate sobre las personas que acuden a los abortorios para ofrecer información y alternativas a las mujeres embarazadas. pic.twitter.com/Frt86DW0eP
— ʜᴇʀQʟᴇs (@herqles_es) October 24, 2024
Resulta que este debate en 'Espejo Público' se une al tratamiento del mismo tema -se diría que dentro de una campaña abortera de Antena 3- las personas que rezan ante los abortorios, que hizo Sandra Golpe, presentadora de Antena 3 Noticias, edición de mediodía. La información destacaba que las clínicas denuncian acoso a mujeres que quieren abortar: "Me ha dicho que me lo piense muy bien". Varias clínicas madrileñas denuncian que siguen acercándose a sus puertas asociaciones Provida que, aseguran, acosan a las mujeres que van a abortar. Golpe recuerda que "hay penas de hasta un año de cárcel para quienes presionen a las mujeres que quieren abortar, pero las clínicas aseguran que el acoso continúa. Nosotros hemos estado allí y hemos sido testigos de lo que pasa".
A Golpe y a quienes les denuncian por rezar e informar a mujeres que se dirigen a abortar, les responden esas personas que defienden la vida.
En Hispanidad hemos explicado en varias ocasiones que eso es exactamente lo que hay que hacer: oponerse con medios pacíficos, confiando en la omnipotencia de la oración, y arriesgándose a una detención. Con coraje, arriesgándose a recibir la reprobación social de una inmensa mayoría de tibios que no quieren complicarse la vida y la reprobación del Estado, hoy dominado por los mercaderes de la muerte, que te pueden sentar en el banquillo. Y a lo mejor la primera reprobación asusta más que el poder represivo del Estado.
Porque primero es lo moral, luego lo legal. Además, recuerden que, en el siglo XXI, el discernimiento político se resume en una sola pregunta: ¿Defiende usted la vida o defiende el aborto? El resto viene por añadidura.