Ese magnífico instrumento científico que es el Observatorio de Bioética de Valencia lo explica mucho mejor que yo: hablo de la nueva estupidez científica británica (ya me he cansado de hablar de cientifismo. Si ellos se autotitulan científicos, así hay que denominarlos: científicos estúpidos y un poquito miserables) y el Observatorio lo explica con claridad en un informe que lleva por nombre “Creación de embriones humanos sintéticos: excediendo los límites”. Yo sólo añadiré algo: independientemente de los agujeros experimentales de estos embriones sintéticos, independientemente de que la pregunta ante esta nuevas anormalidades, cabe recordar la premisa primera: estos señores juegan al seréis como dioses, la primera tentación del hombre. En resumen, juegan a creadores. Ahora bien, conste que no crean absolutamente nada. Tan sólo transforman, porque no hacen otra cosa que utilizar embriones humanos creado por Dios. Lo que olvidan estos señores, que encima se autocalifican de científicos, es la evidencia de que el hombre no crea nada, sólo transforma lo ya creado, porque de la nada no sale nada. Ni tan siquiera embriones sintéticos. El ser humano no crea, lo más que puede hacer es producir.
Existen gobiernos Frankenstein pero son más peligrosos los científicos Frankenstein.
Por cierto, éramos pocos y la abuela se dedica a coquetear. Ha aparecido en España uno de nuestros peores ciudadanos, el científico Juan Carlos Izpisúa, para explicarnos -esa obsesión del Nuevo Orden Mundial (NOM)- que a costa de manipular embriones humanos -justo a lo que él se dedica- podremos vivir más años. Naturalmente, nos vende su pócima, intentando meternos miedo porque muchos de ustedes, ¡oh sí!, morirán de enfermedades que no sabremos combatir. Eso sí, si me dejan a mí seguir manipulando seres humanos pequeñitos, entonces los llevaré a las más altas cotas de la iluminación y viviréis más años.
Ya saben, como el chiste del médico que aconseja a su paciente:
-Nada de fumar, nada de beber, nada de juergas con los amigos, nada de mujeres…
-Oiga doctor, ¿y si me privo de todo eso viviré más?
-Si vivirá más no lo sé, ¡pero se le va a hacer de un largo…!