La caradura okupa no conoce límites, y la permisiva regulación española los hace actuar con total impunidad. Muestra de ello es el caso que les contamos ayer mismo en Hispanidad, unos vecinos consiguieron desokupar una vivienda propiedad de la SAREB, en la que se había colado una familia okupa que, si bien aseguraba que estaba ahí por necesidad, mostraban una vida en redes sociales muy diferente. 

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Ahora hablamos de Royal Manilva, una urbanización afectada por la crisis de 2007, se trataba de un complejo de 90 viviendas en la zona centro del municipio malagueño, se entregaron hace casi 20 años a sus propietarios, peor como decimos, la crisis del ladriño le impactó de lleno y muchas de las casas quedaron sin comprador.

Un banco y un fondo de inversión se hicieron con las viviendas sobrantes de la promotora: "ha sido una salvación", cuenta uno de los vecinos a El Confidencial. "Se hizo cargo de la deuda de las casas, ha instalado alarmas y ha tapiado las entradas de las que están vacías".

Decisiones que se tomaron porque merece la pena destacar que aproximadamente "una de cada tres" casas está okupada. "La gran llegada se produjo a raíz de la pandemia del covid", pero el "efecto llamada" provoca que no cesen los intentos de okupación.

Algo que ya es el día a día de los vecinos, pero el verano ha traído una nueva derivada con la piscina comunitaria. Durante muchos años y por las circustancias económicas de la urbanización, todo el complejo de piscina era mantenido pero no se abría al baño: "El agua se trataba con cloro y estaba cuidada, pero la piscina no estaba abierta". Este año parecía que la situación había mejorado y los vecinos y propietarios legales y al corriente de pago decidieron hacer un esfuerzo económico y destinar parte de las cuotas a inaugurar la piscina. 

"Al día siguiente de estar en condiciones óptimas para el baño, la piscina se llenó de okupas y gente que no era de la urbanización a la que habían invitado. Tenemos videos en los que se ven a 20 o 30 niños de fuera, mujeres bañándose completamente vestidas, con el niqab…", lamentan los residentes.

"Reventaron las cerraduras de seguridad de las puertas y, cuando pusimos cadenas para cerrarlas, directamente arrancaron la valla para colarse por debajo", por lo que "a la semana tuvimos que abandonar la idea de tener piscina este verano". Los vecinos lamentan tanto el dinero gasstado para acondicionar la piscina como el trato que han recibido por parte de las administraciones que no hacen nada ante el problema de okupación que sufren: "Cuando vimos a toda la gente en el agua, llamamos a la Policía Local. Nos respondieron que no podían venir porque había un incendio, pero también nos dijeron que eso era un problema de seguridad privada en el que no podían entrar. Y nos echaron la culpa de que se estuviesen colando porque las cerraduras y las vallas estaban rotas".

 Los vecinos denuncian que los okupas, pese a no ser violentos con ellos directamente, sí hacen que se registren episodios de violencia que ponen en riesgo a sus familias, por ejemplo con un operativo que llevó a cabo la Guardia Civil hace unos días en varias de las propiedades por una investigación de tráfico de drogas, aunque los vecinos aseguran que el verdadero motivo de la intervención fue "un tiroteo entre un clan y okupas magrebíes que tuvo lugar el día de la final de la Eurocopa".

"Llevamos a los agentes una bala impactada que encontramos en la urbanización y nos comentaron que ellos habían encontrado seis. Los disparos fueron reales", insisten.