Ante todo, no se pierdan el comunicado de Vida Recoletos, o de Recoletos Salud o como se llame este negocio de medicina reproductiva, es decir, de fecundación in vitro (FIV), ese sector que siempre se presenta como dador de vida, cuando lo que proporciona es la muerte de embriones humanos, ya saben, esos seres humanos pequeñitos. Y por si alguien lo dudaba, la Iglesia prohíbe la fecundación ‘in vitro’ de forma expresa de la misma forma que prohíbe los anticonceptivos, no sólo el aborto.
Decía Julio Cerón, el inolvidable articulista cachondo, extremista de izquierdas que acabó escribiendo en el ABC, que lo mejor de un texto informativo son las erratas. Y esto viene a cuento de que la agencia Havas ha cometido una errata, y en lugar de hablar de ‘Clínicas Vida’ se le escapó un ‘Cínicas Vida’.
Lo más importante, dijo Cerón: las erratas.
Veamos: al parecer el grupo FIV necesita donantes de óvulos. Según ellos, los nacimientos FIV en España se basan en eso: en donantes anónimos, mujeres que dan su biología, su propio ser, y hombres que se hacen sus pajas para donar esperma. Por cierto, ¿seguro que es donación? ¿Seguro que no hay contraprestación? Porque la extracción del óvulo, aunque ‘Cínicas Vida’ asegure que es una operación sencilla, sigue siendo una intervención molesta, que puede tener consecuencias y que, en cualquier caso, supone la entrega de su propia biología. ¿Y hay quien pretende hacerlo gratis? ¡Qué generosos nos hemos vuelto los españoles!
En cualquier caso, el efecto es el mismo, e igualmente triste: hay muchas mujeres y muchos varones que caminarán por la calle y se preguntarán: anda, a lo mejor ese desconocido que va por ahí podría ser mi hijo. Muy edificante.
Pero lo más importante es que la FIV no es vida, es muerte. Y que no cura nada pero, eso sí, se ha convertido en uno de los grandes negocios de hoy para mercaderes sin escrúpulos. Para saber más…